El día sin carne y el marxismo cultural

El día sin carne y el marxismo cultural

"Esta iniciativa responde a un método de manipulación para ir volviendo más dúctil a la ciudadanía a los intereses de la secta comunista". Escribe Ariel Peña

Por: Ariel Peña González
noviembre 18, 2020
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El día sin carne y el marxismo cultural

Indiscutiblemente, las actividades humanas afectan el medio ambiente, comenzando por el sector de la energía, la industria y el transporte. Así que si no fuera por su componente político, cultural e ideológico, el proyecto de acuerdo 256 del Concejo de Bogotá (Día sin carne) se podría tomar de una manera intrascendente, debido a que un gran porcentaje de hogares de la capital no tienen acceso a ese alimento. Sin embargo, lo que le interesa a los sectores de la mamertería, seguidores del engendro marxista, es el control social de la población, de suerte que de lo que se trata es de exterminar los valores y costumbres de la sociedad occidental para irle cavando su tumba de acuerdo a la Escuela de Fráncfort​

El problema no es que la mamertería eructe estupideces, sino que existan personas que las crean y las difundan en redes sociales, porque es una solemne mentira decir que la ganadería es el gran contaminador del planeta, puesto que el máximo enemigo y contaminador es China, país gobernado por el partido comunista, que es responsable del 30% de la contaminación ambiental. Aun así no vemos a los “ecologistas” protestando ante las embajadas chinas ni quemando banderas de esa nación. Además, a lo anterior hay que agregarle que el régimen chino es el responsable de la propagación por el mundo del COVID-19, que le ha traído grandes calamidades a toda la humanidad.

Y para el caso de Bogotá, se debería hacer un estudio muy juicioso para saber qué contaminaría más, si las vacas que hay en la ciudad o la construcción del metro por parte de un consorcio chino... Entonces no cabe duda de que el tal día sin carne responde a un método de manipulación para ir volviendo más dúctil a la ciudadanía a los intereses de los partidos y movimientos que hacen parte de la secta comunista, acompañados de los llamados animalistas, que es otra fachada del marxismo cultural que utiliza a los animales para sus objetivos políticos.

La lumpenización de las personas es parte del marxismo cultural, por eso vimos a Andrea Padilla, concejal por la Alianza Verde, tratando con palabras soeces a José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan, en un debate sobre el tema; por lo que la susodicha señora al hacer parte también de la posmodernidad, en donde no importa la razón y lo que vale es la emotividad, da por sentado que puede tratar en los peores términos a sus semejantes, siguiendo la línea de Nietzsche que decía: "No hay hechos, hay interpretaciones”. Esto demuestra que la cabildante combina lo lumpen con la posmodernidad dentro del marxismo cultural, ya que al no existir la razón, tampoco hay verdad, ética, moral y lógica; siendo todo permitido, según esos personajes contrarios a las libertades individuales y al respeto a los demás.

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