El pueblo: es ahí donde aparece la verdadera democracia

El pueblo: es ahí donde aparece la verdadera democracia

Pueden decir lo que quieran los "sabios de la tribu" que amplifican sus voces en los grandes medios, pero el pueblo son las bases, quienenes viven la vida...

Por: César Augusto Patiño Trujillo
junio 22, 2023
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El pueblo: es ahí donde aparece la verdadera democracia

Pueden decir lo que quieran los sabios de la tribu que amplifican sus voces en los grandes medios, pero el pueblo es una realidad tangible, conformado por individuos que, pertenecientes a las bases, viven la vida, la respiran en toda su dimensión y casi que cotidianamente, la sobre-viven.

El pueblo, en muchas ocasiones, se ha utilizado como un término abstracto y sin contenido. Nada más escuchar a un personaje como Miguel Polo Polo para tener claro que ni idea tiene de lo que es el pueblo. Él ha osado usar este término para intentar demostrar su interés por él, y sin embargo la pregunta es ¿qué entiende este individuo, de lo más ignaro del Congreso colombiano, por pueblo?

Sin la intención de convertir este artículo en un soso y ladrilludo texto académico, he querido hurgar en algunas teorías filosóficas que iluminen el concepto, por ejemplo, Fichte en su Discurso a la nación alemana, concebía al pueblo como: “el conjunto total de hombres que conviven en sociedad y que se reproducen natural y espiritualmente de manera continuada, que está sometido en su totalidad a una determinada ley especial del desarrollo de lo divino a partir de él” (1984, p. 160), parece claro que  esta definición decimonónica se relaciona más con la categoría nación que la misma acepción referida en la actualidad. Pero también cabe determinar que, pueblo y población son conceptos diferentes, La Corte Internacional de Justicia así lo determinó en una Opinión Consultiva sobre la República del Saharawi:

“La vigencia del principio de autodeterminación, definido como respuesta a la necesidad de respetar la voluntad libremente expresada de los pueblos, no disminuye por el hecho de que en ciertos casos la Asamblea General no consideró necesario exigir la consulta a los habitantes de tal o cual territorio. Estas excepciones pueden explicarse por la consideración de que una determinada población no constituía un “pueblo” pudiendo pretender disponer de sí mismo, o por la convicción de que una consulta hubiera sido sin necesidad alguna, por circunstancias especiales”. Salas (2012), respecto de la cita anterior, considera que, si bien: “no agrega más precisiones al respecto, […]  deja abierta la posibilidad de que se distinga uno de otro” (Pie de página, p. 82).

Gros-Espiell (1979) le da una definición más concreta y cercana a la autodeterminación de los pueblos: “…cualquier forma particular de comunidad humana unida por la conciencia y el deseo de formar una unidad capaz de actuar por un futuro común” y Montero citada por Cortés (2021) alude a: “una comunidad humana o pluralidad social que comparte un pasado común, elementos lingüísticos y culturales, y una proyección de futuro que les permite entenderse como un conjunto o `nosotros´”.

Hasta aquí se trae a colación definiciones que no logran concatenar con las usadas por nuestros políticos colombianos sin distingo ideológico. No parecen ser definiciones aplicables al “pueblo” de Petro, o al de los superficiales y poco brillantes opositores. Tanto el “pueblo” del uno como el “pueblo” del otro carecen de contenido si los miramos a la luz de los autores anteriores, o, por lo menos, habría que consultar otras definiciones que aludan a esa organización de individuos que conforman la mayor parte de la sociedad y que se encuentra jerarquizada económica y políticamente en la base o en un subestrato determinado y caracterizado por una élite que se encuentra ubicada en la parte alta de dicha jerarquía social y económica. Los conceptos abordados hasta ahora se parecen más a los de pueblos  que intentan emanciparse de poderes externos o coloniales, mientras que, sin temor a equívocos, el “pueblo” de Petro también busca emanciparse, pero, de las élites históricas que, si no lo han negado, lo han invisibilizado y menospreciado, e incluso reprimido y explotado. Esta sería una especie de autodeterminanción interna orientada a lograr la emancipación dentro de su propia patria o nación, en contravía a las imposiciones ideológicas de quienes bicentenariamente han gobernado al país. Autodeterminación y emancipación del "pueblo", acciones peligrosas para quienes en este momento se niegan a aceptar las reformas del gobierno Petro, reformas que, en buena medida, alimentan el fervor de ese “pueblo” que, aunque ambiguo en su definición, se encuentra ahí a la espera de su visibilización y reconocimiento.

Lo anterior nos lleva a inferir que la palabra “pueblo” como concepto, es polisémica, y sus variadas interpretaciones pueden incluso, y contrariamente a lo que se supondría, ofrecer un halo de ambigüedad al respecto. A estas alturas del artículo, no se ha logrado encontrar una correspondencia entre las definiciones propuestas y las emitidas por la clase política colombiana, más espero ir dilucidando esta categoría arisca y compleja.

