La corte no está promoviendo el aborto, está fallando en equidad

La corte no está promoviendo el aborto, está fallando en equidad

En Colombia mueren 70 mujeres por año por un aborto mal practicado. Estas fueron las razones que llevaron a la corte a tomar la decisión

Por: Aníbal Arévalo Rosero
marzo 02, 2022
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La corte no está promoviendo el aborto, está fallando en equidad
Foto: Archivo particular

Se ha abierto el debate en lo que tiene que ver con el fallo de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto hasta la semana 24 de gestación, o lo que es lo mismo hasta los seis meses. Desafortunadamente, muchos opinan desde los apasionamientos y las reacciones airadas o desde las posturas religiosas. Pero que nos quede claro: esto no es de religión. La corte no es una entidad con fines religiosos, ni busca tomar una decisión con base en las mayorías o las opiniones mayoritarias.

La corte falla con base en argumentos científicos con el apoyo de peritos profesionales y con base en la experiencia del país en la materia, con sus antecedentes, referentes de las decisiones de otras naciones, entre otros, pero no en lo que digan los grupos religiosos; teniendo en cuenta que Colombia es un país laico. Por lo tanto, se aparta de tomar decisiones de ese tipo.

Según las estadísticas que se tienen en cuenta, como referente para tomar una decisión de estas y los referentes internacionales, con seguridad el número de mujeres que mueren cada año por un aborto mal practicado de manera clandestina, podría bajar si se les garantiza condiciones sanitarias apropiadas, con profesionales médicos y psicólogos que asesoren a la mujer en la toma de una decisión de estas.

Se sabe que en Colombia son 70 mujeres por año las que fallecen por un aborto mal practicado, y, en su mayoría, son mujeres de los sectores más pobres y sin oportunidades laborales o de apoyo del papá de la criatura. Las mujeres de los estratos más acomodados tienen la oportunidad de contratar un médico, de acudir a una clínica, y allí les practican el aborto sin que nadie se entere. Y aquí no ha pasado nada.

Pero que el aborto siempre ha existido, siempre lo ha habido, pero clandestino. Se lo practican las adolescentes, las profesionales, las universitarias, mujeres con o sin hijos. Mujeres de toda condición se lo practican. Es una realidad que no hemos querido asumir, pero es verdad.

Aquí lo importante es que se entienda que una cosa es despenalizar y otra promover el aborto. Despenalizar implica que no sean las mujeres más vulnerables las que paguen las penas por ese delito, cuando las que pueden pagar un abogado quedan libres de toda culpa. La corte no lo está promoviendo, está fallando en equidad. Si bien el tiempo de plazo para acceder a esta garantía es amplio, se sabe que las mujeres pocas veces se atreven a acudir a un aborto cuando el feto se encuentra en un estado avanzado de desarrollo.

De lo que se trata es de generar conciencia a través de la educación sexual para que no se acuda a este tipo de prácticas, y, por el contrario, se tomen medidas preventivas como el uso de métodos anticonceptivos o métodos definitivos como la vasectomía o la ligadura.

Cada etapa de los avances en la legislación de estos temas produce ampollas entre los provida, los moralistas, los religiosos. Pero la doble moral existe cuando las que abortan no son las no creyentes, al contrario, son religiosas (la mayor parte de la población colombiana está vinculada con un credo religioso, la mayoría católicos).

Sin embargo, seguro que las que se oponen viven de la fe ciega o no les ha tocado. Pero tener un hijo no deseado o con malformaciones congénitas, sí que puede representar dificultades en la crianza, en la inclusión social cuando vivimos en una sociedad que privilegia lo estético antes que el humanismo.

El otro papel que puede resultar trascendental es el del rol que desempeña el hombre. Si bien la mujer puede ser soberana sobre su propio cuerpo y tomar decisiones sobre su destino, el hombre tiene que estar presente en un momento crucial para la definición de la procreación de un nuevo ser que viene a compartir el espacio vital.

Entonces, no se trata de hablar de manera acalorada, de acabar con la vida de un inocente, de criminalizar a la mujer, sino de dar herramientas para que no se acuda al aborto; no mediante la penalización, pero sí mediante la conciencia que obtiene una población bien educada en sexualidad, derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos.

La libertad que da la conciencia puede ser la mejor garantía de que se reduzca el aborto, ojalá, en lo posible, a las tres causales establecidas en fallo anterior. Que quede claro: nos oponemos al aborto, pero la penalización hace que se lo practique en condiciones carentes de asepsia con riesgos para la vida de la mujer, mientras que las despenalización garantiza los servicios salud, educación sexual y disposición de métodos anticonceptivos; con lo que estamos seguros (y así lo deseamos) se practicará menos el aborto, y no convertirá en un método contraceptivo más, como lo afirma el presidente.

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