¿Volver a la vida con el coronavirus?

¿Volver a la vida con el coronavirus?

El senador Juan Luis Castro Córdoba da su mirada sobre la situación que enfrenta el país y sobre lo que se vendría después de la cuarentena

Por: Juan Luis Castro Córdoba
abril 07, 2020
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
¿Volver a la vida con el coronavirus?
Foto: Leonel Cordero

Hay algo que no se ha acabado de entender en todo esto, se ha creado la sensación de que la cuarentena es la solución a la pandemia, como si en uno o dos meses cuando termine el confinamiento, el coronavirus hubiese pasado y todo volviera a la normalidad. Hablemos claro, esto es una falsa esperanza, el confinamiento lo que está logrando es retrasar el progreso de una pandemia que terminará afectando a un 60% de la población colombiana si no se hace nada (1). Es más, la cuarentena tenía dos propósitos: el primero era evitar el contagio indiscriminado, además de identificar nuevos casos con la posibilidad de confinarlos a ellos y su entorno cercano. Sin embargo, el más importante era el de preparar el país para después de la cuarentena con ventiladores (13), exámenes diagnósticos a gran escala y el uso masificado de medidas de higiene y mascarilla. Si termina el confinamiento, el virus estará en las calles esperándonos como si nada y seguimos sin estar preparados porque la capacidad real de respuesta ante el virus no ha sido aumentada por falta de una estrategia clara.

La solución definitiva es una vacuna que podrá estar lista para uso humano en un año y medio (1), y de ahí a que llegue a los más de 7.5 billones de habitantes del planeta, pues pasará otro año más en el mejor de los casos. En otras palabras, tenemos un problema extremo de salud pública que tiene solución dentro de dos años o más y, de otro lado, tenemos una sociedad y una economía que no lleva ni un mes confinada y ya tenemos la peor caída de la economía quizá desde la gran depresión de los años 30.

Decía Arturo Calle hace poco que su nómina mensual es de unos 14 mil millones de pesos, que sin vender una sola camisa ya pagó a sus empleados los meses de marzo y abril, pero decía también que a ese ritmo no aguantará mucho más (2).

Tanto el gobierno nacional como las principales ciudades y alcaldías del país han hecho esfuerzos tremendos para comprar mercados, pagar arriendos, diferir servicios públicos de las comunidades en la pobreza, a tal punto de gasto que buena parte de sus programas de gobierno ya no existen o están seriamente afectados. En otras palabras, ni el gobierno ni las alcaldías y gobernaciones tampoco podrán mantener este ritmo de gasto mucho tiempo.

Lo anterior sin mencionar un desempleo del 13% antes del coronavirus (quién sabe en cuánto esta ahora), el dólar a 4.100, el petróleo del cual dependemos en gran extremo a USD 30 o menos, (en el presupuesto nacional se cuenta con un petróleo a USD 60), una caída del 50% en la entrada de remesas del exterior y numerosos sectores vitales parados como la construcción, la industria y el turismo.

No podemos decir “arreglemos lo del coronavirus ahora y con la economía luego vemos que hacemos”, porque el remedio será peor que la enfermedad, nuestro país debe reactivarse pronto o corremos el riesgo de que el rebote de la economía no sea en “V” o en “U” sino en “L”.

Pero entonces, ¿qué hacemos?

Pues la tesis que propongo y que buscaré sustentar en este breve escrito es que la humanidad debe prepararse para volver pronto a la vida cotidiana con el coronavirus. Muchos ahora encerrados en sus casas pensarán con miedo que no es posible, pero sí lo es.

Desde luego no es para nada fácil ya que implica uno de los mayores ejercicios sociales, económicos y tecnológicos de nuestra historia. Vamos por partes:

1. Es posible vivir con cierta normalidad reduciendo el riesgo de contagio

Sí es posible reducir el riesgo de contagio del coronavirus a niveles funcionales. Lo han demostrado en corea, china, Hong Kong y Singapur, quienes adoptaron medidas que hoy los tienen regresando a su vida normal poco a poco pese al virus. ¿Qué medidas son? Las ya conocidas, lavarse las manos, distancia preventiva entre personas que disminuye en un 60% el contagio después de descartar otras medidas(3), ventilar los sitios cerrados y sobre todo usar tapabocas. La OMS corrigió su recomendación inicial de no usar tapaboca, ya había una gran cantidad de estudios y casos, esta decisión fue motivada porque básicamente no había suficientes tapabocas en el mundo y estaban dejando al personal de la salud y a los contagiados sin ellos. Pero los orientales ya habituados a usarlos por problemas de contaminación del aire o por epidemias recientes, ya los tenían incorporados a sus vidas. Las estadísticas son contundentes, los países que promovieron el uso de tapabocas bajaron la curva, Corea del Sur ha sido el ejemplo (3, 4, 5).

