¿Marihuana de uso recreativo en Colombia? A propósito del proyecto que está a un moño de aprobarse

¿Marihuana de uso recreativo en Colombia? A propósito del proyecto que está a un moño de aprobarse

Ninguna droga legal o ilegal es recreativa; son lo más lejano a eso que existe. Un borracho no es entretenido, es grotesco; un fumador activo o pasivo, tampoco...

Por: Juan Carlos Camacho Castellanos
junio 08, 2023
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¿Marihuana de uso recreativo en Colombia? A propósito del proyecto que está a un moño de aprobarse

“Toda adicción comienza con dolor y termina con dolor”.

Eckhart Tolle

En la genial obra “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley los personajes que habitan en esta distopía huyen de la realidad sumergiéndose en la droga llamada “Soma”; esta sustancia además de evitar que los individuos caigan en la melancolía los ayuda a evitar pensar en los problemas y en afrontar la realidad de la vida permitiendo que la felicidad se determine de manera artificial de acuerdo a lo deseado por el Estado.

Muchos talentosos artistas (sea cual sea la forma en que ejecuten el arte) han caído temporal o permanentemente en brazos de la droga; muchos han tenido que batallar con sus demonios y han emergido de ese purulento infierno para alertarnos de la pesadilla que implica la adicción; otros, desafortunadamente, han caído vencidos por esa hidra malsana que paraliza la voluntad y los congela en un falso bienestar para, al final, terminar enloquecidos o muertos.

Pero, en este momento, triste momento, por cierto, ya va avanzando en la cámara de representantes el uso de la marihuana (mary jane, mofa, juanita, hierba, etc.) según estos genios para uso recreativo; es decir, que para estos adalides de la libertad el esclavizarse a un montón de hierba es un elemento de carácter “lúdico” y no aquellos efectos perniciosos que el consumo de esta droga implica, a saber, disminución de la atención cognitiva y la coordinación corporal, dificultad para el procesamiento de la información, distorsión de las imágenes, pérdida de identidad personal, alucinaciones, disminución de la memoria, aumento de la frecuencia cardiaca, ansiedad, ataques de pánico, tos, flema, bronquitis, aumento en la frecuencia de sufrir crisis respiratoria y la posibilidad de sufrir de cáncer en diferentes partes del cuerpo. (No faltarán los cultores de la droga que gritaran “pero también se usa medicinalmente”, y, si, ciertamente, pero no la marihuana directamente sino sus principios activos extraídos de manera científica).

Y respecto a lo anterior les dejo esta información del Ministerio de Sanidad de España que establece que “El cannabis contiene muchos de los carcinógenos y mutágenos del tabaco y en mayor cantidad (un 50% más). Además, la forma de consumirlo (fumada, sin filtro y con aspiraciones profundas) aumenta los riesgos de padecer cáncer. Tiene efecto broncodilatador, lo que favorece la absorción de las sustancias tóxicas, y al igual que ocurre con el tabaco, también es perjudicial para los fumadores pasivos”.

También se sabe que esta droga es una de aquellas que dan inicio a una vorágine de adicción que destruye física y emocionalmente al ser humano como lo establece esta conclusión del Observatorio Chileno de Drogas: “Se encontró evidencia que apoya la hipótesis de la marihuana como puerta de entrada a drogas más “duras”, lo cual es concordante con gran parte de la literatura científica. Esta relación es más clara aun cuando el inicio del consumo se da en edades tempranas o bien cuando el uso de marihuana es riesgoso”.

Lo peor es que cuando se critica este tipo de drogas no falta el “progre” que refuta nuestros argumentos diciendo “¿y qué opinas del alcohol y el cigarrillo? Esas son drogas legales; y si, son legales y, por supuesto, dañinas en exceso. Existe hasta una normativa tributaria y de salud que advierte respecto a los efectos dañinos de las mismas sobre las personas (directa e indirectamente son causantes de muchos males); y, está claro, que se supone que no se puede fumar en lugares públicos cerrados y en ciertos espacios abiertos debido a los daños para el “fumador pasivo” y, también, es muy cierto que una persona alicorada es un riesgo para sí mismo y para los demás dependiendo de sus acciones y la reacción que el alcohol tiene sobre su organismo. Entonces, si ya eso lo sabemos respecto a estos productos, ¿cuál es la razón de seguir agregando vicios a la lista?

Lo verdaderamente recreativo, señores legisladores, es tomar un buen libro e inculcar en niños, niñas y jóvenes el hábito saludable de la lectura; lo que, si entretiene señores congresistas, es una buena mañana haciendo ejercicio y el hábito enriquecedor de practicar dicho deporte hasta alcanzar cuotas de excelencia. Es entretenido ver una buena película, fomentar la conversación enriquecedora (la tertulia) o promover las caminatas ecológicas; es inspirador escuchar un buen concierto, y, por supuesto, aprender a manejar con maestría un instrumento musical.

Ninguna droga, legal o ilegal, es recreativa; por el contrario, son lo más lejano posible a esto que existe. Un borracho no es entretenido, es grotesco; un fumador activo o pasivo enfermo de cáncer de pulmón no es divertido es algo dolorosamente triste (para él y su familia) y un joven enmariguanado no se está distrayendo está hundido en una irrealidad que lo aturde y lo limita intelectualmente.

Pero esos congresistas y representantes legislativos que discursean respecto al “uso recreativo” de la mota y que al parecer no han visto a un individuo inmerso en la drogadicción (aunque dos de ellos son marihuaneros confesos), no han observado que son personas atontadas, inermes, que se hunden en los brazos de la irrealidad y que, a futuro, tendrá una clara disminución física e intelectual ocasionada por el uso excesivo de su “entretenimiento”.

En definitiva, yo respeto la libertad individual de meterse en su cuerpo la porquería de su elección mientras eso no me afecte o afecte la integridad de los demás, y que, por supuesto, los consumidores, asuman las consecuencias de sus actos pagando de sus bolsillos los tratamientos de desintoxicación correspondientes (cuando se dan cuenta que la droga no es entretenida) pues no estoy dispuesto a que los impuestos que pago o los recursos que aporto para mi salud sean destinados a sufragar dichos gastos. No estoy, ni estaré de acuerdo en que se consuma cerca de espacios recreativos o de estudio donde hay presencia de niños y niñas pues es habitual que el consumidor de esta droga se ubique en parques o plazas donde hacen uso de esa desagradable sustancia (su olor es verdaderamente asqueroso).

Y recuerden que al final las personas que se atan a un cigarro de marihuana terminan siendo esclavos de los que fabrican y comercian esas porquerías; y sigan creyendo el cuento de que drogarse es un ejercicio de “libre desarrollo de la personalidad” cuando, paradójicamente, terminan siendo cautivos del éxtasis pasajero y de las miserias y dolores que los acompañan hasta que consiguen los recursos (de manera lícita o ilícita) para la próxima dosis.

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