La propuesta de Álvaro Leyva frente al conflicto del Medio Oriente que tendría eco en la paz total

La propuesta de Álvaro Leyva frente al conflicto del Medio Oriente que tendría eco en la paz total

Este es el texto completo que el excanciller presentó ante la Autoridad Palestina en Ramala después de haber visitado la franja de Gaza, Israel y Jerusalén

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diciembre 12, 2024
La propuesta de Álvaro Leyva frente al conflicto del Medio Oriente que tendría eco en la paz total

A título personal, Álvaro Leyva le presentó a las Autoridades palestinas, una propuesta para conformar una Comisión Universal de la verdad histórica integral del conflicto en el medio oriente  que podría nacer en el Medio Oriente donde confluyen diferentes culturas, pensamientos y religiones que comparten el ideal de la paz –musulmanes, judíos y cristianos-.

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Una especie de encuentro de sabios que por encima de las diferencias construyan a partir del legado común una propuesta de Paz Total que surge de regiones y países hoy envueltos en guerras y violencias. Leyva visitó la Franja de Gaza los lugares Santos en Jerusalén y se reunió en Ramala la capital administrativa de Palestina con el Alto comisionado de asuntos diplomáticos del Presidente y el asesor presidencial de relaciones internacionales.

Este es el texto completo de la presentación del ex canciller Leyva ante las autoridades palestinas cuya propuesta tendría como meta “una clara solución conductora hacia la paz total”.

Vengo de lejos. Vengo de Colombia, América del Sur. País desafortunadamente violento; país de la guerra permanente. Mi oficio, buscador de paz a pesar de mis muchos malquerientes. Allá ellos. Si llega a haber éxito, serán igualmente sus beneficiarios.

Soy católico. Por esto tengo presente que Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y pasando por en medio de ellos, se fue”.

Con la frase anterior Jesús estaba señalando su preexistencia. Reclamó con ello su igualdad con Dios. Los judíos quisieron agredirlo de manera violenta. Los mismos que permitieron que en la parte superior de la cruz en la que perdió la vida se clavara un rótulo con la leyenda en latín  jevs nazarenvs rex ivdaeorvm. “Jesús de Nazaret, rey de los judíos”. En latín… ¿Que preponderancia tenía en ese momento Roma en la tierra de Herodes El Grande? 

Hubo una colisión de competencias entre Pilatos y Herodes durante el juicio de Jesús. El más fuerte de los dos, Herodes. Recordemos que Herodes llegó al poder con el respaldo del Imperio Romano. Del ejército Romano. No pretendo prejuzgar; lejos de mí. Pero al destacar algunos hechos de reciente ocurrencia se me preguntaba: ¿Hoy cuáles son los imperios detrás de la atroz guerra que viene sucediendo en las tierras que en este momento piso y que espanta a la humanidad entera?

Mi primera kipá, que significa cúpula, prenda con que los judíos varones se cubren la cabeza, la adquirí en 1999, en San José, Costa Rica. Durante mi asilo en ese país fui acogido como un hermano más por una comunidad judía. Todos los viernes recordaba repetir la bella frase “¡Shabbat Shalom!” “Shalom de Paz”. Cada ocasión culminaba con una deliciosa cena.

El Corán no es un libro desconocido para mí. Varios y bien editados ejemplares tengo en mi biblioteca. Adquiridos en distintas ciudades musulmanas. Sin ser experto, con su contenido, estoy familiarizado. Ayer no más me preguntaba cómo pudo haber sido el viaje nocturno que durante una sola peregrinación hizo el profeta Mahoma en el año 621. Se dice que desde la propia Jerusalén ascendió para hablar con Dios y obtener sus instrucciones. ¿Sobre hermandad y paz?

Pongo de presente que, en la ciudad de Maicao, allá en mi patria, se encuentra la tercera mezquita más grande de América Latina.

Soy un hombre de la política. Político. Político de diaria hechura. Eso me define de alguna manera. Pero vivo la obsesión de la paz total. En Colombia, amor de mis amores, me volqué a buscarla desde 1984. ¿Que soy mayor? Sí. Mayor. Es claro a la vista. Pero en mi caso la edad es mi patrimonio. Es clave. Es sinónimo de aprendizaje. Sin embargo, hace tiempos dejé de cumplir años. He resuelto sumar primaveras. Es que la fragancia de las primaveras es igual a la tranquilidad personal. A la paz.

¿Que qué hago yo hoy en estas tierras lejanas para mí, que han conocido santidad sin conocer la paz? Pues sin pretensión alguna, tras tanto recorrer y andar, permítaseme afirmar que me considero un ciudadano del mundo. Ya camino hacia la mitad del siglo XXI, todos debiéramos serlo. Y he venido a hacer una propuesta que aspiro sea un referente, un aporte para alcanzar una solución a las incomprensiones, en ocasiones a las atrocidades que se viven a diario, producto de sinsabores acumulados durante fricciones de larguísima ocurrencia.

Antes que todo, como premisa mayor, afirmo frente a ustedes distinguidos amigos, que procedo libre de cualquier prejuicio o de condena alguna.

Musulmanes, judíos, cristianos… ¿Duda alguno de ustedes que la verdad nos hará libres? Si la llave de la paz es la verdad, ¿por qué no buscarla?

