Nuestro paraíso de absurdas pequeñeces

Nuestro paraíso de absurdas pequeñeces

Es indudable que el calibre de algunas noticias internacionales hace que cualquiera se desternille de la risa, más si pone en perspectiva nuestro actual panorama

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
octubre 29, 2018
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Nuestro paraíso de absurdas pequeñeces
Foto: Pixabay

Acá en Colombia alguien muy conocido entre nosotros, político de abolenga estirpe, sacó pecho y ofreció públicamente su moral contestariamente para respaldar la riqueza supuestamente adquirida por el ministro Carrasquilla con sus ahora cuestionados bonos del agua.

Chingados cinco mil millones de devaluados pesos colombianos dijeron las malas y envidiosas cuentas que ahora los municipios no encuentran cómo pagar pero que, quién sabe cómo, el mismo ministro de hacienda ahora debe hallar la clave para resolverles la situación. ¿Cómo lo harán sin que se percaten nuestros más acuciosos senadores cuando gestionen la ley de presupuesto y, sobre todo sin que medie ninguna mermelada con albaricoque en el asunto? Es la pregunta más quisquillosa de los últimos tiempos en Colombia. Algunos, diciendo que se necesita un ser superior para realizar este mandado, hablan de convertir la política colombiana en la presupuestaria política algo así como una fábrica de papel moneda.

Bueno pero la risotada no viene por allí. Proviene de por acá:

“Los multimillonarios ganaron más dinero en 2017 que en cualquier otro año documentado en la historia. Los más ricos de la tierra incrementaron su riqueza un quinto, hasta los 8,9 billones de dólares (6,9 billones de libras), según un informe del banco suizo UBS”. No se sabe si dentro de esa riqueza califican los paraísos fiscales panameños y otras cuevas del dinero mal habido que, además de mal habido ni siquiera quiere pagar impuestos.

Traducidos al español todo aquel dinero suculento importa la suma de: 8,9x1.000.000.000x$3.000 = 26,700.000.000.000 de pesos colombianos; eso si asumimos que el inglés billion significa mil millones, porque si traduce billón es mil veces más de pesos, o sea $26.700.000.000.000.000.oo. Y nosotros exponiendo la entereza moral de nuestra supuesta mejor ficha política por simples y chingados $5.000.000.000.oo; ¡Pero qué suma más ridícula! ¡Y sin comisión de por medio!

Entonces, ¿a cuánto debería ascender en nuestro medio una suma decente y representativa para que alguien de índice inflado se apersone y le quede algo noble del presupuesto de tal manera que no haya mermelada con albaricoque para nadie más? Del presupuesto digo, porque aquí en Colombia no hay más de dónde arrancar billete. Si toda nuestra economía no alcanza siquiera a ser la de Manhattan, una pequeña longaniza en Nueva York, entonces con razón es que el supuesto boquete abierto por Carrasquilla concita la adhesión de tanto político barato.

A la conclusión que se llega después de ver tanto billete correr es que aquí en Colombia la escasez de fuentes de enriquecimiento ilícito es tal que nos estamos acostumbrando a que de cucaracha para arriba todo lo que bote sangre es cacería. ¡Quién dijo miedo! De allí que a los senadores les haya caído mal que tras los once millones de votos que recogió la consulta anticorrupción se hubiera pretendido disminuirle sus ateridos y pinches sueldos de pacotilla. Y, ahora para colmos, sin mermelada. ¡No me diga más! ¡Díganle que no, díganle que no, no, no, a esa pelota!, a propósito de la despampanante Serie Mundial de Béisbol.

Pero es solo esa concentración tan desmesurada de la riqueza del mundo lo que representa su infección. Nada, el asunto se está volviendo peor, lo cual es una mala noticia para quienes pretendan volverse multibillonarios en Colombia: “UBS ha dicho que ya no es válido el proverbio según el cual la primera generación hace la fortuna, la segunda la preserva y la tercera la despilfarra. Algunas familias han conservado enormes fortunas durante cinco o seis generaciones, y algunos de sus herederos incluso han aumentado la fortuna total, según el informe”.

Y luego se agrega: “Un multimillonario dijo a los investigadores: “La nueva generación, nacida en la era de internet, está más dispuesta a correr riesgos. Tienen más información y pueden ser más valientes al probar nuevas ideas y ser emprendedores”.

Esto quiere decir que ha llegado la era de la evolución para los dinosaurios, lo cual significa que soportaremos grandes monstruos depredadores que por alguna razón cosmológica que todavía no se ha logrado desentrañar había sido borrada de la faz de la tierra. Estamos frente ante uno de los grandes misterios jamás resueltos y que conviene explicitar a efectos de que lo vayamos entendiendo.

