En el pequeño caserío de pescadores que algún día llamaron Bahía Málaga, donde la selva del Valle del Cauca se encuentra con el Pacífico vivieron las actividades se acababan prematuramente cuando el solo se iba y llegaban las doce horas de oscuridad. Neveras apagadas, pesado descompuesto, reparación de redes y la preparación de las cocadas interrumpida, niños y muchachos estudiando con linterna.
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La instalación de los primeros paneles solares para generar energía significará para ellos un recomenzar y el cambio para niños y jóvenes será radical. Así lo cuenta Saúl Valencia, líder del Consejo Comunitario de La Plata en el tono de quien ha peleado batallas largas, pero que al final sabe saborear victorias.
Fue el Presidente Belisario Betancur el visionario que vio allí la importancia estratégica de tener instalar ahí una base naval militar, como centro de la política de seguridad en el Pacífico. Un punto de equilibrio de la Costa Pacífica norte hasta Juradó y la Costa Pacífica sur, en el rio Mataje, en la frontera con Ecuador. De esta iniciativa resultó la actual base Naval ARC Málaga. Un logro que el ex Presidente Álvaro Uribe le reconoció a Betancur con un homenaje con ocasión de los veinte años de su primera piedra.
En 1989 en el gobierno de Virgilio Barco estableció allí una subestación norteamericana administrada por el Comando Sur como punto de control del tráfico de narcóticos y de contrabando.
Pero este mundo militar poco ha tenido que ver con la realidad del pequeño caserío pobre y olvidado al que con la llegada de la luz se le abre un nuevo escenario a futuro. Ya con paneles instalados comenzaron las jornadas de capacitacón dentro del programa llamado En-Comunidad, liderado y ejecutado por el Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía - FENOGE y funcionarios de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, con el que capacitan a los pobladores en el manejo, su cuidado y su aprovechamiento por parte de la comunidad y de iniciativas económicas individuales y colectivas.
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Los habitantes de este pueblo de pescadores de piangua, fundado hace 370 años, ahora hablan de sistemas eléctricos, de energías limpias, y hasta de administración eléctrica y financiera. Varios de ellos saben la teoría de sistemas híbridos, una mezcla entre paneles solares, baterías de litio y un motor diésel, como el que en noviembre de 2023 les instaló el Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía – FENOGE, dirigido por la ingeniera de la Universidad Antonio Nariño, Ángela Patricia Álvarez.

Desde el 2017, cuando en el gobierno Duque se inició un programa de energías alternativas para llevarle a comunidades en las zonas rurales, el Consejo comunitario de Bahía Málaga en cabeza de Saúl Valencia hizo su solicitud. Pero como ocurrió en la gran mayoría de los casos éstas quedaron en las oficinas de Bogotá hasta que el gobierno Petro volvió prioritario el programa de Comunidades energéticas del que forma parte En-comunidad, que arrancó en abril de 2023 Irene Vélez, la primera ministra de Minas y Energía del Gobierno de Gustavo Petro y que materializó el ministro Andrés Camacho, quien duró año y medio al frente de cartera y quien salió del gabinete a finales de febrero, para darle paso a Edwin Palma, quein deberá seguir el plan de llevar energías limpias a los municipios más apartados del país con uno de los programas bandera de Petro, Comunidades Energeticas, con el que tienen la meta de lograr 20 mil comunidades conectadas.
Ahora, cuando la noche cae Bahía Málaga no parece un pueblo fantasma perdido entre el mar y la selva que se levanta a pocos kilómetros. Ahora la luz se cuela entre las rendijas de las casas de madera y techos de zinc. Y eso, para quienes llevaban generaciones y generaciones iluminándose con velas, linternas y lámparas de gasolina, es una realidad que aún no pueden creer.