"Ser pilo paga es lo mejor que me ha pasado"

"Ser pilo paga es lo mejor que me ha pasado"

Un estudiante ,favorecido con el programa, defiende los beneficios que le ha brindado

Por: Sebastian Alexander Mancipe Paredes
enero 25, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Últimamente se han hecho duras críticas al programa Ser Pilo Paga (SPP), debido a las políticas que éste implementa con el fin de beneficiar a jóvenes colombianos de escasos recursos y con grandes capacidades académicas, pero hasta el momento solo han declarado actores secundarios de esta iniciativa donde los directamente afectados somos los Pilos.

Como estudiantes beneficiarios del programa sentimos la obligación de defender, con argumentos ante las críticas, esta iniciativa que ha impulsado el gobierno nacional desde el año 2015 hasta hoy. Las declaraciones de varias eminencias en temas de educación respecto al programa han causado en la ciudadanía un ambiente de rechazo y desacuerdo con la aplicación de Ser Pilo Paga y sus “inequitativas” medidas, con las que pretende premiar la dedicación y compromiso de los bachilleres colombianos de más bajos recursos.

En el artículo “Ser Pilo Paga no convence” escrito por el Señor Julián de Zubiría se manifiesta que el programa únicamente acoge al 2% de la población bachiller, por lo que “un porcentaje muy alto de jóvenes queda por fuera de la universidad”. En este punto se presenta una confusión. Para empezar, el 98% de población bachiller restante precisamente no se queda fuera de la universidad; una porción de estudiantes recién egresados empieza estudios en el SENA, busca diversas facilidades de pago en instituciones del gobierno como el ICETEX, se acoge a becas otorgadas por entidades tanto públicas como privadas y otro grupo de población graduada cuenta con la posibilidad de costear sus estudios universitarios o así lo demuestra el informe de gestión del ICETEX en el año 2015, “…al cierre del 2014 se beneficiaron 596.222 estudiantes” , por lo que es equívoco decir que el porcentaje que no ingresa al programa se queda sin estudiar.

Nos dirigimos ahora a otro punto que es motivo de críticas y que es ampliamente mencionado en las declaraciones en contra del programa SPP. Los detractores manifiestan que el dinero usado en la manutención y estudios de los beneficiarios que decidieron ingresar a una universidad privada cubrirían a una gran cantidad de personas presentes en las universidades públicas. Así lo expresan los investigadores del campo educativo Asmar y Amador en “Los alcances de Ser Pilo Paga son excesivamente limitados” y el señor Zubiría en “Los riesgos de Ser Pilo Paga” , afirma que “…el Estado invertirá para el año 2018 la misma cantidad de dinero en los “pilos” que en los 655.000 estudiantes de todas las universidades públicas del país. ¿Es esto justo? ¿Es eso conveniente?”. Basándose en la comparación entre Dinero para los Pilos y Cosas que se podrían hacer con este dinero que se hace manifiesto en la anterior cita se pueden generar muchas conclusiones. Aplicando la comparación que hace el señor Zubiría, pero en otro contexto, podemos decir que el Estado ha invertido en lo que lleva del siglo XXI un valor aproximado de 220 billones de pesos en defensa del país (véase “Cuánto le cuesta la guerra a Colombia”), dinero que podría haberse usado para el desarrollo, investigación y crecimiento de la educación nacional. Entonces, ¿Es esto justo o conveniente? Por supuesto que ni lo uno ni lo otro, y así comparaciones se pueden hacer por montones. Otro caso es en el que en realidad los recursos destinados para la manutención, investigación, infraestructura y otros de las universidades del estado se vean reducidos porque se esté haciendo uso de estos para otros programas o fines, como lo dan a entender las críticas al programa SPP. Esto tampoco es cierto ya que el gobierno ha destinado una filial completamente diferente en recursos para el desarrollo del programa y en ningún momento se han alterado los montos que sirven para el funcionamiento de las instituciones educativas del estado, al revés, los recursos a universidades públicas, por invisible que parezca, han aumentado en la última década. “…se ha demostrado una tendencia creciente que es de destacar” manifiesta Ballén en “Gasto público en educación en Colombia: entre la inflexibilidad y la priorización de la inversión” y además que se hace evidente el olvido del Estado hacia estas, “…las cifras demuestran que el presupuesto de inversión de la Nación aún sigue siendo residual, como proporción del total del Presupuesto General de la Nación” en el mismo artículo.

 

Elitismo en la decisión:

La gran mayoría de nuestros compañeros del programa SPP han decidido proyectar sus sueños sobre un tapiz privado, una universidad ajena a la mano del estado sirve hoy en día como base para que muchos estudiantes realicen su meta de convertirse en profesionales en diversas áreas. Pero, ¿a qué se debe esta tendencia de escoger una universidad privada en vez de una pública? Para comprenderlo es necesario dimensionar el recorrido de cada una de las dos filiales que compiten por darle al país un futuro prometedor de la mano de jóvenes profesionales que llevarán las riendas de la nación. En primer lugar, destaca la dificultad para ingresar a algunas de las más prestigiosas academias públicas como la Universidad Nacional o la Universidad de Antioquia, donde 70.000 aspirantes buscan angustiosamente ocupar 1 de las 5.000 vacantes. A continuación, se tiene la calidad de sus instalaciones y de su cuerpo educativo, en este punto los claustros privados cuentan con mayor ventaja pues no dependen de un tercero para expandirse o mejorar su cuerpo docente además que se explica el deterioro de las universidades públicas como un mal que ha venido fortaleciéndose desde hace bastante tiempo, en el que el estado le ha dado mayor prioridad a actividades lucrativas a corto plazo y deja en segunda instancia el verdadero motor del desarrollo de cualquier nación, la educación. A continuación, se tiene que las universidades privadas acreditadas superan 11 a 3 a las universidades públicas que podemos escoger los beneficiarios del programa, estadísticamente existe más del 85% de posibilidades de que un estudiante, con un repertorio de 56 universidades, en las que solo 12 son públicas, escoja una universidad privada.

