Se cumple la profecía: Egan Bernal, 'La Bestia', azotó Europa

Se cumple la profecía: Egan Bernal, 'La Bestia', azotó Europa

Desde que ganó el Tour de L'Avenir hace dos años demostró que es un superdotado, con su voracidad conquistó el viejo continente. A los 22 años se consagra en el Tour de Francia

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julio 28, 2019
Se cumple la profecía: Egan Bernal, 'La Bestia', azotó Europa
Foto: @TeamINEOS

Faltaban 8 kilómetros para la meta cuando Egan Arley Bernal Gómez se lanzó en un vertiginoso ataque durante el ascenso de Les Saisies, el codiciado puerto de montaña en el Tour de L’Avenir. Durante dos horas el equipo Colombia, integrado por ocho muchachos que apenas cumplían los 20 años, había comandado la etapa. La decisión estaba tomada: era el momento de agarrar el liderato de la carrera y vestir de amarillo al capo de la escuadra. Luego de alcanzar la fuga en un esforzado pedaleo, los gregarios de Egan sabían que era la oportunidad perfecta. Sin mayor esfuerzo, el joven zipaquireño siguió derecho y las cámaras registraron el inmutable rostro de la estrella colombiana. Para muchos, una nueva “Bestia” había nacido.

Egan ganó aquel año la séptima y octava etapa del Tour de L’Avenir, el abrebocas de los jóvenes que quieren dar el salto para alcanzar la máxima categoría del ciclismo. Quien se consagra en esta vuelta, considerada un mini Tour de Francia, está destinado a liderar el pelotón profesional. Egan entró en el selecto grupo y se sumó a los otros grandes del ciclismo colombiano que ganaron la competencia: Alfonso Flórez en 1980; Martín Ramírez en 1985; Nairo Quintana en 2010; Esteban Chaves en 2011 y Miguel Ángel López en 2014. A sus escasos 20 años, Bernal se estaba coronando como el futuro del deporte pedal en el país.

Pero ‘La Bestia’, como fue apodado en Europa después de su victoria, no siempre compitió en las carreteras. Sus inicios montando los caballitos de acero están en el ciclismo de montaña. En esta modalidad Bernal también alcanzó grandes logros, y a sus 19 años ya se había subido dos veces al podio de los mundiales de montaña. Sin embargo, estuvo a punto de dejar el ciclismo para dedicarse al estudio. Entró becado a la Universidad de La Sabana para convertirse en comunicador social, creía que ahí tenía más futuro que en el deporte. Todavía vivía en Zipaquirá y todos los días pedaleaba más de 70 kilómetros para ir y volver de la universidad. Su pasión por la bicicleta fue más fuerte y decidió dejar los cuadernos a un lado. Sabía que su futuro no estaba en el periodismo, sino en el deporte.

Pablo Mazuera fue el hombre que descubrió al zipaquireño. En 2010 se cruzó con él y lo convenció para que entrenara en la Fundación Mazuera, un proyecto de Pablo para apoyar el ciclismo en la región. Los resultados se vieron inmediatamente y Egan se convirtió en la nueva promesa. Sin embargo, encontrar una estabilidad en el ciclomontañismo fue complicado. Pablo lo acompañó en múltiples competencias internacionales y varias veces sacó de su bolsillo para pagar hoteles, alimentación y hasta la inscripción de las carreras. El resultado: una medalla de plata en el mundial juvenil de 2014 y una de bronce en 2015.

Por las dificultades, Pablo le recomendó a Egan dejar el ciclomontañismo y pasarse a la ruta. Gianni Savio, cabeza del equipo italiano Androni Giocattoli, no dudó en contratarlo cuando lo vio por primera vez: los próximos cuatro años serían definitivos en su carrera. Lo que nadie se esperaba es que los títulos llegaran tan rápido: campeón del Tour de Bihor (2016), subcampeón del Giro de los Apeninos (2017), campeón del Tour de Saboya (2017) y mejor joven en el Tour de los Alpes (2017).

Después de que Savio contratara a Bernal, que tenía 19 años en ese momento, lo llevó a un centro de estudios fisiológicos. Los datos arrojados dejaron sin aliento al italiano, quien entendió que estaba entrenando a un superdotado. Su consumo de oxígeno máximo de es de 88.8 mililitros por kilo de peso. El rendimiento es superior al de su compañero y líder Christopher Froome, quien en 2015 reportó 88,2 mililitros, y a sus 22 años había reportado 84.6. Para su equipo, además este rendimiento puede aumentar con entrenamiento. su entrenador, sin miedo, aseguró que Egan sería uno de los grandes de la historia.