A pesar de su complejidad, es fundamental dicho concepto para construir la democracia real, la participativa, y cómo no aceptarlo, la muy temida democracia popular, que sus enemigos se atreven a confundir con la democracia plebiscitaria, dejando en el aire un halo de malignidad sobre dichas formas de acción de la democracia. Cortés (2021) aceptando más o menos dichas definiciones, pero, más cercana a la ya citada de Montero, considera que a partir de esta: “surgen necesidades y deseos que se canalizan, inevitablemente, como demandas políticas”. En estas líneas podemos encontrar a ese “pueblo” que tanto el presidente como oposición utilizan para construir su discurso político. De nuevo, Cortés (2021) cita a Montero, para aterrizar con mucha mayor precisión dicha definición: “en el sentido de comunidad política, un pueblo es un conjunto de personas que comparten un espacio territorial y configuran el poder a través de un mecanismo, deseablemente la república y la democracia.”

Pero en un autodeclarado sistema liberal, “pueblo” y “democracia” están íntimamente ligados, la última categoría carecería de sentido si el pueblo no se encontrará inmerso en las decisiones políticas y económicas de la nación a quien él pertenece, no en vano, demos es pueblo y Kratos es poder, el “poder del pueblo”; y en ese sentido cabría ingresar una categoría como es la soberanía popular, insisto, tan temida por las élites latinoamericanas; dicha soberanía popular se encuentra irremediablemente unida a ese poder que tiene el pueblo, o como explicase Cortés (2021) trayendo las ideas de Bush, esa soberanía popular corresponde y pertenece “a todos sus habitantes en cuanto sujetos políticos, y a la vez, para descartar que el poder pueda estar concentrado en unos pocos (como una oligarquía o una aristocracia)” y le cita para ampliar su argumento: “Siempre se ha entendido pueblo como opuesto a los sistemas de clases privilegiadas, aunque los integrantes de éstas también compongan el sujeto político `pueblo´ en una comunidad política. Es una de las palabras que, como dijera Carlos Santiago Nino, tiene una carga emotiva”, y esa carga emotiva es la que genera prurito en las élites, porque es una carga emotiva negativa, mientras que, aquellos líderes políticos progresistas como Gustavo Petro o Francia Márquez le dan una carga emotiva positiva, llena de poder real, de empoderamiento social, llena de animosidad y ardor, de beligerancia y lucha, de determinación y autodeterminación. Entendible, ahora sí, los temores de las élites.

Por supuesto que el uso de la idea “pueblo” puede llegar a ser peligrosa, eufemística y absorbida por aquellos que nunca lo han representado en la realidad. El discurso de las derechas liberales y conservadoras colombianas lo ha introducido en el discurso bajo sus propios parámetros ideológicos, ¿qué es el “pueblo” para un personaje como Andrés Pastrana o Álvaro Uribe y qué para un hombre como Gustavo Petro?, ¿cómo lo utilizan en sus narrativas y con qué objetivo?, ¿las reformas que el actual gobierno presenta y que el Congreso frena y ralentiza como saboteo claro y directo, a qué apuntan con respecto al “pueblo”?, ¿por qué una derecha regresiva y reaccionaria como la colombiana pareciera concordar hasta cierto punto con una “izquierda” por ejemplo como la de “Dignidad y Compromiso” opuesta al progresismo, negando que dichas reformas beneficien al “pueblo”?, ¿o es que ellos definen “pueblo” de manera diferente?

Tal vez, la palabra tan compleja que abordamos hoy esté orientada: “como oposición de las y los muchos a una minoría oligárquica que captura las instituciones comunes” (Cortés 2021, citando a Ravanal) y es ese “pueblo” el que protagonizó el estallido social en Chile y que llevó a Boric al poder, es ese pueblo el que explotó en Francia con los “chalecos amarillos”, el que estalló en Colombia contra el gobierno autoritario de Iván Duque Márquez y que llevó al poder a Gustavo Petro en el 22. En palabras de Ganter, ese “pueblo” chileno, colombiano, francés, o de cualquier lado, es en realidad: “aquel conjunto de personas que denominamos comunes y corrientes, es decir, la gente anónima que no posee ningún atributo especial que los posicione en una situación de privilegio, ya sea por algún título específico, prestigio, cargo, riqueza, propiedades, capital, etc” (citado por Cortés 2021), Eduardo Galeano le dará un nombre que con Francia Márquez brilló en campaña con luz propia: los “nadies”, palabra que ha encontrado en el discurso político populista (no desde lo peyorativo) su asidero y su redefinición mirando a toda esa multitud anónima, sin rostro, sin manos, sin alma, sin nada.

