Supremacía inestable: el problema de designar un “superclásico del fútbol colombiano”

Supremacía inestable: el problema de designar un “superclásico del fútbol colombiano”

El asunto no es poco relevante. En Colombia no existe un criterio unificado, entre el periodismo deportivo y la hinchada, al respecto

Por: Julián Pineda Ceballos
febrero 22, 2018
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Supremacía inestable: el problema de designar un “superclásico del fútbol colombiano”

Los enfrentamientos consecutivos que ha tenido que afrontar el Atlético Nacional este mes contra Millonarios y América de Cali (además de la Superliga recientemente disputada y ganada por el segundo frente al primero) ha vuelto a poner sobre el tapete, no solo entre hinchas sino también entre periodistas deportivos, la discusión sobre los equipos que componen el denominado “superclásico del fútbol colombiano”. El tema no es menor: Colombia sigue siendo uno de los únicos dos países en América del Sur (el otro es, ¡oh, sorpresa!, Brasil) donde no existe un criterio unificado, entre el periodismo deportivo y la hinchada, para designar a los dos equipos que disputan el teórico gran encuentro que congrega a todas las masas del fútbol nacional. Esto marca, por supuesto, un claro contraste con otros países, como Argentina (Boca Juniors vs. River Plate), Bolivia (The Strongest vs. Bolívar), Chile (Colo Colo vs. Universidad de Chile), Ecuador (Emelec vs. Barcelona), Paraguay (Olimpia vs. Cerro Porteño), Perú (Alianza Lima vs. Universitario), Uruguay (Peñarol vs. Nacional) y hasta Venezuela (Caracas F.C. vs. Deportivo Tachira) En este caso, abundan argumentos a favor y en contra de los postulados en ambas conversaciones que, al final, terminan llegando a un punto muerto y permanecen de ese modo hasta el siguiente evento que reviva los tópicos.

Este escrito tiene como objetivo principal, más que definir un partido digno de ser llamado “superclásico”, establecer las razones por las cuales es tan difícil llegar a un consenso en este punto y con ello plantear una nueva perspectiva en este asunto que lleve, a un futuro, a dilucidar con más claridad este debate y llegar a una decisión consuetudinariamente aceptada por la mayoría. Para eso me apoyare, además de toda referencia encontrada en la red, en el archivo virtual de El Tiempo y en los libros sobre La Gran Historia del Fútbol Colombiano El ABC del Fútbol Colombiano, de Guillermo Ruiz Bonilla.

Para comenzar, es necesario ubicarnos en el primer decenio extendido del fútbol colombiano, los años 50 (1948-1959). Aquí, en las vicisitudes propias de una liga naciente, se solía considerar como “grandes” a los equipos que, primero, podían contratar figuras del extranjero y que, en consecuencia, se perfilaban siempre como equipos que lucharían por el primer lugar del entonces llamado “Campeonato Profesional”; y, segundo, tenían una fecha de fundación muy anterior a la liga. En este caso, el Deportivo Cali constituía el caso paradigmático: además de ser fundado en 1912, el equipo del Valle también fue de los primeros que siguieron el ejemplo del Millonarios de El Dorado y contrató figuras que fueron pivotales en la obtención del subcampeonato de 1949 y el periódico El Tiempo de la época le dedicaría cierta atención a los azucareros y, en específico, a los partidos que disputará contra los embajadores.

Con el tiempo, de forma obvia, los títulos de liga y copa pasarían a ser lo más importante en la atención periodística y de los hinchas, y pronto el Deportivo Cali le cedería el paso al Boca Juniors como el equipo de fútbol más representativo del Valle del Cauca y el principal rival no bogotano de Millonarios durante El Dorado. Ya sucedido el PosDorado y al cerrar la década mencionada, solo 6 equipos se habían coronado campeones de la liga (Millonarios —quien también conquistó la copa—, Santa Fe, Independiente Medellín, Atlético Nacional, Deportes Caldas y Atlético Quindío) mientras Boca Juniors también se uniría a ese cuadro de honor, con su título de copa y sus dos subtítulos de liga. En ese punto de la historia, el primer “superclásico”, por ser los dos equipos de la capital de la República (en un marco de centralismo administrativo), por tener más campeonatos ganados y por la percepción popular que ambos equipos representaban en el entonces bipartidismo de esos años, tendría como protagonistas al Club Deportivo Millonarios y al Independiente Santa Fe.