Pero saben, ¿dónde está la clave del éxito del uso del tapabocas? No tanto en evitar que los contagiados con síntomas propaguen la enfermedad, la mayor parte de ellos están encerrados en una habitación, el gran acierto del tapabocas es que los enfermos del coronavirus asintomáticos no contagian a los demás, el virus no solo entra por la boca y nariz, también sale por ahí (7). Además el otro efecto más importante es que disminuye el tocarse la cara y aumenta la percepción de peligro de contagio aumentando el uso en la población.

El solo tapabocas sin contar las medidas de higiene o aislamiento social disminuye de 40 a 60% el contagio (7, 8). De modo que si la gente sale a las calles con tapabocas, ponemos a la industria a producir millones y reutilizables, los establecemos como obligatorios para ingresar a cualquier recinto así como para estar en la calle, estaremos reduciendo considerablemente el contagio (5) aplanando la curva y dando tiempo al sistema de salud para adaptarse. En este sentido es importante mencionar que la diferencia entre la máscara N95 y el tapabocas quirúrgico es prácticamente nula (8, 9, 10, 11, 12), así que usar tapabocas quirúrgico es totalmente aceptable y mucho más económico.

Ahora bien, pero no solo serán los tapabocas, también será necesario que hayan más lavamanos y jabón que botes de basura en las calles, desinfectar las manos de toda persona que entre a cualquier parte, desinfectar superficies de todos los lugares públicos cada 15 minutos, avanzar hacia productos baratos masivos de desinfección general que además sean inocuos. Hace poco vi un sistema de desinfección que usaba una manguera que arrojaba un roció de pequeñas gotas que se las echaban encima a una persona, la dejaba en buena medida desinfectada, y ella seguirá a su trabajo como si nada, me imagino sistemas así a la entrada de todas las instituciones, empresas y lugares públicos.

Finalmente, habrá que seguir fortaleciendo el teletrabajo, el e-learning y e-government pero para las personas que necesitan estudiar o trabajar de manera presencial, que son muchas, habrá que cambiar horarios de trabajo y estimular los sistemas de transporte inteligentes como la bicicleta por ejemplo que evitaría el tumulto en el metro de Medellín y en TransMilenio en Bogotá.

Hablo de una serie de medidas que al sumarse bajan el riesgo de contagio a niveles que permiten que la vida sea funcional con unos riesgos de contagio mínimos. Esto es posible, los seres humanos ya hemos hecho cambios culturales importantes, recuerden que ni nos dimos cuenta cómo sacamos los cigarrillos de los sitios cerrados o cómo bajamos a casi la mitad el consumo de bolsas plásticas.

2. Reactivación gradual

Con las medidas que antes mencioné, el gobierno nacional, alcaldías y gobernaciones deben precisar qué sectores se pueden comenzar a reactivarse, algunos del comercio, sectores como la salud y el transporte. Por ejemplo, el sistema de salud es urgente reactivarlo, hay personas con cáncer que no han podido retomar tratamientos porque deben ir a otras ciudades, hay otros pacientes también con sus tratamientos frenados.

Los sectores de la economía que sí están funcionando nos están demostrando cómo hacerlo, la industria de alimentos, por ejemplo, está a todo vapor, incluida toda su compleja logística y hasta los jóvenes que surten las estanterías. Lo mismo pasa con la industria farmacéutica.

Sería interesante considerar someter ciertas regiones por su importancia económica y relevancia estratégica para el sistema de salud y pensar en un proceso de reactivación acelerada en sus territorios.

