La tiendecita Colombia

La tiendecita Colombia

La economía del país, un simil a como se maneja la tienda de barrio

Por: José Armando Olmedo Avila
marzo 09, 2015
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La tiendecita Colombia

Somos la economía más prospera de América Latina, la única que genera empleo, la única que salió súper protegida de la crisis económica mundial en 2008; eran palabras que se le escuchaban al presidente Santos y su ministro Cárdenas, dándose golpes en el pecho y protegidos por un precio del petróleo superior a los US$100. Junto con esto se mantuvo la meta del millón de barriles y la mayoría de los meses se estaba por encima de los 900 mil producidos diarios, es decir unos ingresos muy cercanos a los US$100.000.000 diarios, o lo que debería ser una cifra anual muy cercana a los US$ 36.000.000.000 recursos muy importantes para una economía como la colombiana.

Fueron estos números unas de las razones por las cuales el símil de los comerciantes paisas en el mundo, es decir los asiáticos y también los canadienses, americanos y europeos, vinieron a Colombia a montar su “chucito”, la denomina inversión extranjera llegó al país.

Colombia, un país lleno de don Pedro, doña Marta, don Chucho, en fin, un país de comerciantes, en donde le venden a una loca embarazada, un país de avispados, un país lleno de tiendas de barrio e informalidad, entró a las grandes ligas del comercio. Don Chucho se compró un Kia, doña Marta un Huawei y don Pedro importó papá y cebolla. Fueron estos años de devaluación de dólar y los tratados comerciales con el mundo, la prosperidad llegó al barrio.

Técnicos y bachilleres ganando cifras de dinero inimaginables en las regiones explotaras de petróleo fue lo que se vio durante estos días. Don pedro y don Chucho vendiendo cervezas, fiando mercados, endeudándose para crecer y poder vender más y traer más clientes, el crecimiento era imparable. Las exportaciones de petróleo llegaron al 50% del total de las exportaciones totales, el barril a US$120, unos ingresos millonarios para nuestra economía, somos los nuevos ricos “los nuevos beverly hills”. El desempleo según el DANE logró llegó a 1 dígito, subió el precio del carbón, el níquel, el oro, todos los minerales preciosos; una clase media pujante, importadora de bienes, servicios y alimentos, mantuvieron una inflación controlada en la meta que se fija el Banco de la Republica.

Ya entrado el 2015 se confirma “somos la niña bonita del mundo”, la fiesta y holgorio era por todos los lados desde la Guajira hasta el Amazonas, en Barranquilla se empezó el Carnaval, y doña Marta y don Chepito vendiendo, estaban felices. Llegó la hora, el guayabo empezó y por lo que parece es feo, el precio del petróleo cayó en un 50%. Es decir los planes de inversión que se habían hecho con precio del petróleo superior a US$90 se esfumaron, y con ellos el sueño de don Chucho y doña Marta, quienes hicieron unas grandes inversiones en sus tiendas y con la espera de que llegaran más clientes.

Aun con esto se mantiene el ministro de Hacienda empecinado en decir que nuestra economía está “blindada” ante esta situación ¿cómo se podrá una economía como la colombiana remplazar de un día para otro unos ingresos que deben ser en el mejor de los caso cercanos a los US$10.000 millones? Aquí les dejo la respuesta: con la venta de ISAGEN.

Junto con la noticia de que se reactiva la venta de ISAGEN, Bloomberg raja a la “economía mas solidad de América Latina” la incluye dentro de las 15 peores economías del mundo, deja mucho que pensar de todo lo que dice Santos y Cárdenas. Esta calificadora cuando habla bien del país la aplauden y hacen fiesta, pero cuando no, salen a decir que esas cifras son amañadas eso no sirve -son unos izquierdistas comunistas, diría Uribe-.

Si nos sentamos un rato y analizamos como tenderos la actualidad económica por la que atraviesa Colombia, nos daremos cuenta de que la economía del país va derecho a un abismo y no es algo de los izquierdistas.