Vengo a proponer entonces la formación de una Comisión Universal de la Verdad Histórica Integral del Conflicto que a azota sin piedad esta bellísima y milenaria región.

Son tan evidentes los temas que serían objeto de la Comisión sugerida que no es difícil exponerlos en el entendido de que conocedores, expertos, académicos, eruditos, tendrían la palabra. Sabios ellos. En el mundo existen las academias, los centros especializados, las diversas visiones de reconocidos investigadores de la materia, instituciones de altísimo calibre.  Las luces que una agrupación de sabios que ahí están, todos ya con nombres propios, trabajando de manera ordenada, científica, juiciosa, harían brillar la verdad como aporte a una solución integral a episodios que han derivado en desolación, incomprensión y muerte. Sí. Sabios que existen, que no hay que inventarse, que esperan ser convocados. En su sapiencia ya adquirida está el remedio. 

Que el trabajo para esa Comisión Universal de la Verdad es difícil y el reto incuestionablemente arduo, así es. Pero escucharlos en aras de la paz constituiría una de los más bellos compromisos de la humanidad. Sería, ni más ni menos, la puesta en marcha de una iniciativa que tendría como meta una clara solución conductora hacia la paz total. Nada de ruido mediático, sino la fórmula única, integral, que orientaría hacia el aplastamiento de la intolerancia, la guerra y la muerte sin sentido. ¿Acaso ustedes, hermanos cristianos, judíos, musulmanes, no manifiestan ser  hijos del mismo Creador?

Los sabios de la Comisión asumirían el repaso juicioso de los relatos religiosos. Hermoso trabajo este; la aproximación a la historia de los textos sagrados; de la historia cultural arqueológica; del recordar el recuento sobre los vestigios de los pueblos que se cruzaron en las zonas tristemente en litigio, bañadas hoy en sangre. Y argumentarían la vigencia del derecho internacional como eje moldeador del orden y la seguridad en el mundo. ¿Falso suplantador el derecho internacional de normas en momentos en que más se requiere de su misión universal? ¿Y será que se justifica echar por la borda la vigencia del jus cogens, inalienable condición de la dignidad de la persona humana?

Semitas, Mesopotamia, Asiria, Caldea, Babilonia la Grande, Judea y Samaria; Palestina, Tierra Prometida y Líbano; Sunitas y chiitas. Lugares como Jerusalén y Belén y Jericó, todos ellas y ellos, territorios y comunidades y civilizaciones que siempre han estado ahí, en el discurrir de cientos de años, y que hicieron igualmente parte del Imperio Otomano: Seis centurias la existencia de este imperio. Pero fue cauteloso y tolerante. No quiso destruir. Cayó de bruces sí y desapareció tras la Primera Guerra Mundial; para terminar las tierras que de antaño ocuparon, en manos del Reino Unido y Francia.

Mediante el denominado Pacto de la Sociedad de las Naciones de 1919, artículo 22, el año siguiente, Francia y Reino Unido recibieron varios mandatos para disponer y administrar territorios en distintos continentes según las circunstancias. Entre ellos, a propósito de nuestro cercano interés, los siguientes: 

Mandato británico: Palestina, Trans Jordania, e Irak.

Mandato francés: Siria y Líbano.

Un manejo, en ocasiones surrealista, dado a añejísimas comunidades, fronteras y episodios; e interpretaciones históricas de parte de los mencionados mandatarios, muchas de ellas producto de inventivas caprichosas abundadas por vocablos inamovibles e inapelables de recientes migrantes y algunos originarios de los citados lugares,  propios de situaciones internas de hecho, orquestadas además mediante dialécticas guerreristas, del disparo, la bomba y las supuestas armas de tecnología de punta cada vez mas invencibles, paulatinamente ha venido deponiendo y o descomponiendo la recta razón. ¿Equívocos que han derivado en confusión? ¿En caos?

Palestina, Israel: ¿Más? ¿Qué se abunde? Agréguesele entonces territorios del 48, Resolución 242 de Naciones Unidas, territorios del 67, Resolución 148, Línea Verde, Acuerdo de Oslo, zonas A, B y C.

¿Qué nadie está equivocado? ¿Qué hay carencia total de responsabilidades? Momento para preguntar a la usanza angloparlante: “And the day after what”. ¡Y el día después qué!

Todo lo anterior y esto último, campo fértil para que una Comisión Universal de la Verdad Histórica Integral, sin prejuicios ni precondiciones, inicie una labor con concurrencia de todas las visiones.  Hora de los sabios; de los verdaderos sabios que no miren caprichos ni intereses distintos al logro de la felicidad colectiva y la paz total.

Cristianos, judíos, musulmanes, los cambios históricos, la mutación de los hechos, se registran hoy, en el mundo entero, en el planeta todo, a la velocidad de la luz que hemos aprendido a llevar en el bolsillo. Sin reflexión alguna. ¡Alto en el camino! ¡Ya! Paso a la Comisión Universal de la Verdad Histórica Integral del Conflicto. La verdad nos hará libres.

La propuesta acá formulada ante ustedes no es un ensayo literario más. No se viene hasta acá simplemente a enunciar. Se inicia un trabajo. En mente hay un orden del día. Un compromiso sin dar descanso. Sin dar cuartel. Que sea entonces una oportunidad.

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