Cacique, influencer, caudillo... los clásicos perfiles de los políticos colombianos

Cacique, influencer, caudillo... los clásicos perfiles de los políticos colombianos

Dispuestos a subirse a los buses a repartir publicidad, a ponerse la pinta “a lo Nairo” y salir en bici, gastar desayunos, tamales, lechonas...

Por: Juan Antonio Mayorga Pinedo
marzo 17, 2022
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Cacique, influencer, caudillo... los clásicos perfiles de los políticos colombianos
Foto: Pixabay

Si no me reeligen, me obligaran a ganarme la vida honradamente, lo que a mi edad es una infamia
Gilberto Moreno, presidente del senado en 1944

Durante la convulsionada etapa electoral vemos a estos seres salir de sus madrigueras para trabajar aunque sea unas semanas en busca de lograr el objetivo primordial de perpetuarse en el poder, que significaría de gran manera vivir de la teta del estado; vivir acosta de las mayorías (los pobres) y claro que sí, de las instituciones.

Los tiempos electorales son campañas del “todo vale” para lograrse un puesto predilecto en las anheladas curules del Congreso, para ello se deberán involucrar en un sin fin de acciones temerarias (aliarse con seres más indeseables que ellos mismos) como someterse a un circo en busca de popularidad electoral, recordación y como siempre comprar en cierto modo conciencias.

Según la historia el perfil del político colombiano realiza dinámicas comunes y repetitivas en el escenario electoral, son un conjunto de acciones “desesperadas” pero que sorprendentemente funcionan para hacerse con unos votos; subirse a los buses y repartir publicidad a los ciudadanos que después han de robar, ponerse la pinta “a lo Nairo” y salir en bici, gastar desayunos, tamales, lechonas y someter su propia billetera para alimentar a la lumpen en su día; visitar a la escandalosa pobreza de este país y prometer tejas para su techo perforado, puertas para reemplazar los trapos que usan para dividir cuartos, enchapar cocinas, regalar neveras, televisores a aquellos que se presten (que se vendan) para traer votos al candidato.

Lo anterior sin añadir las grandes empresas compradoras de votos, a las que ya muchos candidatos han sido sorprendidos y que aún hoy, siguen beneficiándose de esa transacción de voluntades.

Este accionar es la forma de inversión para garantizarse una silla en el Congreso, hablamos de una inversión porque saben que lo gastado han de reponerlo a punta de contratos, dadivas, chantajes y otros delitos contra la administración pública que estos “politiqueros” estarían dispuestos a realizar pues durante esa campaña la mayoría ha quedado comprometida con nefastos individuos de la “Colombia oscura” que tal vez de no cumplirles sería peor que la muerte misma.

Ahora bien, cumpliendo con el título de nuestro artículo nos dispondremos a ilustrar el abanico de perfiles del truhan político de este país llamado Colombia:

El político de cuna.

Es aquel individuo que por la providencia fue engendrado bajo una familiar de líderes políticos que hacen parte de la historia republicana del país, son aquellos que con un apellido específico llevan consigo la imagen de su linaje a parte de sus genes claro está, aquí no basta con solo poseer papel moneda en exceso, es importante pertenecer a las familias políticas cuyo núcleo predilecto es muy cerrado.

Están por fueran del bien y del mal, son aquellos cuya apariencia trata de recrear una aristocracia europea o en su mayoría pretenden serlo, elitistas y arrogantes.

Hay demasiados ejemplos, sin embargo, en este caso a modo de ejemplificar a este primer perfil político, analizamos el apellido Ospina, comenzando con el primero que aparece en aquel escenario, el doctor Mariano Ospina RODRIGUEZ (Segundo apellido para diferenciarlo de su nieto) creador indiscutible del temible partido Conservador y presidente de dos Colombias (me refiero a dos, por sus cambios de nombre: 1 Republica de Nueva Granada y 2. Confederación Granadina).

El siguiente es su hijo Pedro Nel Ospina quien dicen por ahí, había sugerido que los Estados Unidos contemplaran la opción de asimilar a nuestro país como un estado más de aquella “unión americana” muy patriótico el hombre; seguimos con el muy nombrado Mariano Ospina PEREZ nieto del RODRIGUEZ, en fin, la cadena de este apellido nos lleva hasta suegrito de una Ospina más que no vale mucho la pena mencionar.

¿Quieren otro? Hablemos un poco de la ahora la clase elitista intelectual de Colombia, hablemos de la familia Samper, que desde la colonia ya era conocido el apellido y por ende esta familia por allá en el siglo XVIII era parte de la cosmovisión local; acotando un poco es importante nombrar entre las muchas personalidades de esta familia al denominado “Gran Ciudadano” el señor ilustre José María Samper Agudelo político, escritor, poeta en fin, un ilustre ciudadano como dicen.