 Ese “superclásico” se mantendría durante los años 60 (1960-1969), pero a mediados de esa década ya aparecía el Deportivo Cali como retador del Santa Fe a ese puesto gracias a sus tres títulos en cinco años (1965, 67 y 69). Para los años 70 (1970-1979), Millonarios, Santa Fe, Deportivo Cali y el Atlético Nacional se habían convertido en los principales contendientes a las ligas de ese tiempo, con el conjunto azucarero consiguiendo dos ligas más. Con ello,  una institución que había ganado sus 5 primeros títulos en un lapso de 12 años (Un equipo de moda para esa época), espoleado también por el reconocimiento de la ciudad de Cali como la capital del deporte en Colombia (gracias a los Juegos Panamericanos de 1971), por la histórica primera final que un equipo colombiano disputaría en la Copa Libertadores de América, en 1978, y por ser un equipo de afuera de Bogotá (algo que garantizaba un carácter “nacional” en el enfrentamiento), pasaba a generar un segundo “superclásico del fútbol colombiano”, junto con el encuentro entre rojos y azules.

Pero los años 80 (1980-1989) generarían un fuerte cambio de paradigma a la hora de medir la grandeza y, con ello, la misma concepción de un “superclásico”. Para ese tiempo, y si bien el clásico bogotano y el que luego sería conocido como el “Clásico Añejo” seguirían siendo los partidos de mayor importancia hasta mediados de la década, el pentacampeonato de América de Cali (con el cual lograba 6 títulos) y sus tres subcampeonatos en la Libertadores, ahora posicionaban al equipo escarlata como el nuevo contendiente de Millonarios en lo que sería un nuevo, pero breve, “superclásico”. Breve, porque el Atlético Nacional Campeón de América en 1989 daría el revolcón absoluto que ya había anticipado el cuadro rojo de Cali.

El título continental, conseguido justo antes de iniciar los años 90 (1990-1999), significaba un completo cambio de prioridades para el periodismo deportivo y la hinchada de la época. Constatado el hecho de que NO era imposible para un equipo colombiano ser campeón de la Copa Libertadores o de otros títulos continentales, la atención de todo el fútbol nacional se viraría hacia los dos equipos que habían llegado más lejos que nadie en el fútbol continental y que dejaban el nombre del país en alto: La Mechita El Verdolaga. Por primera vez, la cantidad de ligas nacionales conseguidas ya no era lo más importante a los ojos del público y Millonarios, también por primera vez, ya no era el protagonista de un “superclásico”, algo a lo que tampoco le ayudo que en esa década iniciaría la sequía de títulos locales que duraría 24 años. Millonarios —América y Millonarios— Nacional no dejarían de atraer clientela y ser partidos de importancia nacional, pero América – Nacional se posicionaría como el “superclásico” para esa década e incluso para la siguiente (2000-2009), donde continuaban las actuaciones destacadas de ambos en el plano internacional, aunque con menor lustre ante los logros de otros equipos como el Once Caldas (Libertadores 2004), y en el nacional, consiguiendo entre ambos 7 campeonatos y 4 subcampeonatos, de un total de 18 ligas disputadas.

Y así llegamos al presente (2010-2018) donde sucederían 2 hitos históricos: el descenso de América de Cali (que finalizaba abruptamente la época de América – Nacional como el “superclásico”) y la resurrección de los equipos bogotanos en 2012 (aunque Santa Fe ya había cortado su larga sequía de títulos tres años antes). Con el puesto vacante dejado por el conjunto escarlata, fue Millonarios  (por títulos nacionales, por historia, por hinchada y por la fuerte rivalidad con el equipo verdolaga) quien recuperaba el sitial de honor y con Nacional pasaban a convertirse en el partido más importante del fútbol colombiano... hasta el ascenso del América de Cali y los éxitos y el reconocimiento internacional obtenido por el Independiente Santa Fe, que nos llevan a la actual discusión.

