Las mentiras de la paz
Opinión

Las mentiras de la paz

En vísperas de firmarse los acuerdos, la paz no es ajena a la mentira y la marulla, en la que rapidito vamos cayendo redonditos sin chistar palabra

Por:
julio 09, 2016
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De mentira en mentira y de cañazo en cañazo a Juanpueblo, facilito lo van tramando. Así como el adagio popular, de que una mentira bien dicha y repetida tantas veces, se convierte en una verdad a palos. Y con los medios de comunicación ‘los tarifados y los que no’, en su gran mayoría los mejores mensajeros del régimen, nos van enredando. Y  la paz,  con todos los ‘intríngulis’ que la rodean, en vísperas de firmarse los acuerdos, no es ajena a la mentira y la marulla, en la que rapidito vamos cayendo redonditos sin chistar palabra, y ‘songo zorongo’ nos vamos envolatando en las mentiras de la paz.

Es evidente que el plebiscito que vamos a terminar realizando no obedece a un sentir ni a un clamor popular. Lo que menos busca es responder a una necesidad del pueblo colombiano, de alguna manera deberá resolver la gran división interna entre las élites políticas y económicas –los dueños del poder– los que eligieron a Santos, los mismos que tratarán de presionar a como dé lugar, para bajo ninguna circunstancia permitir que la firma de los acuerdos lesione sus propios intereses, y para eso, la marulla y la trampa siempre estará presente. O, ¿por qué cree entonces, que el señor vicepresidente Vargas Lleras, desde los inicios del proceso guarda prudente distancia de lo que en La Habana viene sucediendo? Bobito no es, y esto políticamente –en la política electoral– en su momento será un as bajo la manga.

Preocupa que en la refrendación de los acuerdos
 con un plebiscito como garante, nos suceda exactamente lo mismo
que cada cuatro años con las candidaturas de elección popular

Realmente preocupa, con el  tema de la refrendación de los acuerdos con un plebiscito como garante,  que a los colombianos nos sucederá exactamente lo mismo que cada cuatro años con las candidaturas de elección popular: la gran mayoría de los potenciales sufragantes irán a las urnas, sin tener la suficiente información para votar a conciencia unos acuerdos de paz, de los que poco saben, nada entienden porque fueron excluidos, y solo les dejarán conocer su verdadero alcance, un mes antes de que se haga el referendo.

Triste, como para sentarse llorar, se ve venir, así como cuando en los territorios, a las comunidades empobrecidas, donde el voto tiene precio, ese voto de hambre, después de las elecciones, preguntamos: ¿Cómo les fue en las elecciones? Con ingenuidad pasmosa dicen ‘bien’, ‘nos fue muy bien’, ¿Ganaron? Ah no, yo no sé,  responden los incautos votantes, porque le han puesto precio a su voto, han votado por alguien que ni siquiera conocen, a quién jamás han visto, no conocen su cara ni  en foto, su rostro no lo distinguen, no han escuchado su voz, y menos lo que propone en favor de sus electores.

Entonces, los tramposos aprovechando esta ignorancia, se burlan de Juanpueblo una y otra vez. En el tema de la paz, con una incipiente pedagogía política, muy selectiva y centralizada –desde el gobierno nacional se viene promocionando “Colombia Conversa”, la conversación más grande del mundo es un dialogo abierto e incluyente sobre lo que nos traerá la paz para construir: ¿dónde? ¿Entre quiénes? ¿En medio de la adversidad cómo se da el diálogo?–   Se repite la perversidad de los que creen, que estando en los escenarios de poder desde donde se toman las decisiones, desde sus confortables oficinas capitalinas en sus cómodos escritorios, lograrán grandes transformaciones sociales de impacto, ignorando e invisibilizando a las  comunidades y sus verdaderas necesidades en sus territorios.

Y esto termina siendo un círculo engañoso de mentiras, donde no sabemos quién miente más, y quién engaña más al otro: Ni el propio Santos y sus estrategas creen que las mentiras del uribismo tengan asidero, pero la falta de educación,una  información manipulada, verdades a medias, va haciendo camino en los votantes, que al final deciden, y deciden mal. O si no, le pregunto su opinión a usted amable lector: ¿es cierto o no eso de que el gobierno pactó con las Farc a espaldas nuestras un pago mensual de $1.800.000 para cada excombatiente reintegrado?

En Twitter: @Miguel_Mondrag                   

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