Uribe y su inaceptable marcha contra la Corte Constitucional

Uribe y su inaceptable marcha contra la Corte Constitucional

"Él y su partido están llamando a manifestarse contra la Constitución, la justicia y la independencia de poderes. O lo que es lo mismo, contra el Estado de derecho"

Por: Alejandro Mojocó Ramirez
junio 10, 2019
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Uribe y su inaceptable marcha contra la Corte Constitucional
Foto: Leonel Cordero - Las2orillas

I

¿Y por qué no? Ya el país salió a marchar contra la farsa de Santos, el Nobel de paz amangualado del terrorismo, amigo de Chávez y Castro, financiador del comunismo internacional. El país no comió cuento. Salimos a marchar por el no a esa paz impune, apoyamos al verdadero patriota, al único hombre que representa un faro moral para Colombia. Le dijimos al mundo que este país está dispuesto a impedir que el fracasado socialismo se tome el poder. Le dijimos al mundo que aquí hay un pueblo digno e ilustrado que se deja la piel en la búsqueda de la verdad.

¿Por qué no marchar ahora contra esas cortes corruptas, alcahuetas y permisivas del narcotráfico y las violaciones de derechos humanos? ¿Solo porque esa izquierda auspiciadora del crimen dice que no? Colombia debe demostrar que todavía tiene dignidad y que no va a permitir que la inmoralidad se instaure como norma.

¿A alguien se le ocurre lo que significa que nuestros niños estén expuestos a esos marihuaneros despeinados que se hacen en los parques a lanzarles su humo podrido? ¿Vamos a permitir que nuestra infancia se eche a perder por las tenebrosas sendas de la droga? Como demócratas y seguidores de la doctrina de Cristo debemos impedir que los mismos que dejaron en libertad al narcoterrorista Santrich ahora vengan a imponernos la inmoralidad y el crimen bajo la mentira del libre desarrollo de la personalidad.

Colombianos, no permitamos la impunidad. Seamos todos cristianos, no como aquel Cristo que nos quieren vender como un comunista derribando puestos de mercado y curando a los pobres, sino como ese Dios que nos da la única verdad a seguir: el que la hace la paga, pero el que sigue la doctrina de la verdad será salvo. Y entendamos que la verdad la encarna ese hombre que, a pesar de tantas persecuciones, se mantiene firme en sus puros ideales, los ideales de todos los colombianos de bien, nuestro único e irremplazable líder, Álvaro Uribe Vélez.

II

Siguiendo el ejemplo de Bolsonaro, cambiando la mayor parte de su gabinete por sus cercanos militares; el ejemplo de Trump, desconociendo a su propia agencia de inteligencia; el ejemplo de Maduro, pasando por encima de sus propios mecanismos constitucionales; siguiendo la línea de todos estos mandatarios, Álvaro Uribe y su partido llaman a marchar contra una sentencia de la Corte Constitucional. En pocas palabras, llaman a marchar contra la Constitución, la justicia y la independencia de poderes. O lo que es lo mismo, a marchar contra el Estado de derecho.

Sin embargo, no es para extrañarse. No sería la primera vez que Uribe y su partido quieren pasar por encima de la justicia. Aún más, cuando uno quisiera tener confianza en los corruptos y darles el beneficio de la duda, se da cuenta de que no son precisamente pocos los investigados, prófugos y condenados que, habiendo sido parte del séquito de Uribe, demuestran por qué todo aquel que se junta con el actual presidente (que es Uribe y no el triste gordo bonachón) termina siendo tan proclive a cruzar la línea que divide la ley del delito. Incluso la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, una mujer brillante que prometía demasiado, terminó empantanada en las chuzadas. El ex Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, humanista y autor de libros académicos, terminó haciendo parte del circo de desmovilización del falso bloque Cacica La Gaitana, además de ese proceso de paz de Santa Fe de Ralito, que fue más bien una convención entre las AUC y su propio partido político… ¡ups, perdón! ¿Dije algo políticamente incorrecto? Los hechos me absolverán, así como la justicia ha absuelto por omisión, perdonándole tantos testimonios en su contra que lo relacionan, no solo al presidente sino a sus cercanos, con paramilitares —repito, hablo del presidente de verdad, el que hoy gobierna desde el Senado—[1].

Y hablando del señor Restrepo, ¿por qué será que ese Alzheimer conveniente de Uribe no recuerda que en el año 1994 su después Alto Comisionado para la Paz fue uno de los que impulsó la despenalización de la dosis mínima que hoy quieren criminalizar?[2] ¿Será porque, como todos aquellos que huyen de la justicia o fueron alcanzados por ella, ya no le sirven y aún más le estorban? O quizá sea porque después este psiquiatra enloquecido cambió de parecer cuando enfermó de conservatismo. Quizá porque, justo antes de asumir su primer mandato, hace ya diecisiete años, el señor Uribe empezaba a felar con devoción la doctrina de la guerra norteamericana[3].