Con lo anterior visto, se pueden ver un problema esencial que dificulta la elección del “superclásico”: la inestabilidad histórica por la supremacía en el fútbol colombiano. En el relato hecho, se pasó de un Santa Fe – Millonarios a un Deportivo Cali – Millonarios; de ahí a Millonarios – América de Cali, América de Cali – Atlético Nacional y finalizando con Millonarios – Atlético Nacional. En total, en Colombia se han desarrollado cinco “superclásicos” en 70 años (a razón de uno cada 14 años y asumiendo que el ascenso del América y los logros de Santa Fe no cambian las cosas en este aspecto), prueba de que ninguno de los reconocidos equipos grandes del país han sabido mantener sus éxitos por un lapso superior a los 40 años. Incluso Millonarios, el equipo más estable en su grandeza en el fútbol colombiano, se vio atropellado por el repentino cambio de paradigma sucedido en los años 90, teniendo que pasar por un largo periodo de ajuste que incluyo una pequeña “reivindicación” con la Merconorte del 2001, ajuste que también hicieron Deportivo Cali (Final de Libertadores 1999) y Santa Fe (Final de Copa Conmebol 1996 y Final de Copa Merconorte 1999)

Hoy, asumiendo como cierta la teoría de un “superclásico” indefinido por el ascenso escarlata y el éxito cardenal, solo tenemos claro que Atlético Nacional tiene una supremacía definida y estable que lo hace digno de ser un integrante del evento, pero, de todas maneras, aún endeble, en una época donde, con 4 competiciones nacionales y 3 internacionales (Libertadores/Sudamericana, Recopa y Suruga/Mundial de Clubes), solo se requeriría dos o tres años de muy buena racha de títulos para que cualquiera de los otros contendientes (hasta el Once Caldas) cuestionen o incluso destronen la supremacía verdolaga.

Por otra parte, los otros aspirantes al evento serían Millonarios, Independiente Santa Fe y América de Cali, pero a todos ellos les falta algo para adquirir una plena consolidación: Millonarios tiene los títulos nacionales, la historia y la hinchada, pero no los títulos internacionales de renombre, o al menos el reconocimiento continental; el América, por su parte, si tiene ese reconocimiento, los títulos nacionales y la hinchada, pero le falta más historia; y Santa Fe tiene el título internacional de renombre, los títulos nacionales y la historia, pero su hinchada es muy pequeña (además, tiene el hándicap de que, a diferencia de su rival de patio y el rojo caleño, no tiene un hecho que gatille una rivalidad con el Siempre Verde). Y si estiramos la cuerda aún más y metemos al Deportivo Cali, este tiene la historia, cierto renombre internacional y los títulos nacionales, pero carece de al menos un título internacional “de adorno” y, al igual que Santa Fe, de hinchada multitudinaria.

Considerando lo explicado, es claro que, en el presente, el debate del superclásico en Colombia sigue siendo un asunto que solo dilucidará el futuro, conforme lleguen nuevas nóminas campeonas y nos fijemos en el escudo y la camiseta que portan. Pero, también en el mismo sentido, los equipos colombianos que se consideran “grandes” tienen la tarea de establecer un proyecto deportivo que, además de cumplir el noble deber de obtener campeonatos nacionales o internacionales, garantice la vigencia de sus clubes por más de dos generaciones. Millonarios probó la importancia de esto en el pasado, Atlético Nacional lo prueba en el presente.

Referencias

 AS Colombia. ¿Cuál es el clásico del fútbol colombiano?

 Palabra de Gol. 10 equipos gigantes del fútbol colombiano.

Rodríguez Melendro (2010). Fútbol y Afición: Proceso de las figuraciones en la manera de alentar de los equipos profesionales capitalinos (Santa Fe y Millonarios): La época de “El Dorado” y los años 80-90. Universidad Nacional de Colombia.

AS Colombia. ¿El gran clásico del FPC? Cali vs. Millos, un duelo con historia.

 Pulzo. América vs. Nacional, ‘el clásico milenial’ del fútbol colombiano.

 Semana. Vuelve Millonarios – América, un clásico de 27 estrellas.

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