Hay que recordar que para elegir la universidad a la que asistiremos como beneficiarios Pilos durante los próximos cinco años, tomamos una decisión totalmente autónoma, donde usualmente se tienen en cuenta aspectos como: si la institución de educación superior cuenta o no con la carrera a la que se aspira, la cercanía entre el lugar de residencia y la institución, y se le suma también la comodidad que el estudiante encuentre en la academia, que pasará a tener un valor relevante en su vida profesional.

Mejoría en las pruebas ICFES:

“Yo jamás pensé que podría llegar a estudiar en una universidad” comentan varios de nuestros compañeros cuando nos referimos a ellos sobre el programa SPP. Y es que anteriormente, las pruebas ICFES representaban únicamente un número, un domingo perdido o un requisito sin trascendencia en la vida de los bachilleres. Esta situación cambió en los últimos años gracias a que se volvieron fundamentales para acceder a diferentes beneficios que facilitan el ingreso a la educación superior, como principal partícipe de este cambio se encuentra el programa Ser Pilo Paga que premiando con créditos condonables la tenacidad y esmero de los bachilleres de estratos más bajos contribuye en cierta proporción junto a otras iniciativas a fomentar la formación de los jóvenes colombianos. Las pruebas han venido cambiando de tinte y perspectiva para los estudiantes donde estos ven remunerado el esfuerzo y trabajo de años de estudio en la oportunidad de acceder a la universidad, consecuente a lo anterior, los resultados en las pruebas han mejorado notoriamente respecto a años anteriores y augura seguir creciendo, así lo manifiesta el señor presidente Juan Manuel Santos Calderón en su declaración refiriéndose a la evolución que han tenido los resultados de las pruebas Saber 11. En ésta se destacó el incremento del promedio nacional en 7 puntos (véase en “Colombia mejoró 7 puntos en resultados de pruebas Saber 11”) dándole el crédito de esta mejoría no sustancial pero si evidente al programa SPP. No obstante, no se puede negar que 7 puntos no equivalen a una mejora significativa (se pasó de 250 puntos en la media del año 2015 a 257 en el año 2016) pero hay que comprender también que los procesos educativos toman su tiempo y el programa SPP funciona como estimulante para pujar una juventud que se encuentra ciega ante la necesidad que tiene el país de una camada de grandes profesionales y de la misma forma, de grandes personas.

 

Soluciones para la inequidad:

Se habla de una “inequidad” acentuada en el programa por dos razones, la cantidad de estudiantes a los que acoge y la preferencia de las universidades privadas sobre las públicas en las decisiones de los Pilos. Ambos puntos ya se trataron con anterioridad a esta sección y según el señor de Zubiría en “Un ajuste para que Ser Pilo Paga fortalezca la equidad” la exclusión de algunas universidades privadas (“casos excepcionales” comenta el autor) permitiría hacer de esta iniciativa del gobierno nacional un programa educativo equitativo. La solución que se menciona tiene grandes falencias si se pone en juicio a las dos premisas con las que se plantea. Primero, la cantidad de estudiantes, ¿de qué forma el expulsar a universidades privadas hará que mayor cantidad de estudiantes ingresen al programa?, siendo que se ingresa a este por méritos y por condición social. En segundo lugar, la privatización de la educación, acaso el dar privilegio a ciertas universidades privadas excepcionales, ¿no es ya de hecho elitismo respecto a las demás universidades del mismo tipo?, solo por nombrar algunas inconsistencias de esta solución “equitativa”.

Agradecemos la manifestación de los rectores Francisco Piedrahita (Universidad Icesi) y Luis Felipe Gómez (Universidad Javeriana Cali) quienes en “Dura carta en defensa a Ser Pilo Paga” rescatan otras características del programa y difieren completamente de algunas declaraciones falaces del Sr. de Zubiría.

En conclusión, tenemos que el programa Ser Pilo Paga además de ser un modelo educativo a nivel mundial (véase “Pensilvanense expone Ser Pilo en México”) financia el futuro de jóvenes de escasos recursos que con dedicación y esfuerzo se destacaron como los mejores en las pruebas Saber 11. Además, que sin importar si escogieron una universidad pública o privada para dibujar sobre ella sus sueños y proyecciones, tienen las más nobles intenciones de ayudar al país. Tanto así, que solo basta escribir en el navegador “Pilo quiere ayudar” y un sinfín de testimonios de beneficiarios del programa se presentan todos con el común denominador de haber llevado una infancia no tan amena pero con un futuro prometedor.

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