Es que, como Uribe, ningún otro para tener ese espíritu de monarca absoluto que usa a la gente como objetos. El pobre gordito ridículo, dizque presidente del país, pasará sin pena ni gloria a la historia de Colombia (tal vez sí con pena) y se llenará los bolsillos a medida que se vacía su dignidad. Luego será olvidado como cualquier vendedor de fritanga, y Uribe usará a otro y a otro hasta que le sea posible modificar la Constitución y poner —así como en 2006, con algunas ayuditas de la Yidis— un “articulito” para poder volver a ser presidente en cuerpo presente y eternizarse en la Casa de Nariño, que luego se llamará, si todo sigue como va, Casa de Álvaro Uribe, o sea CAU, o tal vez AUC, quién sabe si le dé por revelar después esas afinidades electivas con algunos dudosos amigos[4].

III

¿Por qué será que cuando se habla de crimen tienen que mirarnos a nosotros? El camarada Santrich, firme en sus principios, honrado patriota y revolucionario, no es ningún delincuente. Él firmó la paz para acatar la ley. Si él no ve algunas cosas no es su culpa, es culpa de la guerra y tal vez de sus ojos, y puede que algo tenga que ver el imperialismo yanqui e internacional.

Las sentencias hay que acatarlas. Para eso están las leyes. Nosotros nos rebelamos contra el Estado y su abandono, pero nunca contra el pueblo colombiano. Nosotros somos defensores del pueblo de Colombia. ¿Que si matamos gente? Claro, pero no fue nada comparado con la gente que mató el ejército y los paramilitares. Es más, por eso los invitamos a la JEP. Solo así habrá verdad, todos vamos a contar las cosas malas que hicimos. ¿Que si vamos a decir toda la verdad? Pues claro, hombre, ni que tuviéramos miedo como otros. ¿Que si vamos a pagar por los crímenes cometidos? Bueno, hermano, verá, es un asunto complicado…

La gente nos recuerda por lo de Bojayá. ¿Por qué parece ser lo peor que le ha pasado a Colombia? ¿Acaso no han pasado cosas peores? Siguiente pregunta. No, no vamos a hablar de eso. Fue un error. Pues sí, costó muchas vidas. Luego nos disculpamos en un comunicado. No, no es suficiente pero el daño ya estaba hecho…

¿La coca? Hombre, es un problema de fondo. Lo que hay que hacer es sustituir los cultivos. ¿Que si nos enriquecimos? Míreme. ¿Usted cree que tengo la plata que tiene Andrés Pastrana o lo que gana Ernesto Macías en un mes? Lo de la coca fue un asunto de cobrar impuesto revolucionario. ¿Cómo? Un impuesto normal, sí, pero lo hacían los revolucionarios. ¿Los mismos que destruyeron una iglesia llena de gente? Pues hermano, la guerra es la guerra. Siguiente pregunta. No, eso tampoco lo vamos a responder.

Pues, hombre, eso pasa por la legalización. El problema de la droga es la guerra que hay alrededor de ella. Nosotros decidimos dejar las armas para hacer política, pero hay muchos que insisten en seguir haciendo la guerra y evitar la política. Muchos políticos quieren eso. Es una paradoja. ¿Cómo? Bueno, puede que sea una paradoja que el revolucionario actúe igual que el peor delincuente, pero le repito, la guerra es la guerra. Siguiente pregunta. No, eso tampoco lo vamos a responder.

A manera de epílogo

Por favor, señor Uribe, acuérdese del autor de El derecho a la ternura cuando le ayudó tanto a lavar su imagen de presidente permisivo con los paramilitares con una desmovilización sin precedentes de las Farc (tan sin precedentes que ni siquiera los guerrilleros desmovilizados habían disparado jamás)[5]. Escuche a su antiguo amigo, dele otra oportunidad:

“Me produce horror, casi pánico, el unanimismo nacional encabezado por el propio presidente, condenando sin ningún criterio y de manera peligrosa el fallo de la Corte. Como ciudadano, padre de familia, psiquiatra y profesional de la prevención, es un fallo que hay que respetar y acoger positivamente. La población se levantó contra el fallo porque ha sido manipulada y desinformada. Ha habido un manejo demagógico, entendida la demagogia como la manipulación de las emociones de las masas. No solo no se ha dicho la verdad, sino que se ha mentido”[6].

[1] A quien interese el tema, sugiero el libro: Y refundaron la patria… De cómo mafiosos y políticos reconfiguraron el Estado Colombiano. Varios Autores. Debate. 2010.

[2] Despenalizar no es legalizar

[3] A un 'cacho' de la penalización

[4] Las masacres que salpican a Álvaro Uribe: aquí la historia y testimonios

[5] ¿Qué pasó con el proceso contra el excomisionado de paz, Luis Carlos Restrepo?

[6] Despenalizar no es legalizar

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