La guerra de Putin y Arabia Saudita que desfondó el petróleo

La guerra de Putin y Arabia Saudita que desfondó el petróleo

El poderoso presidente ruso le dio una bofetada a Donald Trump y rompió las reglas acordadas, generando también la disparada el precio del dólar

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marzo 10, 2020
La guerra de Putin y Arabia Saudita que desfondó el petróleo

Vladimir Putin ha desencadenado una brutal guerra del petróleo contra Arabia Saudí, que ha hundido los precios a mínimos históricos en una sola jornada de bolsa. Putin no está dispuesto a seguir cediendo espacio del mercado a Estados Unidos, lo cual significa una bofetada a Trump y los productores de petróleo proveniente del fracking. Su negativa a reducir la producción, como pedían los saudíes y los aliados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), motivó una respuesta de tierra arrasada por parte del jeque Mohamed bin Salmán con sustanciales descuentos a los clientes y la intención de inundar el mercado con cerca de 11 millones de barriles por día, en el peor momento del colapso de la demanda por el coronavirus. La tormenta perfecta para el caos petrolero.

El desplome de las bolsas en el lunes negro y la caída de 24,14 % del petróleo Brent -de referencia para Colombia- cotizándose a 34,36 dólares por barril en su peor jornada desde 1991, durante la Guerra del Golfo, es el primer capítulo de la guerra por contar. El matrimonio bien avenido entre Arabia Saudí y Rusia era lo único que sostenía al petróleo, pero los saudíes están decididos a reventar los precios para castigar a su aliado de Opep+ (incluye aliados, entre ellos Rusia) y obligarlo a volver a la mesa.

Mohamed bin Salmán y Vladimir Putin en las buenas épocas del matrimonio perfecto Rusia-Arabia Saudí

Goldman Sachs, el gurú de los commodities cree que los precios caerán hasta los 20 dólares y que en el segundo y tercer trimestre del año irán a 30, mientras Bank of América hace una estimación del 2020 descendiendo de 54 a 45 dólares. Para alimentar el nerviosismo están los futuros de mayo a 14,25 dólares por barril.

Este es el escenario donde se pondrá a prueba la capacidad de las petroleras que usan fracking en Estados Unidos. El objetivo de Putin se está cumpliendo más temprano que tarde, poniendo contra las cuerdas al petróleo a Trump. La amistad entre ambos líderes y una relación enredada en el Rusiagate  -la trama de la injerencia en la victoria electoral  de Donald Trump-, cede ante la rivalidad histórica de ambas potencias por la hegemonía mundial. Hace poco Putin recibió un golpe de Trump con las sanciones a la petrolera estatal Rosneft, por comercializar crudo venezolano. Ahora devuelve mandobles que dejarán tendidas en el campo a varias petroleras del shale oil cuyos costos de extracción están entre 25 y 30 dólares por barril. A menos que haya una recuperación drástica en corto plazo, se enfrentarán a la bancarrota. Algo de eso ya empieza a verse.

Estados Unidos ha inundado el mercado en los últimos años, mientras las naciones de Opep frenaban su propia producción para sostener los precios. El sacrificio de Rusia, segundo productor mundial con 11,5 millones de barriles diarios, ha sido notable porque desde el 2007 su producción ha crecido 10 %, mientras la de EE. UU. lo ha hecho en 87 % (13,2 mbd) y la de Irak 111 % (4,5 mbd). Y si en 1990 tenía el 16,3 % del mercado ahora solo tiene 12 %, dice la agencia rusa de noticias Sputnik. Las petroleras Gazprom y Rosneft se han sentido maniatadas para desarrollar grandes proyectos por las restricciones impuestas desde la Opep.

Putin está poniendo contra las cuerdas el petróleo de Trump proveniente del fracking

En el 2014 fue Arabia Saudí la que abanderó la guerra contra el petróleo del fracking de Estados Unidas, comandada por el ministro Ali al Naimi (ver El pastor de ovejas que hoy decide el precio del petróleo), los precios bajaron hasta los 20 dólares, los costos de producción del shale oil estaban en 80, muchas petroleras se quebraron pero finalmente se recuperaron y Estados Unidos se colocó como primer productor mundial. Las finanzas saudíes quedaron maltrechas.

El pulso entre rusos y saudís lo ganará el que pueda resistir más. Arabia Saudí es el mayor exportador del mundo y líder natural de Opep, tiene reservas enormes, capacidad instalada de 12 millones de barriles diarios y extrae su crudo con un costo que desafía cualquier competencia: 2,80 dólares. Rusia puede vivir con barril a 40 dólares, tiene una economía más diversificada y unas reservas internacionales que superan los 500.000 millones de dólares, pero se verá en aprietos con crudo a 25 dólares, dicen los analistas.

Al parecer, la convulsión seguirá. Según Goldman Sachs la disminución de la demanda por el coronavirus, especialmente en China, y el aumento de la oferta en esta guerra, en el tercer trimestre estarán sobrando 1, 2 millones de barriles diarios. La Agencia Internacional de Energía apunta a que la demanda se contraerá en 900.000 barriles diarios frente a 2019, algo que no sucedía desde el 2009.

Nicolás Maduro estará ante una dramática combinación:  sanciones y colapso de precios del petróleo

En una guerra donde todos pierden hay unos que pierden más. Aramco, la petrolera saudita que acaba de vender el barril de Arabian Light a 10,25 dólares, un precio nunca visto, está cotizando por primera vez por debajo de su debut en bolsa. En Venezuela la combinación de sanciones y colapso de precios tendrá un efecto brutal. “No van a poder vender el crudo ni regalado”, se apuntaba entre expertos. Irán también la verá negra.

Colombia no escapa a la tormenta. El lunes, al igual que la Bolsa de Nueva York, la Bolsa de Colombia tuvo que cerrar operaciones antes de tiempo. Con una producción de alrededor de 870.000 bpd, cada dólar que caiga el precio del barril significará $ 429.000 millones menos en los ingresos del gobierno.

En el Presupuesto 2020 el precio del barril se estimó en 60,50 dólares, de tal manera que, si se cumple el pronóstico de 45 dólares, la pérdida para las finanzas será de $6,65 billones. La fuerte correlación petróleo-dólar podría colocar el precio del dólar en un piso de $3.600. Teniendo en cuenta la devaluación, el golpe para los ingresos sería del orden de los $3,85 billones que pondrán al ministro de Hacienda a buscar cómo llenar el hueco, después de la reforma tributaria que acaba de entrar en vigor y con la que espera recaudar $13 billones.

El sector productivo sentirá el porrazo. Las importaciones tendrán que hacerse con un dólar más caro, y las exportaciones que podrían beneficiarse, tienen el problema: no hay una oferta importante de bienes. Por eso algunos analistas llaman la atención en la experiencia del 2014, cuando lo único que se hizo fue aprovechar las bajas tasas de interés para endeudamiento. El sector productivo se quedó en veremos.

Quizá los verdaderos ganadores sean los conductores a quienes la tanqueada les saldrá más barata. La guerra del petróleo ha comenzado y esta vez la consiga es: ¡sálvese quien pueda!

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