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Opinión

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Hay rapé y mambe y un río como una gran anaconda. Y también hay blues local, y en una jornada entre sudores dejas el tiempo demacrado que recuerdas atrás

Por:
mayo 09, 2024
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Es grandiosa la pequeñez que se siente mientras te aproximas a Leticia entre una selva que desde el aire semeja una interminable ensalada de brócolis. Una extensión que se te mete en la mirada y la colma.

Ante esta grandeza, el avión en el que has viajado no es nada más que un zancudo ruidoso peleando contra las nubes oscuras, una basurilla que se sacude de un lado a otro contra el imperio del universo. La intensidad de la vista y el bamboleo incesante del aparato le aconsejan a uno nada más que tomar su ego que nunca ha sido gran cosa, doblarlo a modo de pañuelito y guardarlo en el bolsillo, todo para detenerse a pensar a dónde lleva esto, dónde tendrá un límite, para qué darse a buscarlo si esta visión absoluta sería suficiente ya para permanecer en ella hasta el fin del fin sin más cuentas que dar.

Vine para hacer un trabajo grato y desafiante; lo hice en su momento justo entre personas hermosas de pueblos llegados de muchos puntos de esta espesura, y me encontré luego andando entre un sudor incesante, uno penetrante, un sudor que es algo así parecido a sacarse por fin el alma, enjabonarla y echarle agua para conseguir quitarle, al menos de momento, tanta mancha pesada que se le ha metido a las malas. Hay que limpiarla en un día, caminar, ver, porque lo más difícil es ver.


Dicen por acá los sabios que hay que mirar bien para hablar bonito, y es innegable que si se intenta se consigue


Dicen por acá los sabios que hay que mirar bien para hablar bonito, y es innegable que si se intenta se consigue. Dentro de la selva desaparece el sol inclemente, la luz cegadora y un gran peso va quedándose derramado en el camino; y mientras andas alguien te tiende una mano suave, y te salva de caer a un abismo que venía rondándote hace tiempo, y ya no quieres regresar más al abismo.

Por el lugar hay rapé y mambe y un río como una gran anaconda. Y también hay blues local y pasas una jornada entre sudores, y uno se ve cruzando el umbral de una hipnosis que deja el tiempo demacrado que recuerdas atrás, y todo el placer ha vuelto y el tiempo ya no es largo. Algo está limpiándose y te sientes otra vez un hombre árbol.

Tiempo de blues de la selva:

“Libre en el tiempo se liberaba… en la raíz de un árbol se convirtió, en la raíz de un árbol la Pacha lo ayudó…” (El nativo – canción de Fuego en el aire - https://www.youtube.com/watch?v=eNnIkJjjDA0)

“…Camino por el mundo aprendiendo a crecer…aprendiendo a cantar… aprendiendo a perder…la selva nos inspira a vivir y respetar… sálvame…sálvate…quiero que ardan notas musicales y reproducir arboles ancestrales...” (Salvate, canción de Juan Nois -

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