La ciudad del 2014
Opinión

La ciudad del 2014

Por:
noviembre 12, 2013
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La guía de viajes Lonely Planet publicó su tradicional lista de las 10 ciudades a visitar en el 2014. No escogieron ninguna colombiana, y las razones para seleccionar a la ganadora son tan absurdas, que merecen ser golpeados con toda nuestra capacidad nacional; si, con una poderosa “nota diplomática” como las que usamos para castigar a Rusia y a Estados Unidos la semana pasada.

Un amigo urbanista fue el que me contó, “que la ciudad ganadora fue reconocida por sus valientes esfuerzos de renovación urbana”. “¡Que bien!, le dije. Por fin reconocen los logros de esos desiertos petroleros que tan solo en un par de años, y gracias a la amable colaboración de muchos inmigrantes esclavizados, han logrado construir las más amplias autopistas, y los más engorrosos edificios de la historia”.

Imagínense mi sorpresa cuando me dijo que no, que de hecho con la renovación urbana se refería a “algo totalmente contrario”. Resulta que la ciudad ganadora lo que hizo fue quitarle espacio al carro a lo largo de su mítico río, establecer una política pública seria a favor del ciclismo urbano, y volver a coronar al peatón como el rey del espacio social. ¿Ya adivinaron cuál es esta burla de ciudad? Si, se trata de París.

Como si París necesitara más turistas, ahora la seleccionan como la ciudad del 2014. Su alcaldía, repleta de esos progresistas creativos, conscientes y artísticos que tanto me irritan, cerró una autopista central que corre a lo largo del río Sena, y la abrió únicamente para los ciclistas y peatones.

Esta autopista debería ser para los carros. ¿O no? – Foto MetroNews.

Esta autopista debería ser para los carros. ¿O no? – Foto MetroNews.

Los ilusos de esa alcaldía están tan locos, que ni siquiera rompieron el pavimento, sino que sobre la misma calle, montaron una combinación de estructuras. Llenaron el espacio con contenedores de carga vacíos, que equiparon con muebles alternativos y rodearon de huertas. Esas salas espontáneas se pueden usar como salones de reuniones, minigalerías, o simplemente para descansar. Tienen tableros inmensos para jugar ajedrez, escalar o pintar. Tienen escenarios para teatro, danza y yoga.

¡Que gran lastre le están imponiendo a París esos políticos soñadores! Los críticos dicen que el “progreso” de París depende de esa autopista; y yo les creo porque la situación es similar en Colombia. ¿Se imaginan donde nos aplicaran algo así  en Cali ó en Medellín? Dejaría la gente de encerrarse en los centros comerciales, para irse a perder su tiempo haciendo picnic al frente del río; la congestión vehicular nos obligaría a usar transporte público colectivo, a montar en bicicleta y a caminar. Eso sí sería el acabose, ¿o no?

Me da miedo que algo así vaya a pasar en Colombia. Ya Nueva York le declaró la guerra al carro, y están dizque “regalándole” espacio al peatón en toda la ciudad. Ciudad de México y Buenos Aires se metieron en una aventurilla amorosa con la bicicleta; el virus claramente está extendiéndose hacia nuestra región.

Ya he escuchado a algunos de nuestros padres de la patria preguntando por la bicicleta, “¿que cuánta gasolina usa?”, “¿que si puede reemplazar el ejercicio que él hace en la estática, mientras ve la telenovela?”, etc. Ya he pillado a varios alcaldes montando en bus durante sus vacaciones en Europa. Anonadados porque nunca se imaginaron que un político podía ser también un humano normal, no les cabe en la cabeza que pueden bajarse del asiento trasero de la camioneta 4x4, y caminar por la calle, en andenes normales, mirando a la gente a los ojos, ¿normal?

Me desilusionan. Van a París, y se unen a ese grupito de anormales que insisten en planear ciudades para la gente. Cada vez que tengo la oportunidad les digo: “No sucumban ante la tentación honorables politiqueros, sigan con su estrategia de bajar el precio de la gasolina, tumbemos árboles y expandamos vías, no dejemos de diseñar nuestras ciudades para servir a los carros; ¡eso sí es progreso!”

Pero admito que nos están ganando. Hace unas semanas vi a dos señoritas de alta alcurnia criolla —de esas que salen en la fotos de las inauguraciones de las nuevas tiendas de Forever 21— e iban felices montadas en un bus blanco con líneas verdes y amarillas, ¿¡ah!? No me aguanté las ganas de preguntarles qué estaba pasado, y una de ellas, armada con mochila arhuaca, me dice: “Cadena, es que ahora, en bus es más sexy”.

Ojo, no quiero que en el 2015, nos salgan con el chistecito de que alguna ciudad colombiana se la juega toda para recuperar su espacio social de las garras del “Rey Carro”. No vaya a ser que de repente nos terminen metiendo en un ranking de esos.

 

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