Bernal cada día acumula más títulos. En 2017 también ganó el Tour de Sibiu. Después de terminar la carrera, su entrenador declaró que era muy probable que el colombiano se uniera a las filas del Sky. Así sucedió y los británicos encabezados por ‎Dave Brailsford y Xabier Artetxe se vieron recompensados con el voto de confianza que le dieron al escarabajo. Arrancó el 2018 vistiéndose con la camiseta de mejor joven en el Tour Down Under de Australia; se convirtió en el campeón nacional de contrarreloj; ganó la Colombia Oro y Paz en la última etapa, reventando piernas faltando un kilómetro y dejando a Nairo Quintana por detrás. En la Vuelta a Cataluña tenía todo para pelear el primer puesto, pero faltando 6 kilómetros de la última etapa, una caída lo dejó por fuera de la carrera. Se fracturó la clavícula, pero a la semana ya estaba encima de la bicicleta nuevamente. Su recuperación fue de un súper humano, y en menos de un mes volvió a las competencias.

En el Tour de Romandía se quedó con la cronoescalada en una demostración de técnica y fuerza que no veíamos desde que Nairo ganó una en la Vuelta a España. Sus compañeros ya no lo consideran un novato y saben que tiene las piernas para derrotarlos. Quintana, Urán y Henao aseguraron que era un ‘superclase’ del deporte pedal.

Después de su primera aparición en el Tour de Francia en 2018, cuando Egan se estrenó en una carrera de tres semanas como uno de los gregarios de lujo que le dieron el triunfo a Geraint Thomas, su carrera se catapultó. El desaparecido Sky que se convirtió en el Ineos sabía que tenía uno de los mejores ciclistas del mundo en sus filas, y le dieron el voto de confianza para ser el líder de escuadra para el Giro de Italia en mayo de 2019. Sin embargo, una dura caída en un entrenamiento en Andorra acabó con la ilusión. El diagnóstico no podía ser peor: en una bajada se había roto la clavícula y fracturado el tabique. No era la primera caída que sufría el colombiano, pero sí la que más cortaba sus alas para seguir compitiendo en su vertiginoso ascenso profesional.

Pero fue la ayuda de su novia la que le impidió caer en un pozo depresivo. La recuperación fue intensa, era difícil que estuviera listo para el Tour de Francia. Pero ocurrió el milagro, otra vez su disciplina le hacía lograr lo imposible. Su victoria en la Vuelta a Suiza demostró que estaba listo para afrontar el Tour. En un principio iba a ayudar a Froome pero un accidente marginó al indiscutible capo del Ineos que ha ganado 4 veces la gala francesa. Egan llegó como colíder con Thomas al Tour, pero la carretera lo puso en su lugar.

Egan se vistió de amarillo con un ataque de ensueño. Como lo hacen los grandes, se fue en solitario en el Iseran, el gigante de los alpes, dejando un desastre detrás. Ni su líder Thomas, ni Alaphilippe y mucho menos Landa pudieron responder. Y como la fortuna acompaña a los hombres destinados a entrar en el Olimpo, la carrera se detuvo por una granizada que taponó la carretera. Justo cuando Egan coronó el puerto fue cuando más tiempo les había sacado a sus rivales. Dos minutos fueron suficientes para convertirse en el tercer colombiano en vestirse con la Malliot amarilla, tan soñada por muchos.

Pero el clima siguió haciendo de las suyas. La organización del Tour de Francia decidió recortar la última etapa a tan solo 59 kilómetros. Una sola subida, un solo puerto de montaña distanciaba a Egan Bernal de asegurar esa camiseta con la que soñaron tantos ciclistas colombianos. Y como todo el pelotón venía con las fuerzas justas, ninguno de los favoritos atacó, aunque sí se movió la general.

En Colombia fuimos testigos de la coronación del ciclismo colombiano después de 50 años de historia construida a pasos. Cada generación subió un escalón para entrar entre los grandes. Porque las montañas por encima de los 2000 metros son el hábitat natural de los escarabajos, nacidos para pedalear entre los cóndores. Egan Bernal se erige entre los grandes del ciclismo y en el selecto ramillete de colombianos; desde el ensangrentado rostro de Lucho Herrera, la voracidad de Cochise Rodríguez, las grandes vueltas de Nairo Quintana hasta el paseo en los Campos Elíseos, donde todos se rinden ante la Bestia colombiana.

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