Esta semana se conoció, según el departamento de Justicia de Estados Unidos, que Michele Leonhart abandonará su cargo en mayo.
La hasta ahora directora de la Agencia Antidrogas de EE. UU. (DEA por sus siglas en inglés), deja su cargo por el mal manejo que le dio al escándalo sexual destapado en marzo de este año, que involucró agentes de la agencia, trabajadoras sexuales y oficinas gubernamentales en Colombia.
Y es que las sanciones impuestas a estos agentes fueron irrisorias, según la gravedad de las acciones cometidas. Fueron tan solo de dos a diez días de suspensión por fiestas sexuales pagadas por el narcotráfico y que, de acuerdo a investigadores, pudieron haber puesto la seguridad del país del norte y de Colombia en riesgo.
Leonhart fue la primera mujer en llegar a ser directora de la DEA y su caída es, para algunos, la muestra de que las mujeres aún no están preparadas para asumir cargos de esta talla.
Sin embargo, es claro que Leonhart estaba moviéndose en un mundo de hombres. Las actuaciones de los agentes se dieron antes de su administración y las sanciones no fueron impartidas por ella. Fueron dictadas por hombres que por años habían tapado acciones de este tipo y que están acostumbrados a “hacerse pasito” en comportamientos que culturalmente son aceptados entre círculos masculinos.
De hecho la DEA puso muchos más obstáculos que otras agencias para entregar la información sobre el manejo a este tipo de problemas.
Pero eso no fue tomado en cuenta.
Así, Leonhart pasa al grupo de mujeres que cae en el abismo de cristal. Se dice que con el fin de romper el conocido techo de cristal (romper la tradición de que los hombres tienen más opciones de ocupar altos cargos), se contratan mujeres. Pero con el tiempo, al demostrar poca capacidad de liderazgo y decisión caen en un abismo. Quedan heridas para ocupar cargos de similares categorías y su reputación de líderes queda desdibujada para siempre.
A eso se le llama Abismo de Cristal. No es la primera vez que sucede.
Julie Pierson, directora del Servicio Secreto de EE. UU., renunció en octubre del año pasado por las constantes fallas en el anillo de seguridad de la Casa Blanca. Fallas que permitieron una intrusión peligrosa al hogar de Barack Obama y su familia.
Pierson había sido nombrada en el cargo por el presidente Obama precisamente para cambiar la cultura que habría dado pie al gran escándalo de prostitución en Cartagena previo a la Cumbre de las Américas en 2012.
A menos de dos años de estar en el cargo, Pierson salió y en su lugar nombraron a Joseph Clancy. Un funcionario con 27 años de experiencia dentro del Servicio que según comentarios, devolvería la credibilidad a la agencia. Eso está por verse.
De cualquier manera, lo que queda claro es que los cambios culturales toman tiempo. Es importante un buen liderazgo, pero no es suficiente. Se hace necesaria una restructuración desde abajo para sacudir las viejas y arraigadas costumbres dañinas que siguen impidiendo la igualdad de género.
