Turismo virtuoso… turismo tóxico
Opinión

Turismo virtuoso… turismo tóxico

El buen turismo de avistamiento de pájaros, rafting o parapente es el debemos promocionar y limitar . o abolir- el turismo tóxico como el de Playa Blanca en Barú

Por:
junio 09, 2019
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Pocas personas ponen en duda que el turismo, que poco a poco se ha convertido en la principal ‘industria’ del mundo, puede llegar a ser para un país una fuente renovable y sostenible de bienestar y prosperidad; o mal manejado, un infierno con consecuencias desastrosas para el medio ambiente y la economía. En materia de turismo, España, con obvios altibajos, es un ejemplo a observar y seguir, dado que este sector es un pilar básico de la economía española. Su aportación total al PIB español se acercó en 2016 a los 180.000 millones de dólares y se pronostica un aumento de casi 50.000 millones adicionales para el año 2027. Según una revista especializada, “En 2015, según datos de la Organización Mundial del Turismo, España fue el tercer país del mundo y el segundo de Europa que más turistas internacionales recibió, solo por detrás de Francia y Estados Unidos. En 2016, más de 75 millones de residentes en el extranjero optaron por visitar el país, lo que supuso un récord histórico de llegadas.”

Colombia tiene un enorme potencial turístico. En días pasados, ProColombia lanzó 'Colombia #1 en especies de aves en el mundo', la primera campaña internacional para dar a conocer la riqueza natural del país que más especies de aves alberga en sus regiones. La campaña consiste en compartir a través de las redes sociales de ProColombia y Colombia Travel imágenes de algunas de las especies más exóticas que habitan en nuestros departamentos, como el Gallito de las rocas Guayanés, fácil de avistar en el Guaviare o la Amazonía colombiana, o la Tangara Serrana de Santa Marta, endémica de la Sierra Nevada, para así mostrar el potencial de Colombia como un destino para los avistadores de estas especies en el mundo. En paquetes turísticos van desde US$1.800 hasta de US$4.000 por persona, se estima que un viajero interesado en este producto invierta al menos US$3.000, lo que se traduce en 300 dólares diarios, generando dinámicas comerciales que contribuyen al crecimiento del sector. El avistamiento de aves, en conjunto con el rafting y el parapentismo, es considerado uno de los productos prioritarios en la construcción de paz sobre todo por la posibilidad de generar más oportunidades de empleo en los territorios que estuvieron afectados por el conflicto armado y que son abundantes en flora y fauna. En Colombia hay más de siete ríos de gran caudal y fuertes rápidos, con rutas acondicionadas para la práctica del rafting. Los más reconocidos y navegados de manera recreativa y de competencia son el río Fonce, en San Gil, Santander; el río Negro, en Tobia, Cundinamarca, y el río Chicamocha, en Santander. Después de varios años ejerciendo el deporte de rafting en las adversas corrientes del Río Pato en el Caqueta, 5 excombatientes y otros 3 miembros del colectivo fueron a un campeonato mundial en Australia. En relación al parapentismo, Roldanillo, municipio del norte del Valle del Cauca, se ha convertido en destino obligado para cientos de parapentistas de todo el mundo.

Pero paralelamente hay un turismo tóxico como aquel de Playa Banca en Barú, donde no hay ningún servicio público, y algunos hostales han implementado letrinas y pozos sépticos para atender a los viajeros. Las aguas hervidas y los desechos van a dar al conjunto de 7 ciénagas de Puerto Naito ubicadas en la parte de atrás de Playa Blanca, que se han convertido en las letrinas de este escenario natural. Según reciente artículo en el diario El Tiempo, “Son miles de bañistas que llegan a ocupar los 3,2 kilómetros de playa y sus aguas cristalinas, pero llegan cargados de latas de cerveza, gaseosas y todo tipo de alimentos empacados en material contaminante; a lo que se suman los hostales, bares y restaurantes que en la ilegalidad prestan servicios turísticos. Las autoridades en Cartagena vienen realizando operativos a los comerciantes, montan retenes y luchan para controlar el ingreso desmedido de bañistas a las playas, pero no han podido con las hordas de turismo depredador y ahora con los violentos que no quieren que las autoridades les toquen un negocio que mueve millones en esta playa, pero en la ilegalidad y que nadie controla.

Si queremos convertirnos en potencia turística mundial, debemos promover turismo virtuoso como aquel de los avistadores de pájaros, los practicantes del rafting y del parapente ; y de manera simultanea, limitar, por no decir abolir, el turismo tóxico.

 

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