El parte de victoria de Trump
Opinión

El parte de victoria de Trump

El triunfalismo de Donald Trump tiene un rotundo mentís en el impresionante apoyo popular que está recibiendo Bernie Sanders en las primarias del partido demócrata

Por:
marzo 03, 2020
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A mí me ha resultado muy instructivo el discurso que Donald Trump pronunció ante el Congreso de los Estados Unidos de América el pasado 5 de febrero. Con él cumplió su obligación de dar cuenta del Estado de la Unión y fue apasionado, exultante, avasallador y fue sobre todo un parte victoria. Prometimos que América seria grande de nuevo- vino a decir- y lo hemos cumplido: “Estoy encantado de informarles esta noche que nuestra economía es la mejor que ha habido jamás. Nuestro ejército está completamente reconstruido, con un poder incomparable en cualquier parte del mundo, aún en las más lejanas. Nuestras fronteras son seguras. Nuestras familias están floreciendo.Nuestros valores se renuevan. Nuestro orgullo está restaurado. Y por todas estas razones, le digo a la gente de nuestro gran país, y a los miembros de este Congreso: ¡El Estado de nuestra Unión es más fuerte que nunca!”.

El resto del discurso lo dedicó a explicar los detalles de tan monumental logro y a atribuirlos todos a su confianza irrestricta en la empresa privada, que se habría incorporado a su gran proyecto restaurador gracias a unas rebajas de impuestos sin precedentes. Desde las bajas tasas de desempleo y la recuperación de los salarios hasta la conversión de su país en el primer productor de gas y petróleo del mundo. Pasando por la siembra de tres billones de árboles en todo el mundo, para paliar las consecuencias de la catástrofe medioambiental que se nos ha echado encima.

Pero eso sí, la empresa privada norteamericana, no la de ningún otro país. Que él es partidario, como cualquier otro líder neoliberal que se respete, de dejar en manos de la empresa privada los sectores claves y los resortes  de la economía nacional siempre y cuando esas empresas sean norteamericanas. O, en su defecto, tributen lo que tengan que tributar en los Estados Unidos. De allí que también resaltara como otro de sus grandes logros, la firma de un nuevo tratado de libre comercio con Canadá y México - en reemplazo del denostado Nafta– y un nuevo acuerdo comercial con China, que habría puesto fin a décadas de apropiación indebida por parte de los chinos de empresas, empleos y propiedad intelectual americanas.

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En ese paraíso en la Tierra no podían faltar  la serpiente y el demonio, representados en primer lugar por Cuba, Nicaragua y sobre todo  Venezuela

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En ese paraíso en la Tierra no podían faltar, desgraciadamente,  la serpiente y el demonio. Representados en primer lugar por Cuba, Nicaragua  y sobre todo  Venezuela, sometida, a juicio del virtual emperador de Occidente, a la “dictadura socialista” de Nicolás Maduro, un “gobernante ilegítimo, un tirano que abusa de su pueblo”. Que prometió “destrozar y romper” contando con la ayuda de “la coalición de 59 países” que él propio Trump lidera, al tiempo que saludaba con entusiasmo la presencia en la sala de Juan Guaidó. “El verdadero y legitimo presidente” de Venezuela.  Las otras encarnaciones del mal en este paraíso de ensueño son los inmigrantes ilegales, tanto los de dentro como los que, viniendo de nuestro sufrido continente, se agolpaban a su frontera sur y ahora lo hacen en la frontera entre México y Guatemala, gracias a la resignada respuesta de López Obrador a la exigencia de Trump de que la cerrara a rajatabla. En su discurso, Trump exaltó la labor represiva de ICE, la guardia fronteriza norteamericana, y criticó duramente  la decisión del estado de California de dar albergue  y protección a los inmigrantes latinos.

La desmedida satisfacción de Trump con los logros de su política no es compartida por un buen número de sus hipotéticos beneficiarios, a juzgar por el impresionante apoyo popular que está recibiendo en las elecciones primarias del partido demócrata, el senador Bernie Sanders. Cuyo programa contradice radicalmente el programa neoliberal de Trump, prometiendo la subida de los impuestos a las grandes fortunas, el control de ese casino en el que se ha convertido Wall Street, la condonación de la multimillonaria deuda estudiantil, la educación y la salud pública y universal y el fin de las guerras sin fin que los Estados Unidos de América ha convertido en su marca de fábrica.

Eso para no hablar del apoyo del Sanders al Green new deal propuesto por Alexandra Ocasio-Cortez, que se ofrece como una respuesta integral al desafío representado por el calentamiento global, en el que tienen tanta responsabilidad las industrias del carbón y del petróleo defendidas con ahínco por Trump.

 

 

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