El hombre como especie no es un derivado directo de la evolución del universo primitivo sino el resultado de un accidente meteorítico muy posterior, incluso a la formación del sistema solar. Hasta ahora no se sabe de dónde salió la pedrada que trastocó el destino que estaba llevando la tierra, aunque se sospecha que provino de un desprendimiento rocoso, aluvial solar, del Cinturón de Van Allen. Supuestamente, si nos atenemos a cierta lógica indescifrada del cosmos la tierra iba mal, es decir, no podría haber sido tan megadiversa y algo fortuito y quizás afortunado la enderezó y creó una especie más prometedora. Ya para esa época la luz había sido inventada hacía tiempos de manera que si somos hijos de Dios es porque éste despertaba de alguna cavernosa resaca donde veía solo tinieblas. Ahora esa especie prometedora quiere revivir y evolucionar conteniendo dinosaurios. En alguna parte hay una contradicción.

El asunto es que la tierra no necesita ya de los multibillonarios. En efecto, la riqueza social de la humanidad da para prescindir de ellos y favorecer una mejor distribución. Los podemos jubilar, pagarles pensión y organizar la sociedad dándoles las gracias por los servicios prestados. Pero, ¿será así?

Bueno, a juzgar porque el MI5, ayer no más, acaba de encargarse de combatir el terrorismo de derechas el asunto no estará para cucharas. Oigamos lo que nos dice al oído alguno de ellos: “Un heredero multimillonario de 30 años dijo: “Creo que mi generación quiere alcanzar una vida más holística y deshacerse de algunas de las hipocresías de las generaciones previas. Queremos tener una ganancia pero con impacto. Nuestras inversiones deberían reflejar quiénes somos y qué creemos”. Imagino que para un versado en retórica del lenguaje inglés estas palabras pueden tener aquel aliento aciago que exponía Shakespeare en la saga de Hamlet.

Hay otro problema adicional de marca mayor: la ascendencia hegemónica china. En ese contexto tenemos que los ingleses intentaron contener a China instalando una especie de cabeza de playa en Hong Kong y la subsiguiente Guerra del Opio y fracasaron luego del advenimiento feliz de Mao Tse Tung. Ahora: “Un multimillonario chino dijo a los investigadores: “En ningún otro lugar del mundo puedes encontrar mejores condiciones de crecimiento que en China. El progreso continuado de creación de riqueza está apoyado por las políticas del gobierno que liberan la economía, mientras que la urbanización y un modelo de negocio disruptor ha creado poderosos nuevos emprendedores”.

Hasta ahora el capitalismo ha aceptado orondo a los multimillonarios porque pertenecen a una élite supremacista blanca pero está por verse si se acomodan a que sus mejores mercados sean suculenta fuente para la raza asiática. Para dar una idea somera de lo que podría significar en nuestro medio cabe imaginar que el capital chino se apodere de las mejores empresas del sindicato antioqueño de tal manera que no les quede más que hibridar sus genes. Si no estoy mal eso ha sucedido parcial-mente aunque con capital francés y europeo, pero todavía son blancos.

Mientras tanto las campanas tocan a rebato: “La mayoría de los multimillonarios del mundo están en Estados Unidos, pero el número de gente ultrarrica está creciendo rápidamente en China, donde dos nuevos multimillonarios son acuñados cada semana. “Hace doce años, el país más poblado del mundo era el hogar de 16 multimillonarios”, ha dicho el informe. “Hoy, mientras progresa el ‘Siglo Chino’, el número es 373, casi un quinto del total global”

Un estudio aunque no sea pormenorizado indicaría que la potencia más fuerte que surgió de la Guerra Fría fue China; tan es así que Donald Trump y su caterva de supremacistas blancos solapados pagarían por tener la concentración de poder que tiene Xin Jinping y la calidad de su gente. A un nivel más profundo, ¿será que el gangsterismo financiero gringo alcanza a ganarle a la sofisticadísima mafia china montada en “un modelo de negocios disruptor”, digo, hablando en términos de la lectura del Tai Pan, no de la china actual pseudocomunista. Tras la soberbia inauguración china del puente más largo y quizás más precioso y osado del mundo; más la potente e irreversible nueva Ruta de la Seda, que los anexaría en un futuro como haciendo parte, por qué no de la Unión Europea, al destino de Estados Unidos no le quedará más camino que alentar el terrorismo de derechas a ver qué pesca.

Ahora bien, China ya es nuestra vecina. Venezuela es una cabeza de playa y no creo que los chinos la aflojen fácilmente.

Cualquiera que ve este soberbio y escalofriante tinglado tiene razones para reírse de nuestras más grandes y absurdas pequeñeces.

Notas: la citas son de un artículo de la revista Sin Permiso: Los multimillonarios cada vez más ricos. Como nunca en la historia de la humanidad, firmado por Rupert Neat, corresponsal de riqueza en The Guardian.

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