Alonso Salazar, del escritorio al territorio

Alonso Salazar, del escritorio al territorio

Tras su labor política, tomó una pausa y regresó a la escritura, uno de sus fuertes. Muchos se alegraron con su más reciente publicación 'No hubo fiesta'

Por: Mauricio Cañaveral
enero 23, 2018
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Alonso Salazar, del escritorio al territorio

Impredecible, provocador, absolutamente coherente y abrumadoramente pragmático, así defino yo a Alonso Salazar. Un hombre que no viene con rodeos, que como se dice el argot popular, se las canta a quien sea necesario y en el tono en que generalmente la gente no quiere escuchar la verdad. Tiene una forma de abordar los temas públicos y políticos que incomoda a quienes, por estructura mental, se aferran a la mal entendida diplomacia.

Conocí a Alonso –como le gusta que le digan— en el año 2003, él me conoció en 2006. Sin embargo, ya lo había visto muchas veces por televisión pues mi mamá hacía parte de la fiel teleaudiencia del canal regional y del programa Arriba mi Barrio transmitido los viernes en la tarde y él era su presentador, también su cofundador. Al llegar del colegio, un buen parche en casa era ver aquel programa.

Alonso estaba al frente de la campaña de Fajardo a la alcaldía de Medellín en el año 2003, campaña en la que como voluntario yo hacía parte del equipo denominado Plan Calle, encargado de entregar volantes y aplicar la estrategia del plan semáforo. Veía a Alonso desde la distancia respetuosa de un voluntario recién recibido.

Fajardo ganó y Alonso fue designado secretario de gobierno. Dos de los logros más relevantes para la ciudad alcanzados por la administración municipal desde la secretaría de gobierno fueron la agremiación de los venteros informales a través de la estrategia de censarlos, capacitarlos, regularlos, carnetizarlos y acompañarlos; y la creación de los Comités locales de gobierno mediante el Decreto municipal 143 de 2005. El Comité local de gobierno es una figura que permite la descentralización submunicipal mediante la instalación de equipos de trabajo con capacidad de decisión para atender en el territorio las necesidades de la comunidad.

A finales de 2006 Alonso renunció a su cargo como secretario de gobierno para buscar ser elegido alcalde de Medellín para el siguiente periodo (2008-2011). La campaña inició con un eslogan que desafiaba a la ciudadanía a tomar una decisión: Medellín ya tiene un rumbo y esto tiene que seguir. En octubre de 2007 Alonso fue elegido alcalde de Medellín con la votación más alta hasta ahora registrada en la ciudad (272.931) votos.

El periodo administrativo de la ciudad de Medellín entre (2008 – 2011) se caracterizó por la más alta intervención presupuestal en el área social, los programas banderas como Medellín Solidaria y Buen Comienzo son recordados con gratitud por la ciudadanía e incluso han logrado mantenerse vivos aun con las distintas estrategias políticas que han gobernado la ciudad en los últimos dos periodos. Programas como esos requieren nuestras ciudades, útiles, reconocidos por la ciudadanía y fuertes en su planificación y sostenibilidad.

En cuanto al alcalde Alonso en términos de su personalidad, se caracterizó por caminar cada rincón de la cuidad, acompañado o no tan acompañado como la anécdota que afirma que llegó solo a eso de las 3:00am al barrio Villatina para socorrer a sus vecinos en el lamentable derrumbe ocurrido en 2011, un vecino lo llamó pidiendo auxilio. Asimismo, se podrían listar cientos de anécdotas, incluso algunas con modificaciones algo fantasiosas pero que en términos generales fortalecen su carácter de amigo de la comunidad. Ama el café bien sea de marca o de la greca de la tienda de la esquina y en ocasiones lo acompaña con jugo de mandarina, disfruta de la salsa, pero también del silencio y uno de sus momentos preferidos es poder disfrutar los colores refulgentes que solo pueden disfrutarse en el único instante en que llega la penumbra.

Alonso ha sido inspiración para muchas personas y así él busque hacerle el quite a esta afirmación, muchos han sido instados por sus palabras y su ejemplo para querer tragarse el mundo. A él se acercaron entre otros, empíricos, bachilleres ilustrados por la experiencia de la vida y de las realidades de sus entornos. En campaña y siendo alcalde Alonso repetía con insistencia “ustedes tienen que formalizar el conocimiento” y hoy la mayoría de ese grupo son profesionales, especialistas, magísteres y hasta candidatos a doctores.

Alonso regresó a la escritura, uno de sus fuertes, tal vez nunca se fue. Muchos se alegraron con su más reciente publicación No Hubo Fiesta, otros lo reclaman para la arena política y pueden estar tranquilos, Alonso seguirá siendo político, está en su adn, corre por sus venas, basta con ver cómo observa la ciudad cuando la recorre para estar convencidos de que Medellín está en su corazón, así que hay Alonso para rato.

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