A los Samper le sigue una dinastía de escritores afamados, empresarios como base económica que desde los 1800s contaban con candidato a la presidencia y que la lograron solo hasta el año 1994  con el conocidísimo Samper presidente reconocido más por su escándalo el llamado proceso ocho mil.

Hoy en día la antiquísima familia Samper es reconocida por aclamados columnistas que se dedican a criticar a su misma clase política; si lo analiza bien, esta familia tiene hasta parentesco con el presidente Duque.

Vale aclarar que si bien pude nombrar a los Lleras, los viejos Mosquera, entro otros, los Samper sin querer representar este selecto perfil, nunca podrán borrar ser parte de él, si bien los ahora periodistas se mantienen al margen de las contiendas electoreras, doy un tiempo prudente para que alguno de sus predecesores del apellido decida regresar a esos espacios. Terminemos ahí.

El cacique regional.

Cuando hablamos de actos corruptos estos sí saben de sobra las diferentes dinámicas ilegales que deben hacerse cada cuatro años y durante el paso de las administraciones para hacer dinero que les sirva para perpetuarse a toda costa en el poder local; están en pleno contacto con la “Colombia oscura” y todos los malignos actores que la componen, este concibe el escenario político como una película de “Western”, dinámicas severas para sometimiento del pueblo son diariamente usadas tras bambalinas para garantizar su silla en el trono regional.

Son hijos de los violentos, son resultado de los entornos barbáricos de las zonas rurales del país, llevan consigo una egocéntrica actitud de dueños ganaderos que poseen en lugar de reses o cabezas de ganado esclavos comprados para que mueran por sus intereses, son aquellos que conciben a la región que comandan como un feudo.

Es peligrosos nombrar ejemplos…

El político junior.

Este individuo lucha desesperadamente por una sillita que le garantice subir en el escalafón político, suelen emerger de las zonas rurales del país de la mano de aquellos caciques políticos cuyo trato obedece a una relación de subordinación total hacia este, este político junior es capaz de vender su alma por algunas pizcas de apoyos materializados en contactos que le sumen y dinero que soporte una campaña electoral, su alma no vale nada cuando se habla de una silla en el Congreso en la capital de la república.

En su mayoría logran llegar al Congreso endeudados y sumergido por los favores que deben pagar indudablemente durante sus cuatro años como congresista (No entiendo como duermen los pobres esclavos) estos políticos junior están hasta el cuello asonados por llamadas diarias de sus jefes regionales, poderosos de la Colombia obscura que viven de sus movidas por debajo de la mesa.

Estos seres son corruptos porque les toca, sin perdonar la estupidez que llevan consigo al creer en el tan repetido “todo vale” por creer en ello son esclavos de sus pobres movidas.

El político influencer.

En su mayoría son jóvenes que componen un público mayoritario que genera visualizaciones determinadas en las redes sociales.

En el camino por el reconocimiento logran paulatinamente hacerse a una reputación como también a una filiación política determinada, durante sus incipientes inicios logran cautivar pero con la llegada de aquella fama se terminan transformando en “jóvenes babillas” cuyos egos son en su mayoría manipulados por la grandeza de los medios de comunicación, las cámaras, primeras planas, chismes, reconocimiento este último que alimenta la mente del joven que empezó siento uno más de los infelices y que con su ascenso logro convertirse en aquello a lo que tanto decía odiar; los políticos de turno, desde sus balcones deciden reclutarlos a medida que ven los números de visualizaciones (futuros votantes).

Estos jóvenes suelen convertirse en políticos junior arrancados financieramente y por ende comprometidos con maquinarias malignas de país, quedan debiendo favores y tal vez hasta sus vidas que han de convertirse en militantes y ciegos seguidores de sus amos.

El caudillo local.

Aquellos que se identifican fuertemente con los ciudadanos que sufren a diario por las realidades injustas emanadas de este cumulo de seres decepcionantes. Son hombre y mujeres que viven como también mueren por sus iguales, aquellos que en su mayoría ven lejos aquella anhelada sillita en el Congreso pero que por las circunstancias nefastas de su región se ven en el llamado a dirigirse a la nación por medio de aquella curul en la capital.

Este perfil está en vía de extinción o en permanente extinción a cargo de malignos que los casan pues estos hombres y mujeres van en contra de los bajos intereses de los caciques regionales, políticos de cuna y los actores de la Colombia oscura.

Líderes y lideresas sociales identifican a este aguerrido perfil, en el camino tortuoso de ese escenario político que muy pocos logran, como también pocos quedaran vivos, son la realidad de la nefasta tragicomedia de este país.

La Defensoría del Pueblo subrayó en 2021 el asesinato de 145 líderes sociales en Colombia; van 33 asesinados en lo que va de 2022.

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