Y Piazzolla lo despertó lentamente...

Y Piazzolla lo despertó lentamente...

Un texto a propósito de los cien años de nacimiento del bandoneonista y compositor argentino, quien es considerado como uno de los músicos más importantes del siglo XX​​

Por: Laura Cecilia Bedoya Ángel
marzo 11, 2021
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Y Piazzolla lo despertó lentamente...

“¡Sos una oruga que quiso ser mariposa antes de morir!” (Alma de bandoneón. Enrique Santos Discépolo / Luis César Amadori).

Escuchando una entrevista que le hiciera Gabriel Soria al bandoneonista Juan José Mosalini recogí la siguiente historia a modo de parábola: siendo muy chico Mosalini se paraba en frente del padre cuando este interpretaba el bandoneón y le decía que había alguien silbando al interior del fueye, su padre quien no quiso romper esa ilusión le explicó: “Lo que pasa es que hay un tipo adentro, pero hay que despertarlo despacito” (1).

Rememora este pasaje el diálogo de Alicia con la oruga quien le pregunta con voz lánguida y soñolienta: “¿Quién eres tú?” y la pequeña le cuenta de todos los cambios que ha tenido en un mismo día y por lo tanto ignora quien puede ser; ante la pregunta por el significado de esas transformaciones le contesta Alicia: “Bueno, quizás usted no haya sentido hasta ahora nada parecido, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?". "Ni pizca", declaró la Oruga.

Seguramente quienes lean esta columna se preguntarán: ¿A qué viene tanto ejemplo para hablar de Piazzolla? Y yo no sé si alcanzo a esclarecer el sentido, pero lo que pasa es que Piazzolla está instalado en la transformación de la estética del tango, lo mismo que el bandoneón, instrumento que antes fuera utilizado para ritos religiosos y cuando cruzó el Río de la Plata se convirtió en el acompañante de otro ceremonial más terrestre y carnal, el de la sensualidad y la nostalgia del tango y le dio ese acento triste y dolido.

Así un poco abrumados tenemos en frente a nuestro Astor Pantaleón Piazzolla, a quien el 11 de marzo del presente se le conmemoran sus 100 años de nacimiento, y no lo hace solo el medio tanguero, sino el mundo de la música.

Sería sin embargo el nuevo carácter de su música, puesto que se distanció de la escolástica del tango —al decir de Sergio Pujol—, lo que le traería duras críticas que entrarían a descalificar su obra. No en vano el escritor Alessandro Baricco en el libro Los bárbaros, habla de los momentos en que las generaciones nuevas tienen resistencia por parte de sus mayores, o el poder ya instalado que se aferra a su posición y acusa de bárbaros a los nuevos movimientos. Y cree que eso mismo pasó cuando surgió la Ilustración, sin embargo “No se trataba de movimientos de tropas ni tampoco de hijos que asesinaran a sus padres.”

Toda esta situación de resistencia a los cambios lo demuestra el 7 de mayo de 1824 cuando Beethoven presenta en Viena la Novena sinfonía que “fue la primera vez que los seres humanos escucharon El Himno a la alegría (pocos seres humanos, porque muchos, aburridos, a mitad del concierto salieron pitando)”. “¡Hubo una época en que la Novena fue la bandera de los bárbaros! Sin embargo, hoy esta sinfonía de Beethoven se ha convertido en bandera, himno y fortificación suprema”

Veamos entonces el valor que ha tenido la Novena en el siguiente hecho, y hay una pregunta: “¿Por qué los CD tienen esa cantidad de minutos de música? En la Philips, en 1982 cuando tuvieron que tomar esa decisión, pensaron esto: tiene que caber dentro completa la Novena sinfonía de Beethoven. En aquella época se requería un soporte de 12 centímetros para hacer algo parecido. Así nació el CD” (2)

Después de la mirada a esta obra de Beethoven y la transición a través del tiempo para su reconocimiento, recordar los amargos momentos que vivió Piazzolla con los nuevos tangos, abucheos y silbidos en los teatros, sus seguidores eran bajados de los taxis, debates intensos y hay quienes dicen todavía que esa música no es tango.

Y ahora como una muestra de la grandeza de Piazzolla recordar que los más importantes músicos quisieron compartir su atril, y siendo innumerable el desfile de sus obras para exaltar su dimensión, está aquí la lírica que no es otra cosa que su relación con los poetas. Empiezo con Adiós Nonino, que tuvo el honor de llevar la letra de Eladia Blázquez y merece un capítulo aparte la cercanía con Horacio Ferrer, poeta insigne con quien hizo Balada para un loco, la operita María de Buenos Aires —y muchas otras—.

Compuso la Introducción de Sobre héroes y tumbas película sobre la novela de Ernesto Sábato; agregar un dato más, tuvo a su cargo la música de la película El infierno tan temido, basada en el cuento homónimo del escritor Juan Carlos Onetti. Es de mucha relevancia su trabajo El tango con Jorge Luis Borges y ¿quién si no él hizo un canto épico de los compadritos?. Fue honroso para el músico estar al lado de este escritor reconocido en el mundo entero como uno de los mejores y compartió con él la escena en la que se conjugaron la música de Piazzolla y los versos del bardo. Cuenta Dedé Wolff, esposa de Piazzolla, “Borges se sentaba a escuchar con su cara inmutable y su mirada perdida, y de pronto al canto de una de sus milongas que hablaban de los guapos del tango, vimos llorar a Borges.”

Astor Piazzolla laureado por el destino y el tiempo, es hoy el músico de tango más conocido en el mundo, sus notas anuncian la influencia de “Las fugas de Bach” y el estilo de Gershwin que le transmitió esa “atmósfera temperamental del jazz”. No puedo pasar por alto la admiración por Aníbal Troilo y el ascendiente que marcaron, Alfredo Gobbi y Osvaldo Pugliese; con el último hay un bello pasaje, hicieron un concierto en el teatro Carré de Amsterdam y cerraron la función tocando juntos La yumba, ese monumento musical de Pugliese, y Adiós Nonino, pieza en honor a la muerte de su padre que él nombró como “un himno al amor”; en la boda real de Holanda se interpretó en bandoneón este que ha sido su tango más famoso, y la reina de Holanda nacida en Argentina, también lloró. 

(1) Juan José Mosalini - La entrevista.

(2) Baricco, Alessandro. Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación. Editorial Anagrama. (Barcelona)

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