Gustavo Petro: líder del cambio o agitador

Gustavo Petro: líder del cambio o agitador

Nunca es tarde para corregir el rumbo, hacer gobierno de verdadero cambio con un sincero Acuerdo Nacional, que aprenda de los errores y recupere la confianza perdida

Gustavo Petro: líder del cambio o agitador

Como dice Hirschman: "El reformador intentará siempre aplazar o evitar el rompimiento con sus aliados radicales, sus compinches ideológicos, sus amigos del pasado. Para tal fin, mientras negocia nuevas alianzas, no abandonará nunca la agitación, la retórica activista”

A un año de gobierno del “cambio”, vale recordar el decálogo del discurso de posesión del presidente Petro: Conseguir un paz verdadera y definitiva; cuidar nuestros abuelos y niños; gobernar con y para las mujeres; dialogar y escuchar a todos sin exclusiones; defendernos de la violencia; luchar contra la corrupción; proteger nuestro suelo, mares y ríos; desarrollar la industria, la economía popular y el campo; cumplir la Constitución y respetar la institucionalidad.

En apretada síntesis, los logros del gobierno se asocian a un cambio de prioridades de la agenda nacional, la economía no colapso, el medio ambiente y el agua son pilares del desarrollo. Pero el reto es lograr acuerdos con el Congreso, el sector privado y los poderes regionales. No ser una frustración para la izquierda y sectores históricamente excluidos; y alcanzar la paz total.

La incertidumbre prima sobre los aciertos e intentos de desarrollar un “Acuerdo Nacional” entre el gobierno y sectores políticos, el país “no necesita fracturas y por el contrario es necesario llegar a consensos”.

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Al inicio de su mandato, estableció un gabinete de coalición, con figuras como José Antonio Ocampo (Hacienda), Cecilia López (Agricultura), Alejandro Gaviria (Educación) y Alfonso Prada (Min-interior), representantes de partidos aliados, que “calmo los mercados después de la gran agitación que hubo hasta el mes de octubre” por cuenta del activismo ambientalista de la Ex Ministra de Minas y Energía Irene Vélez.

Dicha coalición se acompañó del apoyo en el Congreso de la República presidido por el experimentado conciliador Roy Barreras, quién conformó las mayorías que aprobaron la reforma tributaria y el PND (2023-2026), liderado por el investigador y académico Jorge Iván Gonzáles (Colombia Potencia Mundial de la Vida).

El discurso conciliador inicial se fue diluyendo por la radicalización de iniciativas, como la reforma a la salud, liderado por la Carolina Corcho, quien fracturo la coalición por no llegar a acuerdos y agudizar las contradicciones con el Alejandro Gaviria.

Esto produjo la primera crisis de ministros, el quiebre de la coalición y el inicio de un gobierno de políticos afines. Es de recordar, que en su carrera política “inició con: la AD-M-19, el Polo Democrático Alternativo, Progresistas, Colombia Humana y el Pacto Histórico” (Javier Duque, Razón Pública, 6/8/2023), liderazgos caudillistas y no de partido con un proyecto de largo plazo.

Por primera vez en la historia, un presidente sin mayorías en el Congreso, enfrentamientos con organismos de control, vive una coyuntura crítica por cuenta de la financiación de su campaña, así como, por la infiltración de dineros del narcotráfico, según versión de Nicolás Petro, primogénito del Presidente.

Sumado a las declaraciones del exembajador Armando Benedetti a Laura Sarabia, secretaria privada de la presidencia, cuando afirmo: “nos podíamos hundir todos, nos acabamos todos y nos vamos presos”.

El no contar con mayorías en el legislativo, así como los escándalos mencionados, debilitan el proyecto del cambio y podrían influir en la confianza internacional ganada con el discurso de la transición energética, el paso a las energías limpias y un radical cuestionamiento al modelo neoliberal.

Sería prudente dejar atrás la caracterización de arrogante y prepotente, que algunos subrayan: “su megalomanía, su personalidad paranoica de caudillo providencial, mesiánico, señalado por el destino para salvar no solo al pueblo de Colombia de sus corruptas clases dominantes sino al planeta Tierra de su destrucción y a la especie humana de su extinción” (Antonio Caballero, 19/5/2018).

Paradójicamente, el “cambio” iniciaría por una autocrítica, como se practicaba en la vieja izquierda, para enderezar el país hacia un nuevo rumbo respetuoso de los pesos y contra pesos de nuestra institucionalidad y moderar el lenguaje frente a los contradictores.

El llamado es actuar en el plano de la gerencia y ejecución de propuestas, no subestimar la tecnocracia, como señala Alejandro Gaviria, desarrollar política pública, esto es: “El agitador puede terminar, así, prevaleciendo sobre el político pragmático, sobre el negociador” que demanda la coyuntura actual.

Es diciente que, a la fecha, con los recursos económicos aprobados, la ejecución es muy baja, en promedio un 37.47% en lo corrido de esta vigencia, con carteras con ejecución por debajo del 20%. Quizás se explica por la improvisación y la inestabilidad del equipo de gobierno.

Aunque hay signos positivos en la economía, referidos al mercado laboral, la inflación, balanza comercial y avances en la reforma agraria, que el Presidente señaló en su discurso del 7 de agosto, es necesaria una lectura crítica.

