La intolerancia política y el posconflicto
Opinión

La intolerancia política y el posconflicto

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noviembre 11, 2014
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Hay una escena en la novela La Virgen de los Sicarios en la que el maestro Fernando Vallejo describe con genialidad e ironía cómo un sicario homosexual asesina a un homofóbico por considerarlo un intolerante.

En este país enfermo de violencia, la intolerancia política y cotidiana es apenas la primera consecuencia de la polarización. Lo grave es lo que la intolerancia produce cuando algunos, como el personaje de la novela, piensan que la mejor forma de acabar con la intolerancia es matando a los intolerantes. Otros, siguiendo ese ejemplo, piensan que es así como puede acabarse con el hambre, la pobreza, los enfermos terminales, los indigentes, los negros, los indígenas, o con los opositores y todos aquellos que consideran una amenaza por el simple hecho de pensar diferente.

El caso más reciente y condenable de intolerancia política se vivió esta semana en el municipio de Toribío Cauca cuando integrantes de las Farc asesinaron a dos guardas indígenas porque, fieles a su convicción de no permitir más que su territorio continúe siendo el teatro de operaciones de la guerra en Colombia, desmontaban unas vallas con la que los ilegales hacían publicidad a su movimiento.

Toribío es quizá el municipio más flagelado por la violencia en nuestro país, sus habitantes llevan décadas sobreviviendo en medio de dos fuegos; sus niños han sido inmisericordemente reclutados para la guerra de generación en generación quitándoles la oportunidad de estudiar, vivir una adolescencia normal y servirle a su comunidad; con mucho valor y armados únicamente de su autoridad moral decidieron no permitir más invasiones en su territorio y en varias ocasiones han expulsado de sus parcelas a las Farc y al Ejército nacional.

Hoy han dicho públicamente sus líderes y autoridades que tienen miedo por las represalias que las Farc puedan tomar como consecuencia de la condena a 40 años que el tribunal de justicia indígena determinó como sanción a los asesinos (por cierto integrantes de la misma comunidad nasca —verbigracia, mataron a sus propios hermanos de etnia—) máxime porque las Farc declararon objetivo militar a varios dirigentes indígenas porque no les sirven de portavoces o se han negado a ser utilizados como milicianos.

Me dijo reciente y sabiamente un líder indígena que las  Farc en su afán de reclutarlos a la fuerza y a base de intimidación y fusil se han olvidado de lo más importante:

Que los indígenas llevan en ese territorio más de 500 años, mientras que las Farc están de paso, razón por la cual solo podrán doblegar su voluntad en momentos coyunturales cuando no puedan resistir la presión y el amedrentamiento, pero cada vez que puedan hacerlo se expresarán y actuarán libremente y a conciencia, como lo hicieron los dos guardas que fueron asesinados y que hoy se convirtieron para el pueblo nasa en verdaderos símbolos de libertad y autoridad, que les darán aún mas fuerza para seguir luchando por la autonomía de sus territorios y para oponerse a los violentos. Vengan de donde vengan.

Las Farc tienen que entender que no pueden seguir asesinando en nombre de la vida ni tampoco amedrentando a la sociedad civil en nombre de la libertad. Que estos crímenes son rechazados no solamente por todos los colombianos sino por el mundo entero, y que cuando los cometen solo consiguen el repudio general y hacerle un gran daño al proceso para terminar el conflicto que con tanto esfuerzo ha logrado avances importantes en La Habana.

Hace algunos meses en la costa Atlántica, y por el solo hecho de pensar diferente, asesinaron al líder campesino Adan Quinto, hace muy poco mataron a una niña en Miranda Cauca, aún no han reconocido ni pedido publico perdón a sus víctimas, no han reparado ni piensan reparar a nadie, no quieren pagar por sus crímenes ni un solo día de cárcel, están recuperando territorios que habían perdido, continúan reclutando menores y secuestrando. Anhelo como la mayoría de los colombianos la terminación del conflicto, pero debo confesar que cada vez que las Farc actúan de esta forma (y eso sucede casi todos los días) la gente se pregunta: ¿es así como van actuar en el posconflicto? De ser así, apague y vámonos, lo que vamos a tener es un nuevo conflicto.

@sigifredolopez
Presidente defensa de inocentes

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