En esto de la reactivación gradual de la economía será un proceso de prueba y error (no puede ser de otro modo en algo de semejante envergadura) que se debería ir ajustando con rapidez en la práctica. Un ejemplo sería que los adultos mayores y personas con preexistencias como asma, EPOC, enfermedad coronaria, diabetes, obesidad, entre otros, deben usar máscaras y aislamiento siempre y su retorno debe ser con mayor cautela.

Por supuesto, durante este proceso el gobierno debe hacerse cargo de los adultos mayores que trabajan en la informalidad, no solo de los incluidos en el programa adulto mayor, sino de todos. Es en una acto de justicia social, se debería pensionar a todas las personas adultas mayores de Colombia que hoy no tienen ese beneficio, y lo deberían costear los bancos.

3. Cuarentena intermitente

No podemos dejar de lado el sistema hospitalario, ya que pese a todo lo que se haga, muchos contagiados habrá. En el momento en que el sistema de salud se comience a saturar se debe volver a la cuarentena general y cuando la intensidad baje, se regresa al proceso de reactivación. A este proceso tipo acordeón, que va fluctuando entre darle vida a la economía y no dejar colapsar los hospitales le llama la experta internacional Zulma Cucunubá cuarentenas intermitentes.

Este proceso exige un fortalecimiento progresivo del sistema hospitalario: más respiradores, más equipos biomédicos, mejores pagos para el personal de salud. Entre más fuerte sea el sistema hospitalario, más pacientes críticos se pueden recibir y esto significa menos tiempo de cuarentena.

En conclusión el inicio de la cuarentena debe estar precedido de una meta puntual para adquirir más ventiladores, aumentar la capacidad hospitalaria y darle un respiro al sistema anticipando un brote. Si esto no está incluido en la cuarentena es como hacer el trabajo a la mitad y nos impedirá que el tiempo entre estas se alargue.

4. Decenas de millones de pruebas rápidas.

Estas pruebas que dan resultados en minutos son una estupenda solución para viabilidad la vida diaria. Por ejemplo en un examen que debe ser presencial los estudiantes se la pueden hacer antes de ingresar a clases; igualmente los operarios de fábricas o los enfermos habituales que van a una cita médica. E incluso los viajeros internacionales y algunos domésticos que van a regiones rurales aisladas donde no ha llegado el virus se les podría exigir la prueba antes del viaje. Si se popularizan y masifican las pruebas rápidas de coronavirus serían de un lado una forma sencilla y eficiente de poder compartir espacios con menor riesgo y de otro lado, servirían para hacer miles y miles de detecciones de enfermos para evitar que sigan contagiando.

Hay que decir las pruebas rápidas no son tan efectivas como las pruebas de laboratorio pero sí son un tamizaje que permite identificar personas muy posiblemente contagiadas.

¿Recuerdan los años 80 cuando surgió el SIDA? Yo era un niño pero recuerdo escuchar a adultos decir que el SIDA iba a terminar por matarnos a todos. En aquella época hubo mucha paranoia con esta enfermedad y se discriminó a mucha gente. No me quiero imaginar aquel tiempo con redes sociales. Pues hoy el VIH es una enfermedad tratable, dejó de ser mortal, los enfermos no se curan pero pueden vivir bien muchos años con la enfermedad. ¿Qué pasó? La gente comenzó a protegerse, el condón se volvió común en las relaciones sexuales y el nivel de contagio, manejable.

En resumen exámenes diagnósticos a gran escala permiten identificar casos que necesitan ser asilados para que no contagien y hacer un seguimiento más preciso de la enfermedad, esto ha sido recomendado por la Organización Mundial de la Salud y ha sido parte integral de la estrategia de países que han tenido éxito controlando esta pandemia (4 ,6, 12).

He realizado una breve descripción de las medidas, desde luego los detalles de cada caso que faltan por mencionar son innumerables para este escrito, pero sí tengo la confianza que puede ser un inicio de una hoja de ruta para volver a la vida pese al coronavirus. Existen factores como la confianza en la ejecución del gobierno por parte de la población y la posibilidad de que nuestros patrones de comportamiento cultural nos permitan realizar con celeridad estos cambios, esto lo iremos enfrentando sobre la marcha.

Mientras no haya vacuna, no solo es posible, es urgente volver a cierta normalidad cotidiana pese al coronavirus y entre más pronto comeremos el proceso, menos daño tendremos como sociedad.

