La cura de Peñalosa contra la indigencia

La cura de Peñalosa contra la indigencia

"La desafortunada acción de la alcaldía mayor, en la que la planificación urbana debió haber cedido su lugar a la “planificación humana”

Por: Alvaro Julian Diaz Charry
septiembre 21, 2016
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La cura de Peñalosa contra la indigencia
Foto idealista.com

En los últimos meses el tema de la indigencia a estado en el foco del debate público, gracias a la intervención del alcalde Peñalosa en la céntrica zona conocida como “El Bronx”, intervención esta, que por ser de carácter puramente zonal, y sin una estrategia definida para tratar con su componente humano. Produjo la atomización de los que la habitaban, en otras áreas de la ciudad con la consecuente molestia e indignación de la ciudadanía en los barrios que fungen ahora como refugio para esta población.

La desafortunada acción de la alcaldía mayor, en la que la planificación urbana debió haber cedido su lugar a la “planificación humana” puede tornarse en una oportunidad para intentar comprender el fenómeno de la indigencia, o como se refieren últimamente a este, usando el eufemistico termino de “habitantes de calle” como si la intemperie urbana ofreciera un espacio de habitabilidad digno, o tan si quiera soportable.

Muchos al leer el título de este artículo se les habrá pasado por la mente la mal llamada limpieza social como la única cura posible para este mal. Ya que esa parece ser la formula en nuestro país para lidiar con aquellos que se perciben como indeseables o incómodos, sean estos subversivos, contradictores políticos, ladronzuelos de esquina, drogodependientes, o simplemente individuos cuya apariencia y presencia en nuestro entorno, no nos resulta agradable.

En lo que toca a este artículo, lo que los promotores de este tipo de “soluciones finales” no acaban de entender es que mientras las raíces de de la degradación social permanezcan fuertes, el fenómeno se va a seguir reproduciendo, como la mitológica hidra, a la que le cortaban una cabeza y le crecían dos más.

En este sentido, lo primero que habría que hacer es identificar las causas que llevan a un ser humano a abandonar sus sueños y expectativas de vida, para perderse en el humo del bazuco o en los vapores tóxicos de una botella de pegante. Y es entonces, cuando la primera causa que salta a la vista es la falta de educación.

Cuando hablo de educación no me refiero a la acumulación de conocimientos. Ya que estos bajos fondos de nuestras ciudades están llenos de abogados, economistas, antropólogos, y más. No; de lo que hablo es de la educación en valores. Una educación que inculque en nuestros jóvenes la valoración y responsabilidad que tienen con su propio ser. Una educación que lo enseñe a reconocer los peligros de los diferentes tipos de drogas y los puentes que se generan entre ellas. Dejando de pensar que es igual un cigarrillo de marihuana que uno de bazuco. Una educación que enseñe el valor del servicio a los demás y el de la utilidad social, abandonando el sentido individualista de la existencia y la búsqueda de la gratificación inmediata, estas dos características tan comunes en las sociedades capitalistas.

El otro aspecto fundamental a tener en cuenta (y tal vez el mas crucial) es el de la cohesión familiar. Si hay algo que tienen en común estas personas cuando cuentan su historia. Es el hecho de provenir de familias desgarradas. Sin importar si estas son estrato uno o seis. Con padres maltratadores, totalmente despreocupados por el bienestar mental de sus hijos, e incluso hasta sobreprotectores. Que jamas los dotaron de las herramientas adecuadas para enfrentar el día a día en la selva de cemento.

Es aquí donde la cura pasa nuevamente por la educación. Pero esta vez en en lo ateniente a la planificación familiar y cultura del cuidado. Donde no se traigan personas a este mundo sin estar preparados para el desafío que representa ingresar a un individuo más en el juego desigual y lleno de trampas en que aveces se puede tornar la vida. Y es ahí donde el estado tiene un papel muy importante que jugar, debiéndose constituir en un pilar para lograr estos fines que van desde la planificación hasta las redes de apoyo social como ocurre en países con un indice de indigencia cercano a cero, y no simplemente en un ente represor que niega espacios en la sociedad.

Pero cuales son las soluciones que requiere el hoy. Con mas de 10.000 desamparados apilándose solo en las calles de Bogotá*. Esclavos de la drogadicción y por ende de las estructuras de tráfico y microtráfico de estupefacientes. Pues bien; lo primero es no criminalizarlos. Ya que si bien hay muchos que cometen delitos. Les aseguro que los ladrones, traficantes y delincuentes de alto vuelo, no andan por hay con una cobija al hombro, sino en carros de alta gama y vestidos a la última moda.

* Cifras personería de Bogotá 2015.

La cura pasa por entender que estas personas son fundamentalmente víctimas de una sociedad enferma desde sus cimientos. Que la mayoría de ellos si quieren salir de ese estado como se ha comprobado en ya numerosos casos en los que se comprometen en programas de capacitación y rehabilitación donde no parecía haber esperanza alguna y aún así en este momento son nuevamente parte del tejido social.

Es allí donde el Estado debe asumir el reto de guiar a estas personas en este proceso ¿Es fácil?; Claro que no. Pero si se les falló evitando que cayeran en el abismo de la drogadicción e indigencia en primera instancia, ahora debemos poner todos los esfuerzos concebibles para sacarlos de él.

¿Acaso estas soluciones van a llevar el problema a cero?, Seguramente no. Pero si se podrían lograr enormes avances en lo que a dignificar a esta población se refiere, evitando que lleguen a tales niveles de degradación humana que es difícil encontrar incluso en países vecinos. Y una vez logrado esto, tal vez nos podamos sentir un poco menos enfermos como sociedad y un poco mas viables como país.

@juls996

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