Es común que en una sociedad como la Colombiana todos creamos tener la verdad revelada en diversos ámbitos, en materia política, unos creen que el país solo estará bien cuando sea gobernado por la izquierda, otros en cambio, consideran que el país va a cambiar cuando el supuesto gran Colombiano de la Historia vuelva a ser el mayordomo de la finca. En materia deportiva, cada uno de nosotros cree tener la razón y estar haciéndole barra al mejor equipo del mundo, pero tal vez donde más se ve reflejada esa disputa, es en materia religiosa, cuantas discusiones se han generado con amigos, vecinos y familiares acerca de cuál es la verdadera religión de dios, cual es en realidad el culto o secta que nos acercará a la salvación, a la vida eterna. Ningún reproche puede haber para el ciudadano que desde lo más profundo de su ser considera que es la religión católica la que le da paz a su alma, o para aquel que ve en la iglesia pentecostal (de pentecostés), el camino a la vida eterna o más aún para aquellos que como yo, consideran que no existe la vida eterna (nada más tormentoso) y que ninguna creencia mística nos salvará del turbulento destino que le espera a una especie que le hace venia al capital y a la depredación de los recursos naturales y en la que por causa de las religiones ha muerto más gente que en todas las guerras mundiales generadas por la Política. No puede entonces ser censurado ningún ciudadano por sus creencias religiosas, entre otras cosas porque es nuestra constitución la que expresamente establece que debe respetarse en Colombia, en ejercicio de una sociedad pluralista, la libertad de cultos. Dejando claro lo anterior, puedo sin herir susceptibilidades abordar el tema que tiene a unos defraudados de su culto, a otros defendiendo su fe para agradar a “dios”, a algunas sectas sacando pecho y recibiendo feligreses y ante todo a la llamada Iglesia de “Dios Ministerial de Jesucristo” guardando estratégico silencio para que como en el pasado (escándalo por ingresos de la iglesia) todo se vaya diluyendo y este país sin memoria y que todo lo olvida siga su camino como si no pasara nada. Así es, se trata de la polémica generada por las declaraciones de la madre de la Senadora Alexandra Moreno, la llamada por su séquito, “hermana María luisa”, a quien le parece contrario a su dios que una persona con limitaciones físicas pueda ser pastor de su iglesia. Allá ella con sus normas y los que la siguen con sus creencias, como dije al inicio, cada quien es libre de vivir su fe como le parezca, sin embargo, no se puede olvidar que esta religión(o secta) tiene un gran contenido político y que su pastor general, el senador Baena, es el ponente de la ley antidiscriminación (ley 1482 de 2011). Aunque es un contrasentido, la religión dueña del partido que saca pecho contra la discriminación, tiene una norma discriminatoria como la que más, según la cual, un discapacitado no puede llegar al púlpito (tribuna- estrado) a predicar la palabra de dios ¿Qué pensará entonces el Honorable Senador Baena? ¿O la Representante y próximamente Senadora Gloria Stella Díaz? ¿Estarán de acuerdo con su líder espiritual y madre de su jefe política? ¿Se mostrarán en desacuerdo con esa doctrina? ¿Guardarán como la iglesia, estratégico silencio para no afectar sus votos en las elecciones de marzo? Todo parece indicar que así será, que se harán los CIEGOS Y SORDOS para no responder ante la opinión pública, así con esa acción corran el riesgo de que María Luisa nos los deje predicar (volver a subir al púlpito), riesgo menor a la luz de continuar siendo Honorables padres de la patria.
No puedo evitar preguntarme qué pensará doña María Luisa de que los minusválidos o discapacitados voten por Alexandra, Baena o Diaz ¿le agradará eso a dios? ¿Pensará su dios que los minusválidos sí pueden llegar al cubículo (de votación) así no puedan estar en el púlpito? La respuesta a las anteriores preguntas solo las tiene la bondadosa hermana; lo único claro es que con el aumento del umbral, Mira va a necesitar que todos sus fieles acudan a las urnas, no importa si tiene alguna limitación, el objetivo es que el partido no se queme, pues si eso ocurre, no solo se quedarán sin un puesto en el capitolio, sino que Alexandra, Baena, Diaz y hasta la propia María Luisa, quedarán impedidos para predicar, pues nada más doloroso y limitador que una quemada política. Esa no le agrada a dios ni a nadie. ¿Se quemará MIRA? Amanecerá y veremos dijo “el ciego” y en la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo no lo dejaron predicar.
