La nueva jugada de exalcaldes para anclar a Santander de Quilichao a su pasado político

La nueva jugada de exalcaldes para anclar a Santander de Quilichao a su pasado político

Una coalición pactada entre Luis Eduardo Grijalba y Julio Bonilla es publicitada como una nueva propuesta de cambio. Sin embargo, hace 20 años han mandado en la zona

Por: Omar Orlando Tovar Troches
septiembre 08, 2021
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La nueva jugada de exalcaldes para anclar a Santander de Quilichao a su pasado político
Fotos: Twitter/Cámara de Representantes

Detrás del espejismo de un supuesto acto de reconciliación y del discurso de la necesidad de la unidad para poder avanzar y salir de la crisis, tanto Bonilla como Grijalba intentan un nuevo y conveniente acomodo de sus fuerzas políticas, sobre todo las más cercanas, a las que después de casi 20 años de alternancia en la alcaldía de Santander de Quilichao ya poco queda para ofrecer y entregar. Por lo que el acto teatral y efectista de una supuesta unificación de fuerzas resultó ser una herramienta desesperada para cooptar a la ciudadanía desinformada, que a estas alturas aún no sabe que estos dos personajes han compartido poder, burocracia y presupuestos desde las épocas de la administración de Ricardo Cifuentes.

Revivamos nuestra historia… Conscientes de que no podían gobernar simultáneamente, Carlos Julio y Eduardo, miembros del mismo grupo político de Aldemar Ríos y Ricardo Cifuentes, montaron una eficiente estrategia de sucesión en el poder municipal en la que el aparente primer ganador de este pequeño frente nacional, don Carlos Bonilla, asumió, él mismo, en primer lugar y luego en nombre y cuerpo ajeno, las riendas del poder local, para luego supuestamente perderlo, con el propio Grijalba y con Álvaro Mendoza.

Después, tras un muy secreto y hasta desmentido preacuerdo entre el bonillismo y el grijalbismo, se logró poner en la Alcaldía municipal de Quilichao a la señora Lucy Guzmán; eso sí, asegurándose de convencer a sus respectivas fanaticadas y demás espectadores-electores de la existencia de una enconada rivalidad, que únicamente terminó siendo protagonizada por despistados y fanatizados seguidores y seguidoras de cada uno de estos líderes electorales.

Mal contados van 20 años de ver en los despachos municipales de Santander de Quilichao casi que los mismos funcionarios y funcionarias designados en cargos de libre nombramiento y remoción, algunos de ellos (as) de manera alternada, en las secretarías y jefaturas de oficina. A otros tantos los hemos visto como alternados contratistas y los más afortunados, como funcionarios de carrera administrativa, algunos posesionados por obra y gracia de los acuerdos, ahora formalizados y públicos entre Eduardo y Carlos. No existe manera diferente de explicar la permanente presencia en la administración municipal de los mismos y las mismas; tristemente en lo mismo.

Es evidente que en municipios como Santander de Quilichao el más grande empleador, de forma a veces directa y casi todas indirectas, es el Estado, en cabeza de la Alcaldía y las entidades descentralizadas. Por lo tanto, no es de extrañar que un buen número de ciudadanos y ciudadanas haya formado parte de estas administraciones por cualquier circunstancia, y que muchos más aún tengan sus esperanzas laborales puestas en un ocasional nombramiento o contrato. Esto ante los altos índices de desempleo e informalidad que subsisten en esta localidad, por obra y gracia, entre otras cosas, de la escasa gestión que en materia de generación de empleo estable y digno han mostrado hasta hoy las alcaldías del grupo Bonilla-Grijalba desde que compartían oficina en los tiempos de Cifuentes.

En concordancia con lo anterior, resulta clara la existencia de un terreno fértil para la manipulación electoral, que les ha permitido a los dos exalcaldes, ahora hechos uno solo, haber montado una eficiente sociedad electoral a la que han vinculado a otros representantes a la Cámara y senadores, que, aunque supuestamente rivales, han aprovechado este apetitoso caudal electoral para sostenerse en sus curules y de paso reforzar la alternancia en el pequeño frente nacional quilichagüeño.

La manipulación ha llegado a extremos tales que incluso han disfrazado sus ambiciones personales y los intereses de sus patrocinadores con apoyos ocasionales, pero muy convenientes, a verdaderos contradictores ideológicos, como los movimientos y partidos de izquierda, especialmente en las elecciones pasadas, cuando muchos de los alfiles de la sociedad electoral Bonilla-Grijalba posaron como entusiastas activistas del petrismo en Quilichao para luego gestionar ese embaucador apoyo en respaldo electoral de desinformados electores a quien hoy dirige la administración del municipio.

Si bien es cierto que en el ejercicio electoral colombiano se ha venido imponiendo la estrategia del “todo se vale”, lo que no puede seguir siendo posible es que las nuevas ciudadanías, protagonistas de las jornadas de indignación y reclamo por la crisis humanitaria que padece Colombia por culpa de ejercicios politiqueros (como los que encarnan los dos dirigentes electorales Bonilla y Grijalba), sigan atrapadas en un pasado político que reproduce los mismos errores que han ocasionado el desastre que desde hace tiempo hemos padecido. Resultaría incomprensible, pero sobre todo muy lamentable, que estas nuevas ciudadanías, que ahora se presentan como mayoritarias, hicieran caso omiso de la historia reciente de constantes quejas y denuncias sobre la ineficiente gestión de las administraciones de la sociedad Bonilla-Grijalba, proclive al favorecimiento de ciertos sectores e intereses en desmedro del bien común. No caigan en la trampa de la publicitada unión Grijalba-Bonilla, dizque para intentar hacer lo que en 20 años no fueron capaces o no quisieron hacer.

Coletilla: Resulta sorprendente oír a uno de los socios de la empresa electoral Bonilla-Grijalba nombrar a las personas que pertenecen al movimiento que dirige como “mi grupo, mi equipo, gente de mi confianza”, gesto que denota el carácter caudillista que comparten los socios líderes de esta empresa electoral, caracterizado por mirar a quienes lo acompañan no como sus iguales, sino como cosas de su pertenencia al nominarlos como suyos.

 

[1] Corchetes por fuera del texto original

[2] Extracto tomado de publicación del perfil Almeira Producciones del 4 de septiembre a las 16:30

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