Dos días han pasado ya desde que otro “experto en movilidad” plantea o sugiere que otra manera de reducir la contaminación que producen nuestras motos es restringir su uso con pico y placa, como el que tienen actualmente los vehículos particulares y taxistas.
Y para evitar más accidentes, ponerles una placa adicional en la parte frontal, obligando a reducir la velocidad so pena de ser multado… y estar en igualdad de condiciones con los demás actores viales. ¿Me sorprende esto? No.
Me sorprende es que varios motociclistas y líderes de grupos que saben del tema y tienen clara la forma de actuar del distrito, las autoridades y el mismo Estado cayeron en la ampliación del tema sin tan siquiera revisar la iniciativa de forma directa. Proponen una resistencia mediática a algo que solo es una nota periodística, a un tipejo que odia las motos y a un medio televisivo poco amigable con nuestro medio de transporte.
Salieron varios conocidos del gremio a hablar de injusticias, de absurdos viales y, en esencia, a no dejarnos joder como siempre. Se viralizaron sus palabras y salen los que apoyan, los que tildan de vendidos, de quemar, de huir al control en vía, de alistar más plata para ofrecer al agente corrupto... En fin salimos a ser quienes somos, los usuarios de la moto sin sentido crítico.
Queremos emular a las grandes masas de linchadores y promotores de la hoguera como en épocas medievales. ¿Acaso no nos hemos dado cuenta que cuando el gobierno quiere sacar algo nuevo, que nos restrinja el uso de nuestros vehículos (hablo por todos los vehículos), nunca avisa, nunca da pautas de concertación o propone tiempos de adaptación a dicho cambio?
Les voy a dar un ejemplo muy reciente:
Velocidad mínima de 50 km/h en 5 vías de la capital… ¿Avisaron? No. Solo algunos que estamos al tanto, notamos que en dichas vías estaban cambiando las señales horizontales de 60 km/h a 50 kh/h, pero nada más al respecto…
Faltando por señalizar una de esas vías, salió el tema a la luz pública, no como una propuesta del distrito sino como algo próximo a cambiar. A los 15 días entró en firme la velocidad, con algo muy bonito (ironía) por parte de la autoridad: si anda entre 50 y 60 km/h tendrá una multa educativa por el primer mes (igual lo van a multar). ¿Dónde quedó la sensibilización?
Amigos energúmenos, fanáticos de las marchas y de soluciones violentas, ¿quiénes sí sabían del cambio? Los expertos en movilidad que lo propusieron hace más de 6 meses. Esto partió de los estudios técnicos hechos por consultores y contratistas. Al final, la Secretaría de Movilidad atajó a los pocos que notaron los indicios del cambio.
Les pregunto: ¿Alguno de estos gurús de la movilidad salió a dar declaraciones seis meses atrás?, ¿sus líderes, las personas que saben del tema, sabían del cambio?
Posdata: Yo no tengo problema en adaptarme a esa velocidad, pero no deja de incomodarme que las cosas se impongan de esa manera.