Si Don Pedro va a surtir su tienda y esto le cuesta 200 mil pesos, él para seguir trabajando debe esperar que al menos recupere los 200, de ahí en adelante todo es ganancias, y obviamente entre más ganancias mejor, pues así, puede poner a estudiar a sus hijos en mejores colegios, puede comprarse un carrito, puede comer mejor, arreglar la tiendita o hasta comprarse una casita. Y pues cuando las cosas en la tienda están malas y hay muchos fiados, él se aprietan en cinturón, disminuye gastos y si es el caso cierran por unos días, o además pone una venta de fritos, de helados, venden películas piratas, en fin, eso tan simple lo piensa don Pedro, y así piensa doña Marta, don Chucho, etc…

Pero los tenderos para surtir la tienda también se endeudan o piden prestado para cubrir urgencias, y causa esto que se aten las ventas y entre a deber la gran mayoría del producido en el día a un externo. Estas son los las empresas del sector minorista, los bancos de microcréditos y hasta los gota a gota, que dejan las mercancías o el dinero bajo la promesa de pronto pago. Piensan entonces los tenderos con la denominada “malicia indígena” en la forma de pagar menos y ganar más.

Don chucho ante la caída del precio de un producto no lo vende más (pues puede perder plata y tiempo, las ganancias se las lleva otro) o lo guarda para véndelo en otro tiempo a un mejor precio, algo que “algunos expertos” indican que es imposible de hacer con el petróleo ya que este se encuentra vendido con antelación y pues se deben cumplir con los contratos ya establecidos. Dejar de producir petróleo no es como cerrar y abrir una llave de agua. Esto es entendible pues como don Chucho, Colombia también se endeuda y ya tiene las ventas del mes echas para pagar, ya que necesita cubrir sus huecos y pagar algunas deudas. Pero si sabemos que Colombia no tiene el petróleo el Venezuela y a sabiendas de que en el 2018 empieza (según datos del gobierno) a caer la producción de petróleo barato en el país no sería bueno re negociar los contratos en la medida de lo posible ¿o será que ya no somos energéticamente soberanos?

Dice mi mamá, “para que se la coma otro, mejor no la comemos nosotros” y en este caso si tiene mucha relevancia ese dicho, pues se están llevando toda la comida y nos están dejando los platos sucios para que los lavemos nosotros, pues se llevan el petróleo y la gasolina se vende más barata en USA que en Colombia, los fertilizantes, muchos de ellos derivados del petróleo son más caros en Colombia que en resto del mundo, esto al igual que la gran mayoría de los derivados de este importante activo de los colombianos. Y es que dejan que se lleven todo esto y venden y venden, pero no nos han dado para estudiar en mejores colegios, ni para comer mejor, ni para una tiendita o para comprar una casita, todo se ha ido en mermelada y gasto burocráticos, para mantener los lagartos bien gorditos y brillantes, esta quizás, la principal razón por la cual nos mantenemos en el tercer lugar de los países más desiguales del planeta.

Y somos precisamente las regiones productoras quienes en realidad vamos a sufrir, pues somos quienes hemos puestos las tierras, recibimos los desechos y hemos dado las vidas enteras a unas laborales que en un “tiempito” se van a ir. Y es aquí donde está el problema pues toda esta fuerza laboral no sabe ni de agricultura ni de industria, y pues además de los daños ambientales ya presentes en la tierra, lo que le va a quedar a Colombia son una personas que no sabe hacer más que extraer y manejar el petróleo, esas gentes que son técnicos y tecnólogos en su mayoría se van a quedar sin hacer nada irán a vivir de la buena fe del papá Estado.

Ya hoy el desempleo volvió alcanzar 2 dígitos y de seguir la caída del precio del petróleo y los recursos naturales, puede subir un poco más. La informalidad sigue siendo más del 50% de los empleos y el desempleo juvenil hace años no toca 1 digito en la cuentas del DANE. Pero según Cárdenas seguimos creciendo y somos la economía más sólida de la región. Pero a los que parece irles bien es a don Manuel y doña Flor, quienes hace 15 días trabajaban para una contratista de Ecopetrol, con su liquidación pusieron unos puestos de fritos y venta de jugos, ellos siguen vendiendo para sacar a sus hijos adelante pues están en la universidad y no pueden darse el lujo de ponerlos a pasar hambre en la ciudad de cemento, pues no son beneficiarios de la 10mil becas y mucho menos tienen un crédito de Icetex.

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