De noticias (o periodismo) a ilusión de verdad

De noticias (o periodismo) a ilusión de verdad

Los cambios de pensamiento de algunos periodistas han sido tan drásticos, como los cambios de propiedad de los más importantes medios en Colombia

Por: ALEJANDRO RAFAEL BARROS TOBIAS
noviembre 16, 2023
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De noticias (o periodismo) a ilusión de verdad

En los últimos tiempos, los cambios de pensamiento y comportamiento de algunos periodistas han sido tan drásticos, como los mismos cambios de propiedad que han sufrido las acciones de los más importantes medios de comunicación en Colombia.

La situación ha llegado a tal extremo que han tirado al traste los valores de una profesión, que por hechos como estos, años atrás la convirtieron en oficio.

Si bien la libertad de expresión es un derecho fundamental, consagrado en nuestra Carta Magna, no es menos cierto que la distorsión que vienen haciendo algunos periodistas sobre la realidad colombiana, ha transmutado de noticia o periodismo crítico a ilusión de verdad, y lo más lamentable: se quieren amparar en los preceptos propios de la libertad de prensa.

Muchos priorizan la falsedad y la mentira por encima del bien común. Infestan la noticia con información de que algo es cierto, sin serlo, lo defienden como si fuera cierto y además cierran cualquier posibilidad a considerar que  sea falso, sabiendo que lo es.

Hacen lo que les ordenan los grupos económicos, propietarios de los grandes medios de difusión y propaganda para los que trabajan. Empresarios que buscan generar el caos porque saben, que en río revuelto la ganancia es de pescadores.

De aquellos grandes y legendarios periodistas que se desvivían por contar la verdad y nada más que la verdad. Hemos pasado a nefastos comunicadores quienes saben, que el peso de la noticia está determinado por lo que dicen las palabras y el impacto por quienes las dicen, olvidan que la veracidad de la misma, está soportada en las pruebas o fuentes de las que se obtiene dicha información.

Y si no las hay, o cuando el comunicador convierte en noticia su propio pensamiento, se cae en la desfachatez que causa mucho daño a una sociedad que se debate en absurdos dilemas de izquierda y derecha, destruyendo toda posibilidad de la convivencia.

Recientemente, y echando más leña al fuego, una reconocida y destacada periodista. Quien había renunciado a una revista en protesta a la nueva política informativa y sus portadas insidiosas, deleznables y cizañeras, como lo señalara otra grande del periodismo nacional, y también en apoyo a colegas despedidos o renunciados del mismo medio.

Publica, en su nueva casa editorial, una carta a manera de nota periodística en la que cae en el mismo comportamiento del que siempre fuera crítica.

Información originada en una serie de rumores y afirmaciones basadas en suposiciones. Olvidando por completo los valores de una profesión que no fue creada para contaminar la información, sino para buscar la verdad.

En ella señala que el presidente de la República es adicto a no sé qué. Al parecer por sus ausencias en algunos eventos en los que tradicionalmente han estado los presidentes colombianos. O porque no asiste a todos los eventos que se le invita, o porque no llega a tiempo a determinada reunión, en muchos casos por circunstancias de fuerza mayor.

Preocupada porque el presidente utiliza mucho, bien o mal la red X o será porque, tal vez, no lo vemos en la televisión todos los días, gastando recursos y utilizando las ondas electromagnéticas, para estar en pantalla, como fuera frecuente en otros gobiernos.

Lamentablemente para muchos, resulta más fácil desintegrar un átomo que acabar con comentarios mal intencionados, nacidos precisamente, en el seno de personajes cizañeros e irresponsables que no han podido aceptar una decisión, buena o mala pero democrática.

Muchos periodistas de grandes medios tradicionales, en manos de potentados empresarios que ven -en las reformas propuestas por el gobierno- la amenaza a un establecimiento amangualado a sus intereses.

Han llegado al extremo de elevar a categoría social el actuar de Joseph Goebbels, un enfermo y nefasto personaje fascista de la era nazi.

Quien promovía repetir una mentira con suficiente frecuencia hasta hacerla parecer verdad. Lo que la sicología moderna ha definido como el efecto de ilusión de verdad y que algunos medios han convertido en la más importante herramienta para denigrar y deteriorar la imagen del gobierno de turno.

Recordemos algo muy importante, no debemos permitir que el ruido de las opiniones ajenas influya sobre nuestro verdadero pensamiento, para que no vivamos en una disonancia cognitiva, que aunque duro sea entender, terminaremos aceptando.

Ryszard Kapuscinski, reconocido periodista polaco y quien fuera maestro en la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano, creada y presidida en aquel entonces, por Gabriel García Márquez.

Nos dejó una serie de enseñanzas periodísticas tiradas hoy al traste por el periodismo moderno. Para quienes ganar espacio y vencer, apoyando a una izquierda o a una derecha recalcitrante, es más importante que la búsqueda de la verdad.

En esa herencia periodística existen recomendaciones éticas válidas para todos los tiempos, entre las que se nos que recuerda que no es ético montar operaciones de prensa para lavar o dañar la imagen de un político, de un partido político o de cualquier empresa o persona.

Señores. Es momento de hacer un alto en el camino. No estamos en los tiempos en que los amaneceres eran cuestión de Dios y las noches oscuras del diablo.

El oscurantismo no es de nuestra era y la verdad de los hechos, debe ser de conocimiento público como es, y allí debe estar un reportero para transmitirla, sin interés económico ni color político alguno. No sirvamos de chispa para causar incendios en el pensamiento social.

Finalmente. Se me antoja pensar que las expresiones utilizadas en la carta al presidente, por alguien a quien admiro, no es otra cosa que un deseo equívoco de ayuda a la democracia colombiana y un desatino de expresiones sin intencionalidad de daño alguno.

Entonces qué: ¿Madrugamos y nos tomamos un adictivo tinto en la casa mayor?

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