¿Revolución social o multitudes desorientadas?

¿Revolución social o multitudes desorientadas?

Una perspectiva a propósito de las manifestaciones que se han llevado a cabo en el país desde el 21 de noviembre

Por: Jorge Salas
diciembre 05, 2019
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¿Revolución social o multitudes desorientadas?
Foto: Nelson Cárdenas

“La costumbre de escribir y hablar de los hechos de la política económica sin estudiar a fondo, concienzudamente, y hasta en sus últimos resultados, los problemas que en ella están comprendidos, ha restado todo valor intelectual a la discusión pública de las cuestiones vitales que interesan a la sociedad humana, y ha conducido la política por caminos que llevan a destruir toda civilización" —Ludwig von Mises.

Era increíble. El transporte detenido, miles de rostros ensimismados bajo las calles crepusculares. El aire helado curvando el cielo e ingresando vorazmente por nuestros pantalones. Un más allá que se acercaba. Un trabajo que se hundía en el pasado y donde nadie se atrevía en aquel camino a defender su posición social bajo aquellas circunstancias. Las caricias del gobierno sobre las ráfagas de los fúsiles y una multitud de pies que van marchando día tras día hacia ninguna parte. ¿No es increíble la monotonía histórica de la nada? (1)

Marx nunca definió con claridad el concepto de revolución, ni siquiera el de lucha. Tampoco Engels (2). Incluso, para ser más osados, ni Foucault se atrevió a describir la microfísica del poder como coyuntura de crítica y posibilidad de justicia (3). Los líderes del paro ni sabrán a lo que me refiero. Los sindicatos son basura. En Colombia, menos que eso, su colectivismo llena sus bocas de una algarabía tal que incluso Bateman (4) y Almarales (5) llegaron a discutir su engordamiento, la blandura de sus palabras dirigidas al pueblo, las cuales se inflaban para tratar de cubrir por completo todos los sectores de la sociedad. Y luego se encuentran los estudiantes…

¿Estudiarán acaso si traban su educación en medio de paros, si desbordan las redes sociales de memes epistemológicamente vacíos y abandonan los debates de las aulas por ir a un bailatón, besatón…? Juego criminal con el erario público… (6). Igual, eso no importa, sus profesores de universidad les hablarán nuevamente de la libre determinación de los pueblos, de la voluntad popular… Sin embargo, ahora, mientras escribo esto en mi hogar y recojo mis adoloridos pies entre mis piernas, pienso cuál será aquella voluntad del pueblo a la que tanto se refieren, pues, si el pueblo entero involucra a campesinos, obreros, estudiantes, desocupados, profesores, guerrilleros, paramilitares, senadores, derechistas, izquierdistas, etc., ¿querrán infantilmente excluir a alguno de estos grupos?, ¿los involucrarán?

¿O será que desean hablar solamente de los sectores populares?

Debe ser ello, sí. Únicamente un pequeño error tipográfico que ahora milita entre sus consignas y su lengua. No es el pueblo entero (genios), es la parte más vulnerable. Sí, debe ser. Ellos se refieren a la parte de la sociedad, pobre y desventurada, más golpeada de todas, tan golpeada que sale a golpear sus sartenes, teniendo fresca la memoria de las prácticas indígenas salidas de la colonia en protesta contra el hambre que vivían. Sí, deben ser estos pobres proletarios de la 147, 152, séptima con 90 (7) y… los pobres líderes sindicales que al terminar sus marchas suben a sus autos y se reúnen con sus faraones a conversar sobre su ruina, su genial incomprensión, sus derechos vulnerados…

Empero, posiblemente, pueda equivocarme. Lo 100to (8). Tal vez la reunión de estos colectivos, como da cuenta Negri, sea simplemente el gran advenimiento de la revolución de las multitudes, las cuales luchan unidas por intereses mediados por su grupo específico. Por tal razón, discutir no interesa, no: el paro vive; no interesa que hablen de derechos burgueses para todos, no, no importa (9); no interesa que busquen un cambio dentro del mismo sistema económico y social, no; no importa que lleven hablando de resistencia desde la década del 50; no importa que les pregunten sobre sus proyectos y no hablen más que injurias y calumnien su propia clase social… ¿Alguno de ellos sabrá llevar el espíritu a otro nivel? ¿Acaso ingresará algún personaje distinto a Bogotá, montado en su caballo e impresionará a un hegeliano?

El fin de la historia, dice Fukuyama, citando a Hegel y a Nietzsche, y por supuesto, a Kojève (un marxista, je-je). Multitudes disgregadas, dice Cioran. El colectivista se idealiza y designa a su grupo como deidad, dice Mises (economista, del cual dicen —algunos— dejó vivo al neoliberalismo en Europa, pero ningún mamerto lo lee, ni siquiera lo conoce, ¡Re ups!). La revolución, una Colombia despertando, dice alguien de las clases acomodadas, mientras ve marchar a los trabajadores a su lado, pues se ha bloqueado el único transporte que estos tienen para llegar a su hogar. Y el pseudo no sabe entonces si su voz halla cabida en este gobierno o en el siguiente (el supuesto paraíso, que tanto anhela), o solamente en la mente de un escritor que también vaga por los barrios tristes de la ciudad, dejando un extremo de su vida al otro extremo de las calles, crepitando sus sueños al lado de quienes los construyen, con esfuerzo y madurez, los cuales nunca le creerán a los politiqueros de un lado y del otro.

Al fin de cuentas: hay que parar para avanzar, hay que vomitar para comer, hay que detenerse para ir más deprisa. El flujo económico en la oscilación de los sueldos y su dimensión programática de los medios de producción hará que los ríos de leche y miel que prometió Juan Manuel Santos hagan de Colombia la exclusividad de lo exclusivo, la paz de los pacificadores, la burla de quienes mantienen sus delirios de poder en boca de los necesitados.

Apéndice

(1) Qué encantador es Hegel con su dialéctica del devenir y la permanencia.

(2) ¡Rápido! Busquen la referencia en Microfísica del poder de Foucault y El socialismo de Mises. ¡Deben refutar de inmediato! ¡Niños buenos!

(3) *Ojo a la cita anterior…

(4) Dijo el comandante del M-19: Las guerrillas no son absolutamente todo el pueblo. ¿Se les olvidó, capuchos?

(5) Y Almarales: Si luchamos por los que devengan un salario, así sea miserable ¿cómo abandonar a los que carecen de todo?... ¡De nuevo! Movimiento Jaime Bateman Cayón, busquen el libro Los trabajadores, sus luchas y sus organizaciones y refuten, refuten.

(6) Mentiras, sólo los estoy molestando. No ir a clase no es corrupción, no. Dañar los pupitres tampoco, ni lo piensen. Colarse en transmilenio menos. Injusticia con injusticia, doble negación. ¿Cómo atacar, por ejemplo, a la Universidad Distrital, donde se eliminaron sistemáticamente las disciplinas para que sus estudiantes no pudiesen discutir jamás sobre economía, historia, geografía…? Y muchos profes con doble contratación, si… los amigos del paro… *Silencio.

(7) Tranquilos. En mi barrio también salieron, y vivo en el sur. Sí. Dos o tres adolescentes. El país de los jóvenes. EL futuro es de los jóvenes, ¿no? Eso dice la ONU; ojalá fueran el presente… *Silencio, de nuevo.

(8) ¡Ups!

(9) ¿Superaremos algún día aquel lejano 1789, para beneficio común? ¿1984…? ¿Un mundo feliz…? ¿Fahrenheit 451…? ¿La hora 25…?

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