La ciudad de todos, la Bogotá de nadie

La ciudad de todos, la Bogotá de nadie

Un bogotano reflexiona sobre los trancones, la pobreza y la ignorancia en la que está sumida la capital

Por: Viviana S.
febrero 05, 2017
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La ciudad de todos, la Bogotá de nadie

Bogotá distrito capital, con una densidad poblacional de casi 10 millones de habitantes y una población flotante de más de un millón de personas. Es además la capital de la república de Colombia y la urbe más grande del país, pero es la ciudad de nadie. En ella nacen, viven y laboran millones de personas que han encontrado un hogar en alguno de sus barrios, pero que inexorablemente parece destinada y condenada a la mediocridad de sus administraciones y a la poca sino es la  nula existencia de la cultura ciudadana, de la que alguna vez se conoció como la Atenas de Sudamérica.

Nací y crecí en Bogotá, mas día a día me  entristece ver en lo que se ha convertido  esta ciudad que con todo mi corazón he amado, en sus zonas más pobres, las zonas de periferia o la zona céntrica de la ciudad, es donde más abunda la pobreza, la ignorancia y la falta de cultura, además de una falta completa por un sentido de pertenencia hacia esta bella ciudad, cabe anotar en este punto que son en estas zonas donde me he criado y en donde mi razonamiento  y crítica social más se ha engrosado, aunque esto de ninguna manera exime a las demás zonas de la ciudad.

Podemos declarar varios ejemplos:

Como los nuevos Cartuchos – Bronx que se manifiestan en distintas zonas, como culpa de la mala intervención realizada por las autoridades distritales, que aunque eran realmente necesarias parecen realizadas sin el más mínimo tipo de planeación y solo para demostrar unos presuntos resultados, o la destrucción de nuestros parques públicos, los cuales se han convertido desde baños públicos al aire libre hasta atracaderos y escondites de delincuentes, también es de observar que el mobiliario publico en cualquier zona de Bogotá no dura mas de una semana en buen estado antes de ser destruida, mobiliario que es nuestro, de la ciudadanía y no de la alcaldía como algunos creen, ya que somos nosotros como ciudadanos quienes lo pagamos con nuestros impuestos y tributos al gobierno distrital, así que se debería reflexionar más sobre este punto, porque al caso nos gusta estar rompiendo lo que nos ha costado tanto esfuerzo adquirir, porque a la larga es con el sueldo el que se gana trabajando día tras día que se pagan el mobiliario nuevo, entonces no creen que deberíamos cuidarlos más.

Aunque el mejor ejemplo para la falta de cariño y cultura por esta ciudad es ese esperpento llamado Transmilenio, que a voz de nuestro apenas egresado alcalde hace lo mismo que un metro. En Transmilenio, se ven filas de seres humanos en algunas, muy pocas estaciones del norte de la ciudad y montones de lo que parecen bestias para el matadero en los demás puntos del sistema, en donde se puede resaltar prevalece la ley del mas fuerte o en este caso del que mejor golpea, es triste ya que esto lo he visto la mayor parte de mi vida y mi propio padre trabajo como conductor dentro del sistema, observando que las condiciones de sus trabajadores no son las mejores debido a la exigencia horaria de su trabajo y sus implementos como las sillas que a mas de uno les ha causado problemas lumbares y renales, así que se ve con mucha tristeza a la masa que se forma empujándose y gritándose para embutirse en una lata de sardinas, y eso si no son golpeados por las  carteras bastante voluminosas y pesadas de ciertas señoras, o por las partes corporales llámese brazos o piernas de otro “ser humano” y eso si no les hurtan sus bienes dentro del tumulto, pues pareciese que una silla valiera mas que el respeto por la dignidad humana  que debe primar en las sociedades civilizadas, esto demuestra que lo que prevalece en este sistema no es  la cultura y la civilidad o la protección de los mas débiles, sino la inequidad, la grosería y la violencia que prima, ya no, solo en nuestras calles sino en el manejo de los recursos, para ver de manera mas clara recordemos el caso del homicidio de uno de los miembros del personal de Transmilenio que en cumplimiento de su deber, lo que no hacen muchos otros funcionarios que prefieren estar hablando chisme o mirando un aparato electrónico, falleció a razón del ataque de un desadaptado social, que prefirió acabar con la vida de una persona a pagar un pasaje.

Esta es una muy somera la radiografía de una ciudad que deja ver su verdadera cara en el comportamiento de sus habitantes, una ciudad que pocos ven como propia, en la que las personas destruyen los bienes públicos y  no comprenden que el sistema es de ellos, por que lo pagan con sus impuestos y sus pasajes, y no de unos pocos empresarios que nunca lo han usado.

Es acá donde se deben dar luces acerca de  lo que es sentir propia a la ciudad y esto no es irnos en contra de quienes vienen de otras partes y que vienen en búsqueda de mejores opciones o de quienes tienen menores capacidades económicas, como lo hace cierta pagina que no mencionare pero en la que nos encontramos con que su administrador es de las personas más xenófobas y elitista y de extrema derecha con las que he tenido el infortunio de toparme en las redes sociales, es tal su odio por los demás que ha llegado al punto de atacar con dedo inquisidor a los humildes habitantes de un barrio, solo por el nombre del barrio, tratándolos de las formas más despectivas e incitando a que un grupo con afinidad política a la extrema derecha de recién llegados insulten a estas personas denigrándolas en su ser y en su persona. No, sentir como propia a la ciudad de Bogotá es tener civilidad y tratar a el otro como nuestro hermano, tratarlo como nos gustaría ser tratados, hacer las filas en los sistemas, cuidar el mobiliario y a los parques públicos, exigirles al gobierno distrital informes reales y certeros de  como se ha manejado los recursos asignados  y propios del distrito,  además de  campañas de cultura y  de seguridad, que se nos dé un sistema de transporte digno y no tan costoso al bolsillo del trabajador promedio, al mismo tiempo una campaña contra la corrupción, la misma corrupción  que tiene carcomida al país y que en la ciudad debería iniciar por la destitución del alcalde por parte de las autoridades competentes, al mentir sobre sus estudios académicos, pero siempre será lo más importante  enseñar al otro, a nuestro hermano bogotano ya sea natural de aca o adoptivo que respete y ame a la ciudad en la que ha encontrado un hogar.

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