Los unilibristas sí somos culpables y las directivas aún más

Los unilibristas sí somos culpables y las directivas aún más

"Ofrezco excusas al mundo jurídico y al país por el comportamiento de los personajes públicos unilibristas que han sido corruptos y han hecho tanto daño a la justicia"

Por: Jose Luis Bohorquez
septiembre 20, 2017
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Los unilibristas sí somos culpables y las directivas aún más

A propósito de la columna "No nos culpen a nosotros". Que la Universidad Libre hoy no sea el mismo símbolo de prestigio y orgullo para sus estudiantes, egresados y para la sociedad como lo fue en antaño, es una cuestión que se debe afrontar con total certeza. Los rankings universitarios que a nivel nacional generan escalafones reafirman la crisis de este centro de estudios, pues ya es costumbre que no aparezca entre las mejores, ni en el top 10, ni en las curvas.

Algunos de los directivos han señalado que la forma en que se mide a las universidades usa criterios que no se adecuan a la Libre, que cada día se hace un esfuerzo para mejorar y por ende se debe estar orgulloso de ser parte de una universidad acreditada en alta calidad. Todo eso y nada es lo mismo en cuestiones de realidad academica. La verdad es que las directivas actuales tanto nacionales como las de Bogotá obran desde donde creen que hacen bien, bajo una lógica retardataria y que en últimas no dejan de ser fichas de un juego largo, que al igual que en Colombia, mide el poder de dos roscas en los cargos. Politiquería, ineficiencia y adulación a las esferas del poder político podrían resumir la forma en que han actuado los que toman decisiones en la Universidad.

Hoy todos parecen hipócritamente sorprendidos porque dos personas de la vida pública, egresados de esa alma mater, como lo son el exmagistrado Leónidas Bustos y el exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno hallan resultado ser de esos sujetos tan “raros” en nuestra realidad nacional, es decir, ¡corruptos! Y por el peso que ha significado para la Universidad  en términos de estigmatización, algunos han salido a señalar que la institución y sus estudiantes no deben ser culpados por ello, básicamente se da a entender que esos dos sujetos fueron dos casos aislados y penosos, pero que la universidad debe permanecer incólume en su imagen.

Vergüenza es lo que debemos sentir todos los unilibristas porque por acción o por omisión hemos permitido que las directivas sigan haciendo con la universidad lo que deseen, que todo gire en torno al juego infantil de las roscas masónicas que se turnan —al estilo del Frente Nacional— para dirigir desde los cargos, o en otros momentos a enfrentarse y purgarse internamente en coherencia al modelo soviético, mandando al exilio a algunos docentes por no ser de uno u otro grupo.

La forma en que funciona la universidad hace que sea imposible que la corrupción no germine, veamos:

Los docentes —aún cuando hay exámenes de conocimiento o mérito para que puedan ingresar a enseñar a la universidad— muchas veces son puestos por ser conocidos de algún dignatario o recomendado por algún directivo. Ahí ya hay corrupción! Algunos dirán “ah pero es una corrupción chiquita”, no importa, corrupción es corrupción y por algo pequeño se va engendrando lentamente algo grande.

Algunos egresados, pertenecientes en gran dimensión a la rama judicial y al litigio se ven involucrados en escándalos de corrupción. La lista es larga, iniciando por Bustos (muy cercano a la institucionalidad) y Moreno, pero acompañada por mas escándalos, a modo de ejemplificar veamos los más recientes:

  1. El que era el Jefe Nacional de la Unidad de Investigaciones contra funcionarios judiciales en la Fiscalía, Robinson Sanabria Baracaldo, fue destituido por haber suplantado la firma del Fiscal General de La Nación, el entonces Eduardo Montealegre, para suspender un operativo del CTI, y beneficiar a alguien. Además está siendo investigado por el “carrusel de las audiencias” y por beneficiar a un magistrado de la “limpia” corporación del Consejo Superior de la Judicatura en un expediente en el cual era mencionado por corrupción. El mencionado sujeto es unilibrista y docente en la institución, aun con ese escándalo, la Universidad lo mantuvo dando clases. ¡Qué tal! http://www.elespectador.com/noticias/judicial/citan-interrogatorio-exfiscal-suplanto-firma-del-fiscal-articulo-539240
  1. Alcibíades Vargas, hasta hace poco magistrado del Tribunal Superior del Meta, suspendido por que está siendo procesado en el escándalo de magistrados que a cambio de prebendas beneficiaban a presos. Específicamente la Fiscalía dice tener evidencia de que, a cambio de dinero, licores finos y servicios sexuales, él y otros dos magistrados, beneficiaban a delincuentes, incluidos poderosos narcotraficantes. Adivinen ¿De qué universidad es el señor Alcibíades? De la Libre. http://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/envian-a-la-carcel-al-magistrado-alcibiades-vargas-por-corrupcion-118946
  1. Angelino Lizcano Rivera fue presidente del Consejo Superior de la Judicatura, en pleno escándalo del “carrusel de las pensiones” de esa corporación, a través del cual empleados de este tribunal salieron en pocos meses con millonarias mesadas pensionales. La Fiscalía le compulso copias por las presuntas irregularidades en el nombramiento de al menos 13 magistrados auxiliares que lograron estos beneficios millonarios con solo pasar cortos períodos por este organismo. También unilibrista y aspirante a conformar la JEP. http://www.semana.com/Item/ArticleAsync/538655?nextId=538595

