Las ironías de la paz

Las ironías de la paz

Por: Paula Rodriguez
marzo 26, 2014
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Las ironías de la paz

La memoria de los que habitamos ésta tierra parece olvidar con facilidad lo que se vivió, lo que se vive y lo que mañana construirá la historia; resulta que el presente no es más que el resultado de la amnesia que se acrecienta con los años, y entre más pasa el tiempo más facilidad presenta la gente para hacer que su memoria no recuerde lo que ha pasado, a pesar de que en su presente siga viviendo la misma historia pero con peores y más irónicas circunstancias.
Parece ser que la historia parece repetirse con el tiempo, al parecer se reviven los momentos más importantes e históricos del país, aunque con su renacer acostumbren ser más descarados e irónicos. Hoy podemos recordar la manera como durante años ha sido pisoteada la mal llamada democracia, y por qué no recordar a Jorge Eliecer Gaitán el hombre al que colombianos de todos los sectores reconocieron como un fenómeno de suma importancia nacional, Gaitán concentró sus esfuerzos en solucionar los problemas padecidos por el pueblo, razón por la cual era más conocido como el alcalde del pueblo, aunque sus métodos paternalistas, así como su defensa de la modernidad, crearon choques culturales con muchos miembros del pueblo sobre cuestiones de dignidad y autonomía, no dejo de ser el principal defensor de los derechos del pueblo, pero eso no podía ser permitido por la minoría burgués que ha oprimido por años al pueblo colombiano y Parmenio Cárdenas, apoyado por el presidente López Pumarejo, lo destituyó el 7 de febrero de 1937.
Hoy muchos años después revivimos la historia, con la destitución del alcalde de Bogotá Gustavo Petro, quien por este tiempo había tenido la capacidad de convocatoria para llenar la plaza de la esperanza (La plaza de Bolívar), con voces de resistencia y lucha. Bogotá se movilizo y encontró en su voz una manera de cambiar la historia reclamando el valor de su voto, pues con la decisión del procurador Alejandro Ordoñez la decisión de los bogotanos al elegirlo parecía no tener ningún significado, y la “democracia” agonizaba cada segundo más.
Pero si hacemos un retroceso a la historia y recordamos algo de lo pactado, eso que permitió que él llegara al congreso y que luego de muchos años de denunciar el paramilitarismo lograra llegar al palacio lievano, entonces ahora si volvamos a la ironía, antes de llegar a este momentos demole una píldora a la memoria y conmemoraremos a Jaime Pardo Leal, asesinado en octubre de 1987, quien era entonces candidato presidencial por la Unión Patriótica(UP), partido nacido de un acuerdo de paz con las FARC-EP y que fue botado a la basura con el asesinato de Dos candidatos presidenciales, los abogados Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y alrededor de 5.000 de sus militantes fueron sometidos a exterminio físico y sistemático por grupos paramilitares, miembros de las fuerzas de seguridad del estado (ejército, policía secreta, inteligencia y policía regular) y narcotraficantes, y muchos de los sobrevivientes al exterminio abandonaron el país; y entonces recordemos ese mismo instante en que el movimiento 19 de abril (M-19) firmaba su acuerdo de paz con la misma persona que hoy remplaza a Petro en su cargo como acalde (Rafael Pardo), ese 17 de junio de 1989, en el que el ahora alcalde de Bogotá expresaba su compromiso y responsabilidad en los acuerdos firmados, acuerdos que además darían garantías políticas a las personas que habían dejado las armas, ese pacto de paz en el que confiarían plenamente en el gobierno colombiano, en el que Pardo proclamo (el gobierno nacional y el movimiento 19 de abril, se comprometen a asumir con plena responsabilidad las decisiones y acuerdos a que se lleguen, el gobierno nacional y el M-19 coinciden en que el país no puede ser espectador de este proceso, la paz podrá alcanzarse con el compromiso de todos los grupos y sectores sociales, por lo tanto es nuestro propósito facilitar la presencia del pueblo en los acuerdos) y una vez más mintieron pues tiempo después de firmado el acuerdo, fue asesinado Carlos Pizarro, el 26 de abril de 1990 siendo candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19, y eso demostró que no habían garantías y que nada de lo pactado iba a ser cumplido, pues hoy es él quien está remplazando a Petro y fue él quien una vez firmo un acuerdo que hoy parece nunca haber existido como había sucedido ya en tiempos atrás de la historia con acuerdos firmados con otros grupos insurgentes.
Pese a que por ese tiempo asesinar el pensamiento era la más cruel realidad, púes Colombia vivía la oleada de asesinatos de dirigentes de izquierda mas sangrienta, las mismas personas que le habían puesto muertos a la historia decidieron emprender la idea de una nueva constitución, en diciembre de 1990 se convoca votaciones para elegir los representantes a la Asamblea Nacional Constituyente, de aquí salieron elegidos: Álvaro Gómez Hurtado por el Movimiento de Salvación Nacional, Horacio Serpa por el Partido Liberal y Antonio Navarro Wolff por la Alianza Democrática M-19 la cual promulgó la nueva constitución el 4 de julio de 1991, hoy en día de esa constitución no queda si no el nombre, pues ha sido reformada en varias ocasiones y el pueblo colombiano ya no se siente recogido en aquel papel que ha sido modificado por gente sin ninguna necesidad, y aquí vuelve la historia hoy Colombia enfrenta uno de los procesos de paz más importantes y el que más ha durado en concertaciones para llegar a acuerdos que lleguen a una parte de la paz, pero hay mucho que decir con la coyuntura que hoy envuelve al país porque se necesita creer mucho en que el cambio se va a dar y que el estado y la oligarquía colombiana no va a dará una patada a la mesa luego de firmar esa paz tan anhelada porque es muy cierto que la paz no es solo la firma de un papel, la paz se construye con el pueblo y para el pueblo, que hoy reclama sus derechos esa paz sin hambre, sin pobreza, con salud y educación, no un paz sin insurgencia y con los mismos problemas que por años ha sufrido la mayoría del país.
Por esto se reclama hoy la construcción de leyes en las que sean los colombianos quienes elijan sus derechos y deberes, no mas reformas con protecciones para los que más tienen, el pueblo lo exige y lo necesita todos a construir una constitución que no sea pisoteada por el estado y que además no sea la carta para nuevos asesinatos que hagan de la historia algo cíclico y repitiente, los cambios se necesitan ya y ahora, Asamblea Nacional Constituyente ya, el poder lo tiene el pueblo.

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