Cuando el Amazonas era un territorio que parecía no pertenecerle y no importarle a nadie, a Leticia, su capital, llegó hace 70 años un gringo con alma de comerciante con un nombre difícil de pronunciar: Mike Tsalikis. Era agosto de 1953.
Nacido en Florida de una familia de inmigrantes griegos aterrizó en este pueblo de frontera en mitad de la selva donde los Misioneros Capuchinos eran casi que la única representación del Estado. Aun había una gran población indígena y los padres de origen italiano hacia su trabajo de catequización y docencia.
Lea también: Isla Gigi: el paraíso oculto en Islas del Rosario que los “Mellizos” pudieron esconder por más de 20 años
El paisaje de árboles enormes, una naturaleza intacta en torno al rio Amazonas que parecía tragarse todo, era majestuoso. Fue ahí donde aterrizó el griego, quien termino convertido en un gran traficante de fauna salvaje cumpliendo su propósito de cazar animales exóticos.
Mike Tsalikis descubrió su tesoro el día en que atrapó una serpiente gigante y la vendió por 800 dólares, una pequeña fortuna para aquel entonces. Fue una venta que lo iluminó. Cayó en la cuenta de que estaba parado sobre un tesoro: un mundo lleno de animales por los que en Estados Unidos pagarían y él gratis. Empezó con culebras y caimanes, después tarántulas, colibríes, monos. Contrató indígenas para cazarlos, cientos de ellos. Les pagaba con comida, ropa o monedas. Tsalikis convirtió aquel pedazo de selva en una empresa exportadora de fauna que muy pocos conocían en vivo y en directo.

El griego, cómo lo llamaban, tenía que fortalecer su muy lucrativo negocio. Compró una avioneta y promovió al Amazonas como destino. Levantó un primer pequeño hospedaje a manera de hotel en Leticia y su nombre empezó a rodar por la región. Parecía ser un hombre de bien. Lo nombraron cónsul honorario de Estados Unidos, tras la visita del embajador a Leticia. Lo llamaron el pionero del ecoturismo. Reader’s Digest lo presentó como “el hombre que revolucionó el Amazonas”, y el National Geographic filmó una de sus peleas con una anaconda. Para algunos era un visionario; para otros, un aventurero con suerte.
La Isla de los micos una visita obligada de turistas administrada por los Santo Domingo
En su plan de promotor turístico adquirió un terreno en plena selva, a 40 minutos rio arriba que bautizó la “Isla de los Micos”. En su punto más alto, tuvo más de 12.000 primates, de cuatro especies distintas, que saltaban sobre los visitantes que empezaron a llegar mientras las cámaras disparaban flashes. En la actualidad la isla está en poder de Fontur gerenciada por encargo en la actualidad por Félix Ojeda, entidad que desde hace 20 años se la tiene arrendada Decameron, la cadena hotelera de los Santo Domingo.
Lea también: Decameron, la cadena de los Santo Domingo perdió uno de sus hoteles estelares: el Acuarium en San Andrés
Casi que con la misma velocidad con que Mike Tsalikis armó su emporio a punta de transacciones ilegales, éste se derrumbó. A mediados de los años 70, el gobierno colombiano prohibió el comercio de especies silvestres y con la decisión cayó el rentable negocio que intentó sustituir sin éxito con turismo que no logró hacer atractivo para asegurar un flujo de visitantes permanente. Lo que había sido su paraíso comenzó a convertirse en una carga. Y pronto llegó la quiebra.
Decidió entonces cambiar de mercancía. Del comercio de animales de un solo tirón pasó al tráfico de drogas. Usó las mismas rutas fluviales por el río Amazonas para salir al océano: las mismas avionetas, los mismos contactos que antes llevaban monos y serpientes. Pero el imperio levantado con coca también cayó.
En 1983 las autoridades colombianas le incautaron una avioneta DC4 con casi doscientos bultos de marihuana en una pista clandestina en el Cesar. Cuatro años después, en las costas de Florida, en EE.UU. fue detenido cuando descubrieron un gran cargamento de cocaína camuflada en muebles de madera dentro de su embarcación, la Amazon Sky. Se supo que el griego era socio de Helmer “Pacho” Herrera, uno de los jefes del cartel de Cali. Incluso Gilberto Rodríguez Orejuela lo mencionó en una audiencia: “el griego Mike cuadraba rutas y precios”, fue lo que dijo en su momento.
La caída de Mike Tsalikis fue rápida y silenciosa. Lo condenaron a 27 años en la correccional federal de Coleman, en Estados Unidos. El hombre que había sido cónsul, pionero del turismo y héroe local terminó como preso en una cárcel norteamericana. Mientras tanto, en la selva colombiana, su isla, que estaba a nombre de su esposa Cecilia Tsalickis e Hijos, quedó abandonada, sin rumbo. Tsalikis murió en prisión, dos años antes cumplir la condena.
El Estado rescata la isla, pero no la aprovecha
Después de años de abandono, el Estado, en el gobierno de Juan Manuel Santos y dentro del plan de extinción de dominio a bienes del narcotráfico, se propuso recuperar el predio. En el año 2006 la Fiscalía inició un proceso de extinción de dominio, que concluyó con una sentencia de un juez especializado que en el 2011 le dio al Estado la propiedad sobre la Isla de los Micos. Concluido este proceso la DNE se la entregó para su administración al Fondo de promoción turística. Un año después, en el 2012, FONTUR se la arrendó a la empresa Servincluidos Ltda, que le pertenece a la cadena Decameron, interesada en impulsar el turismo en el Amazonas. El canon de arrendamiento actual es de $ 44 millones y Decameron se ocupa del mantenimiento de la isla, pero también de explotarla como negocio turístico. Cobra la entrada individual y los tours que organizan los hoteles que se han multiplicado en la zona.

La idea del Presidente Petro con la isla es otra: entregársela a organizaciones comunitarias indígenas para su protección, manejo y aprovechamiento. A un costado de la isla quedan las ruinas del hotel de madera de Tsalickis, roído por la humedad y los años de abandono. Entre esas vigas rotas viven algunas familias indígenas que fabrican artesanías para vender a los visitantes.
Lea también: Los edificios incautados por la SAE vueltos burdeles y residencias en el peligroso barrio Santafé
Liquidada la DNE, en el primer gobierno Santos para abrirle el paso a la Sociedad de Activos Especiales, SAE, hoy en cabeza de la exfiscal Amelia Pérez, esta pasó a su control. La instrucción de Petro a la abogada Pérez en el consejo de ministros de agosto pasado transmitido por televisión fue la de posibilitar el traspaso de la Isla a los indígenas, los habitantes ancestrales del territorio amazónica. Decameron, igual que otras cadenas hoteleras como On Vacation, fundada por el empresario Carlos Londoño, tiene ofertas turísticas en Leticia y sus alrededores apostándole a un naciente turismo con mucho potencial pero que aún no satisface las expectativas presidenciales.
Anuncios.
Anuncios.