Iniciemos con “la inflación”, que, según el Presidente esta vencida, es decir los precios bajan y el dinero alcanza para comprar la canasta de bienes y servicios. Si tomamos la evolución de la inflación desde agosto del 2021 a julio de 2023 (periodo de dos años), venimos de un índice de precios del 4.4 y estamos en 11.8, según el DANE.

Esto es una tendencia claramente alcista en el periodo evaluado, con un pico de 13.34 en marzo de 2023. Quiere decir que el salario de los colombianos en pesos reales ha perdido capacidad de compra casi en 10 puntos, que no los recupero el reciente aumento de salarios.

Si comparamos nuestro desempeño con países miembros de la OCDE, de la que somos miembros, nos encontramos con que la inflación cayó al 6.5 en éste grupo. Casos como Costa Rica, Grecia y Dinamarca, con inflación por debajo del 3%. Para el caso Latinoamericano, Costa Rica fue la más baja con 0,9%, seguido de México 5,8% y Chile con 8,7%. Mientras Colombia, registra tasa de inflación de dos dígitos, 12,8% en abril y 12,4% en mayo.

El propio Banco de la República señala que “la lucha contra la inflación no ha terminado”. El dato sigue en un nivel “excesivamente alto” frente a otras economías y todavía no se evidencia una reducción en la inflación básica (aquella que no incluye ni alimentos ni regulados). Además, el Banco Central señaló que hay factores de riesgo que pueden alejar la inflación del rango meta (3 %), como la tasa de cambio, el fenómeno de El Niño (que puede afectar el precio de los alimentos y la energía), la guerra en Ucrania y el aumento en el precio de los combustibles.

Respecto al déficit de la balanza comercial, el presidente sostiene que esta cayó, “es decir, la diferencia entre las importaciones (cuyo valor es más alto) y las exportaciones de Colombia, (cuyo valor es más bajo) bajó del 6 % al 4 %”.

Sin embargo, el presidente de Analdex, Javier Díaz Molina, señala que: el déficit se debe a la baja en las importaciones, particularmente por la gasolina y las materias primas. Si bien la afirmación del presidente es cierta, lo ideal sería que el déficit de la balanza comercial cayera por un crecimiento de las exportaciones. El problema no es que las importaciones sean muy altas. El problema es que las exportaciones son muy bajas.

En inversión extranjera, se sostiene que esta creció en nuestro país un 70% entre junio de 2022 y junio de 2023, la cifra es cierta, pero con la connotación de una tendencia iniciada desde el año 2014 y que tiene mucho que ver con el comportamiento a largo plazo de las materias primas. “Hay que aclarar que estas cifras son de la balanza cambiaria, básicamente movimientos en dólares”.

Como menciona Henry Amorocho, de la U-Rosario, el aumento en la inversión directa en Colombia se corresponde con la tasa de intervención del Banco de la República para contener la inflación: “Colombia ahora tiene una de las tasas más altas del mundo, con 13,25 %. La de USA es de 5,25 % y en Europa y Asia están en un promedio de 5 %. El país ofrece mayor rentabilidad para los inversionistas”.

La revaluación del peso frente al dólar, que para el presidente es la divisa más revaluada, en efecto, el peso se posesiona como la moneda con el mejor comportamiento del 2023, ganando un 16 % y superando al peso mexicano (12,3 %) y el real brasileño (7,3 %)”. Si se miran los últimos seis meses, la afirmación del presidente es cierta. Ahora bien, si la comparación se realiza a 12 meses, el peso colombiano está dentro del promedio, incluso por debajo de otras monedas latinoamericanas.

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Respecto del mercado laboral, es verdad que se logró crear 1.030.000 empleos este año, el 98 % empleo formal, de acuerdo con el DANE, entre junio de 2022 y junio de 2023, se crearon más de un millón de empleos.

Pero la buena noticia debería ser complementada con el hecho de que la informalidad es del 55,7 %, con un escenario de crecimiento a futuro muy modesto. Según el Banco de la República “la variación del empleo asalariado es -0.9% lo que implica 92.000 puestos de trabajo menos”. (Portafolio,11/08/2023)

En el mercado de hidrocarburos, es preocupante el caso de Ecopetrol que reporta una caída de su utilidad después de impuestos del 67% en el primer semestre, mientras que entre abril y junio del año 2022 fue de $10.4 billones, en el mismo periodo del 2023 es de $.4.1 billones con pérdida de valor de la acción en bolsa de -3%, la más desvalorizada en el mercado bursátil colombiano.

El panorama internacional genera incertidumbre para el periodo 2023 y 2024 según proyecciones del Banco Mundial. El PIB mundial se desacelera del 3.1% en el 2022, al 2.1% para el 2023. En el caso de USA, se estima un crecimiento del 1.1 % en 2023 y se prevé un 0.8% para el 2024. La zona euro, cae en el mismo periodo del 3,5% al 0,4 %.

Los mercados emergentes, pasarán del 4.1% a un 2.9%. “La economía mundial se encuentra en una situación precaria, excepto en Asia oriental y meridional, estamos muy lejos de alcanzar el dinamismo necesario para poner fin a la pobreza, contrarrestar el cambio climático y reponer el capital humano”. 

Nunca es tarde para corregir el rumbo, hacer gobierno con un sincero Acuerdo Nacional, que aprenda de los errores y recupere la confianza perdida de quienes de veras creemos en el cambio consensuado sin prisa y sin pausas.

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