Realidad colombiana

Ahora viene una puja de fuerzas entre los que quieren que volvamos a la normalidad por la crisis económica que se está viviendo y los que tienen miedo por la posibilidad de contagio y caer entre ese 20% que requerirá ser hospitalizado y así mismo un 5% de morir. Imagínese comprar una lotería para tener la oportunidad de quedan entre 20 hospitalizados o entre los 5 muertos.

Así las cosas la pregunta al presidente Duque y su gabinete es la siguiente el país acepto la cuarentena para darle tiempo al gobierno para prepararse a enfrentar el virus. Ese era el principal motivo de la cuarentena. Se le debe preguntar:

- Pagó a sistema de salud y talento humano: giró todos los dineros de la ley de punto final para que le pagaran a las IPS y al talento humano en salud. Solo a médicos especialistas se les debe alrededor de 20 mil millones de pesos en honorarios. Hay numerosos hospitales en el país donde al personal no le pagan hace más de seis meses.

- Adquirió test diagnósticos: para hacerlos en masa y hacer un rastreo y asilamiento de casos positivos con iteración por zonas estratégicas del país.

- Consideró el cierre de zonas vulnerables del país para evitar llegada del virus debido a la ausencia de servicios médicos y condiciones sanitarias adecuadas.

- Adquirió los implementos necesarios de bioseguridad para que los médicos y las enfermeras y talento humano en salud puedan trabajar de manera adecuada sin arriesgar innecesariamente sus vidas.

- Adquirió un mínimo de 10 mil ventiladores (punto intermedio) para enfrentar la cantidad de enfermos que se van a contagiar por el virus.

- Dispone de la capacidad de dar tapabocas efectivos para la población colombiana especialmente en ciudades que tienen transporte masivo y disposición de estaciones de lavado de manos a gran escala.

- Hizo una evaluación del éxito de la cuarentena.

- Planteó normas de aislamiento social

Referencias

  1. https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2930567-5 (social distancing 60% , 60% población infectada si no se hace nada, 18 meses vacuna)
  2. https://www.pulzo.com/economia/arturo-calle-advierte-que-empresas-no-aguantaran-cuarentena-PP875364
  3. https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(20)30243-7/fulltext#seccestitle210 (infección en ancianos mas graves , mortalidad de 3%)
  4. https://foreignpolicy.com/2020/04/02/countries-succeeding-flattening-curve-coronavirus-testing-quarantine/
  5. https://www.statista.com/chart/21112/covid-19-growth-curve-selected-countries/ Grafico
  6. https://www.globalgovernmentforum.com/lessons-from-the-frontline-how-to-stop-the-spread-of-covid-19/
  7. Ka Hung Chan, Kwok-Yung Yuen, COVID-19 epidemic: disentangling the re-emerging controversy about medical facemasks from an epidemiological perspective, International Journal of Epidemiology, , dyaa044, https://doi.org/10.1093/ije/dyaa044
  8. Wu J, Xu F, Zhou W, et al. Risk factors for SARS among persons without known contact with SARS patients, Beijing, China. Emerg Infect Dis. 2004;10(2):210–216. doi:10.3201/eid1002.030730
  9. Radonovich LJ Jr, Simberkoff MS, Bessesen MT, et al. N95 Respirators vs Medical Masks for Preventing Influenza Among Health Care Personnel: A Randomized Clinical Trial. JAMA. 2019;322(9):824–833. doi:10.1001/jama.2019.11645
  10. Smith JD, MacDougall CC, Johnstone J, Copes RA, Schwartz B, Garber GE. Effectiveness of N95 respirators versus surgical masks in protecting health care workers from acute respiratory infection: a systematic review and meta-analysis. CMAJ. 2016;188(8):567–574. doi:10.1503/cmaj.150835
  11. Long, Y, Hu, T, Liu, L, et al. Effectiveness of N95 respirators versus surgical masks against influenza: A systematic review and meta‐analysis. J Evid Based Med. 2020; 1‐ 9. https://doi.org/10.1111/jebm.12381
  12. https://www.weforum.org/agenda/2020/03/coronavirus-covid-19-testing-disease/
  13. https://twitter.com/juanluiscasco/status/1245402880905019392?s=12
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