Un solo “pero”
Opinión

Un solo “pero”

Por:
junio 25, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

La discusión sobre la prohibición del consumo de alcohol en Colombia cada vez que juega la Selección de fútbol no se puede convertir en por qué no somos capaces de celebrar sin tomar. Eso es confundir por completo el problema ético y de derecho que implica tal medida.

Las personas tenemos derecho a emborracharnos cuando queramos, pero no a robar ni a matar cuando bebemos un trago. Desplazar el problema hacia el alcohol y satanizar el consumo, solo tiene el efecto de darle una coartada al delincuente: “no fui yo, fue el alcohol el que obró mal…”.

Tal coartada, sin embargo, ha sido refrendada por el alcalde de Bogotá tras el decreto de ley seca emitido a raíz de los disturbios dirigidos por hinchas de Millonarios en días pasados.

La verdad es que los desmanes protagonizados por esos hinchas no fueron por cuenta del consumo dealcohol, sino por la falta de un plan de contingencia por parte del Distrito una vez comenzaron las celebraciones. El alcalde se dejó montar una movilización de miles de personas que carecía de cualquier permiso, no envió el pie de fuerza necesario para garantizar la seguridad de ellos y de los demás ciudadanos y, sencillamente, la turba se le salió de las manos.

Lo curioso es que hace apenas un mes el Distrito no tuvo ningún problema en mandar el Esmad a una marcha autorizada de maestros a los que, incluso, dispersaron con gases lacrimógenos, pero no fue capaz de hacer lo mismo cuando una caterva de hinchas secuestraba un bus de servicio público y golpeaba a los pasajeros. Parece que la política del alcalde Petro es reprimir al maestro y celebrar al vándalo.

El problema de orden público que representan los hinchas vándalos y homicidas es evidente. Pero, ¿cómo actúa el alcalde contra ese problema específico? Imponiendo la ley seca general, como si el problema fuese el alcohol y no la falta de una acción eficaz y oportuna por parte del Distrito. Y peor aún: como si el problema fuesen los ciudadanos que beben y no los ciudadanos que delinquen.

De la política amorosa del alcalde Petro nos queda claro un principio fáctico: todos los ciudadanos que toman alcohol son delincuentes en potencia.

Pero el alcalde no solo elude su responsabilidad en el manejo de la seguridad de la ciudad culpando a priori a todos los borrachos, sino que su incapacidad para controlar la delincuencia la debemos pagar todos los ciudadanos y por partida doble: a la vez que vemos limitados nuestros derechos, seguimos a merced de unos vándalos y homicidas que el mismo gobierno local considera inmanejables.

La ley seca es la expresión de un Estado derrotado, inepto. Un gobierno que ante la incapacidad de hacerle frente a algunos delincuentes, opta por la represión para toda la ciudadanía. No es raro que ese mismo Estado sea el que también justifica el toque de queda.

Y bueno, triste es decirlo, ese es nuestro alcalde de izquierda: Petro el Emancipador. El mismo que hasta hace unos días defendía la legalización de las drogas y se enorgullecía de tener una política de prevención del consumo basada en la salud y el amor. Muy difícil le va a quedar a Petro volver a defender tales políticas cuando convirtió el consumo de alcohol en Bogotá en un problema de orden público. Si la ciudad no puede regular al borracho, ¿cómo podría hacerlo con el cocainómano?

Pero lo que decepciona aún más, es la facilidad con la que muchos intelectuales y analistas que se autodenominan liberales y de izquierda salieron a aplaudir la medida de Petro. Ya Deleuze nos precavía de esos “revolucionarios” nefastos que piden más represión. Hay que cuidarse de esas manos que dicen luchar por nuestra libertad mientras nos golpean con el puño.

A propósito de la petrada de la semana, alguno de esos analistas que posa de libertario y defensor a ultranza de los derechos dijo: "yo no soy amigo de restringir las libertades, pero...". Ese “pero”, amigo analista, ese “pero” de la excepción, es el que siempre hace valer por encima de cualquier otra cosa el fascismo. En ese “pero” se concentra su infinito poder y seducción.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0

Néstor y el ministro

La paz no necesita marketing sino cojones

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--