Y ese “pueblo”, ya identificado a estas alturas con sus características aclaradas, es la que exige y recrimina a la élite el que gobierne a sus espaldas y cuente con él solo en unas fechas específicas de elecciones, sintiéndose utilizado, manipulado y burlado. Ese mismo “pueblo” que, a pesar de que vota en las urnas, duda de que respeten su voto. Ya en la campaña de 2022, demasiados errores contra el Pacto Histórico en las elecciones del Congreso, amplió aún más las dudas que ya, sobre el poder electoral, existían. Siempre se pensó desde las bases que los políticos hacían creer al “pueblo” que era soberano y elegía. Así, Cortés (2021) asiente sosteniéndose en el citado profesor Ganter que: “el pueblo puede ser representado como ese enjambre de olvidados e invisibilizados”, o sea: “los sobre endeudados (sic), los sin parte que exigen hacerse parte, participar e influir de las decisiones que afectan sus vidas y la vida de su propio entorno, allí el pueblo se constituye como un sujeto histórico. Por ese hecho precisamente la comunidad se constituye como comunidad política, esto es, fundada en una disputa frente a la asimetría entre mundos antagónicos” (Cortés 2021 citando a Ganter).

Es el avance de aquellos excluidos y discriminados históricamente, es el “populacho”, la “plebe”, lo “ordinario”, lo que no es socialmente culto y reconocido, es “lo ´popular” que: “expresa los sentires y pensares de quienes no forman parte de esas minorías ricas, influyentes y poderosas. Por esta vía se forma una crítica al poder y a la cultura oficial” (Cortes 2021, citando a Ganter), es así como el “pueblo” se convierte en sujeto de la liberación, y esa liberación, aún en ciernes, es la que debemos ir solidificando en este cuatrienio.

Las instituciones se defienden siempre y cuando respeten al “pueblo”, ellas y la institucionalidad nunca estarán por encima de él, ellas existen para el correcto andar del Estado, que, además, solo tiene sentido en su correlación con el ”pueblo”. Las élites conviven con el “pueblo” y hacen entre ellas al total de la población, los “nadies” y los “alguien”; históricamente, los “alguien” han detentado el poder a sus anchas, hoy, los “nadie” le acarician mientras esos “alguien” sabotean usando los medios de comunicación, las instituciones y el Congreso, las reformas. No aceptan una derrota cuando tuvieron todas las herramientas para no permitir el ascenso de Petro al poder. El “golpe blando” no es cháchara, ahí está, en el día a día de este cuatrienio. Van a hacer lo que sea para frustrar a este gobierno, más, el “pueblo” está ahí, vigilante.

No hay caso, es prioritario seguir en las calles, enviar un mensaje radical que les haga entender que no tienen derecho a echar por tierra el futuro de las mayorías. Contrario a lo que opina el respetable exmagistrado José Gregorio Hernández en una entrevista a El Espectador de este 10 de junio, el pueblo sí debe salir a presionar al Congreso para que apruebe las reformas que el gobierno presenta, ya que, el “bloqueo democrático” del Legislativo al Ejecutivo se ha convertido en la estrategia de saboteo de discusión y aprobación de las reformas, el mismo Hernández lo reconoce: “Es totalmente indebida y desvirtúa el papel que deben desempeñar los congresistas, cuyas funciones, se supone, se ejercen en representación y en bien del pueblo. El bloqueo por el bloqueo con el ánimo perjudicar al Gobierno afecta, en realidad, a la ciudadanía y al país. Según la Constitución, las bancadas deben deliberar y decidir democráticamente, no según lo que indiquen, desde fuera, los directivos partidistas. Y tienen que actuar buscando, como dice la Constitución, un orden jurídico, económico y social justo” (Osorio Tascón en EE entrevista a José Gregorio Hernández, 10 de junio de 2023).

Para el presidente Petro, el “pueblo”. Al que él mismo pertenece,  es soberano, y sabe claramente, que es a él a quien se debe, y tan cierto es esto, que el mismo líder del Pacto Histórico lo tiene muy claro, ¿o qué creen que significan sus palabras de: “Iremos hasta donde el pueblo colombiano quiera”?

Hasta la próxima.

REFERENCIAS

CORTES, O., X. (2021). El pueblo: un concepto polisémico y vigente. En: Diario Concepción. https://www.diarioconcepcion.cl/humanidades/2021/08/01/el-pueblo-un-concepto-polisemico-y-vigente.html?fbclid=IwAR0UxFNQ61RCJVQYnEc7QErPyiz7mzF-SUZIP4WeKC0FaviU0-fyuAV8pNc

FICHTE, J. Gottlieb, Discursos a la nación alemana. Ediciones Orbis S.A. Buenos Aires. 1984

GROS -ESPIELL, Héctor, Le droit à l'autodétermination, application des résolutions de l'organisation des Nations Unies, New York, Nations Unies, 1979.

OSORIO, T., C. (2023). “El presidente debe estar por encima de todo”: exmagistrado José G. Hernández. En El Espectador. https://www.elespectador.com/politica/el-presidente-debe-estar-por-encima-de-todo-exmagistrado-jose-g-hernandez/

SALAS, G. (2012). El concepto de pueblo, en: Revista de la Facultad, Vol. IV N° 1 Nueva Serie II (2013) 79-90. Universidad Nacional de Córdoba.

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