De lo vivido se aprende y el coronavirus no es la excepción

De lo vivido se aprende y el coronavirus no es la excepción

De las experiencias emergen lecciones que seguramente conllevan a la reflexión y que permiten alistarse para los desafíos de la vida futura

Por: Jhon Jairo Lozano Ramirez
abril 14, 2020
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De lo vivido se aprende y el coronavirus no es la excepción

Nadie aprende nada nuevo si no lo experimenta, dado que aprender, por un lado, es placentero y, por el otro, doloroso. De ahí que cuando se experimentan vivencias, sentimientos y emociones se logra comprender el sentido de la vida; es decir, que es necesario que cada quien viva su propio mundo, aunque se lo hayan advertido a través de frases coloquiales como: ¡cuídese, por favor!, ¡no haga eso!, ¡se lo he dicho mil veces!, ¡no entras en razón!, ¡no salgas!, ¡cuándo vas a entender! En coherencia con lo anterior, el filósofo Hume señaló que “las causas y los efectos no pueden descubrirse por la razón, sino por la experiencia”, entendiéndose que todo aquello que se experimenta por propia cuenta deja una seña imborrable para el resto de la vida.

Ahora, existe un sinnúmero de sucesos que se aprenden de la experiencia y quizás algunas personas quieran repetirlos o simplemente echarlos al olvido, incluso reflexionarlos para así determinar el impacto o la incidencia que estos hechos llevaron a transformar el estilo de vida. Con ello se interpreta que la experiencia es una práctica, donde se aprenden nuevas lecciones. Muestra de lo anterior son los acontecimientos que se han vivido en los últimos meses, tras la crisis que afrontan muchas personas debido al contagio, donde se creyó que el ser humano era infalible a los microorganismos genéticos, creados por el mismo hombre para demostrar su supremacía. Einstein, advirtió hace muchos años que “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y a los países porque traen progresos” y al mismo tiempo, experiencias de vida, entre ellas, se pueden mencionar las siguientes: una mínima parte de la humanidad comprendió que, en este tiempo de crisis, los profesionales de la salud poseen un cerebro y unas manos prodigiosas para asistir y remediar enfermedades que diariamente intentan arrebatarle la vida a centenares de pacientes y que su formación ´profesional es producto de la experiencia  de los maestros, quien al igual que los médicos y las enfermeras son olvidados por los demás.

Asimismo, algunas personas han comprendido que el planeta es biodiverso y que los sujetos no son los únicos seres dolientes, sino que también, existen las especies animales, quienes día tras día son exterminados de una manera devastadora. De igual forma, se ha podido entender que la mayor riqueza que posee un sujeto no es el dinero, sino la salud y sobre todo la libertad. Asimismo, de una manera tardía, los gobiernos comprendieron que no estaban preparados para enfrentar una pandemia global que busca erradicar humanos para salvar al planeta tanto de la contaminación como del calentamiento global. Con la crisis se pudo reflexionar que entre mayor número de humanos, es más alto el índice de contaminación, de hecho, en este tiempo de confinamiento el planeta se ha venido recuperado lentamente y los animales han recobrado su espacio vital. También, se pudo comprender que la vanidad y el orgullo son actitudes vanas que no tienen ningún sentido en tiempo de crisis, asimismo, se pudo meditar que el poder y la riqueza enceguecen y subliman el espíritu, porque no son suficientes para recobrar la vida de alguien que ha dejado de existir. Otro aspecto que se experimentó es que gracias a la vida en red se pudo interactuar con otras personas que se encuentran confinadas, siendo el diálogo una práctica humana que navega sin límites por contextos reales y virtuales. Otra de las lecciones que se aprendió con la pandemia es que la escuela de nuestro tiempo, no estaba preparada para afrontar la crisis, porque no todos los actores educativos contaban con la gratuidad del servicio en red, ni mucho menos disponían de computadores para darle continuidad a las clases virtuales desde sus hogares.

En esta crisis, por fin algunos incrédulos comprendieron que las potencias y emporios mundiales se disputan intereses económicos por encima de la misma dignidad humana a tal punto que la ambición por el poder conllevará a que se reactiven las guerras, esta vez no con armas de fuego, sino con dispositivos bioquímicos que no apuntan a un blanco, sino que se esparcen por el aire, impactando de manera indiscriminada a una multitud de personas. De otra forma, algunos pacientes contagiados que recuperaron la salud, comprendieron que bastaba con ser obedientes quedándose en casa.

En síntesis, solo basta con vivir para poder experimentar nuevos aprendizajes, unos gratificantes y otros dolorosos. De ahí que de la experiencia del pasado emergen lecciones que seguramente conllevarán a la reflexión para alistarse a los desafíos de la vida futura que no deja de ser sorprendente.

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