 

Lo anterior denota, que el unilibrista es educado —en el caso de su facultad de derecho—  para ser un “abogado”, la cuestión es saber si se están haciendo los suficientes esfuerzos para que sea integral, ¿será que los hábitos rutinarios que hay en la institución pueden forjar siempre un buen abogado? De una universidad se puede decir muchas cosas, pero en el caso de la formación humanística de un abogado no puede ser visto como el producir un operario o una mercancía que este aislado de la ética, por el contrario debe entregarle siempre a la sociedad un profesional del que esté completamente seguro de sus calidades éticas y legales, pues no hay nada más peligroso socialmente hablando que un abogado corrupto, pues tacha la profesión y masacra a la sociedad.

De otra parte, la universidad tiene un patrón de comportamiento muy curioso, le fascina codearse y tener permanente contacto con el poder político del país nacional. En ese ejercicio de tener “buenos amigos” impulsa las carreras de exdocentes para trabajar en el sector público, y en dar reconocimientos a políticos con tal de tener comunicación política. Es el interés lo que mueve tal comportamiento y eso ya es corrupción, pues no son los méritos los que brillan, sino los contactos y palancas. Ejemplos hay muchos, pero estos ejemplos evidencian:

  • Al secretario del presidente Juan Manuel Santos, Alonso Prada Gil, unilibrista y exdocente, en otrora director del SENA, también se le hizo un homenaje por su trayectoria, ¿adivinen porque sería? Por su cargo político.

La universidad lamentablemente desde hace años entro en el juego de la politiquería, de mantener el statu quo, de no reinventarse, de adularse entre abogados por sus logros de cargos, de promover roscas en las directivas, de seguir en lógica del poder masón y de vivir del honor que las generaciones pasadas nos dejaron.  No ha hecho lo que debería hacer por tener la facultad de derecho más grande del país, lo cual es, reflexionar y mirar hacia sí misma por la forma en que está produciendo abogados litigantes, jueces, políticos y magistrados.

Obviamente son más los buenos profesionales que los malos, pero es preocupante la forma en que decae la universidad, y como los escándalos actuales son el reflejo de la forma interna en que funciona la universidad respecto de sus directivas, esto es, ser traficante de influencias, interesada en favores e irregular  en su funcionamiento.

Por último, pareciera que tal lógica no fuera a desaparecer, desde ya las directivas van reclutando y formando a nuevos egresados en ser discípulos de tal lógica, aduladores de las influencias, nuevos masones, dándoles cargos inventados para irlos introduciendo en la ya costumbre de dirigir para el poder, de connotar personalmente y no para el servir a la comunidad estudiantil.

Soy unilibrista, me siento orgulloso de la filosofía fundadora de mi alma mater, pero como egresado también tengo una responsabilidad y como tal ofrezco excusas al mundo jurídico y al país por el comportamiento de los personajes públicos unilibristas que han sido corruptos y han hecho tanto daño a la justicia, ofrezco excusas porque mi universidad podría ser mejor y se ha quedado estancada, exponiendo a sus estudiantes y egresados, sacrificando lo que Carlos Gaviria expresó "la ética esta siempre en el derecho y la universidad forja esa unión".

En conclusión, ¡claro que somos culpables!, unos por darnos cuenta de ese funcionamiento de las directivas que propugna una actitud corrupta y no hacer lo suficiente por combatirla, otros por no darse cuenta e ir a la universidad solo a recibir materias y no cuestionar nada y otros por hacerse los ciegos y solo ver lo bueno de la institución. Todo en conjunto nos hace responsables, no es gratuito que cada vez halla mas escándalos y el nombre de la Universidad salga a flote. Puede que el problema sea endémico en términos de la sociedad, pero podemos aportar nuestro grano de arena exigiéndole a la universidad institucional.

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