La democracia de buses…
Opinión

La democracia de buses…

Por:
enero 22, 2015
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Los que creen que la política es el arte de tragarse sapos, terminan convirtiéndose en otro más.

La democracia es un privilegio. Participar en ella un deber. Dejarla en manos de la politiquería y el clientelismo una costumbre con la que necesitamos romper. No aprovechar este 2015, el año en que elegiremos ediles, concejales y  el alcalde para Bogotá, para pensarnos como sociedad, para analizar nuestra ciudad  con cada una de sus localidades, sería otro error más que no podemos permitir, ni candidatos ni electores. Hoy me dedicaré a los candidatos:

Considero que todos merecen respeto, y tienen derecho de presentar su nombre, siempre y cuando actúen en el marco de nuestra Constitución. De igual forma tienen un compromiso con el debate participativo que necesitamos entablar en este proceso.

Si no lo hacen, seguramente podrán ganar en octubre próximo, saltar y gritar en la tarima, pero seguiremos debilitando nuestro sistema democrático. La división entre ricos y pobres es populista y no enriquece en nada la discusión. Los prejuicios y la calumnia vulneran la prevalencia de las ideas y los argumentos. Los mercados, la teja y el cemento, le restan sensatez al voto. Los contratos de prestación de servicios asignados para enriquecer el caudal electoral, sin exagerar, secuestran la libertad de muchos colombianos y sus familias. Los candidatos de este 2015 tienen que abandonar esas malas costumbres y asumir el voto programático como un desafío real que deben inculcar dentro de todos los sectores a los que pretendan llegar.

Necesitamos programas sustentados, basados en un diagnóstico real sobre la ciudad y sus comunidades, que presenten soluciones para las problemáticas de nuestro entorno. Los buses llenos de gente para copar las sillas y tomarse una buena foto, o la compra de conciencias, no ayudan absolutamente nada, en el crecimiento humano que necesitamos lograr para avanzar hacia nuevas esferas del desarrollo. La política colombiana debe asumir un carácter intelectual, no aislado de la realidad social de nuestro país, al contrario, consciente de ella para entender que patrocinando la mendicidad, solo perpetuamos un estado democrático amarrado al chantaje y a las bolsas de dinero en época proselitista.

No pretendo que solo el lenguaje técnico tenga cabida. Es otro desafío más de los candidatos lograr que los programas sean comprensibles para todos los bogotanos, sin llegar a recurrir a una demagogia desaforada y a promesas sueltas imposibles de cumplir.

 

No es un capricho sugerir que aprovechemos estos nueve meses para pensar sobre nuestra ciudad, para entender sus necesidades, escuchar a quienes la quieren gobernar y elegir con argumentos y libertad. Y quién mejor que los candidatos para propiciar un escenario democrático. Que sean ellos, los primeros en comprometerse a cambiar los ríos de dinero, por un conjunto de argumentos sólidos e integrales que sustenten sus candidaturas.

Si se niegan a asumir dicho desafío, la democracia colombiana no dejará de ser un intento fallido.

 

@josiasfiesco

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