¡El crimen de ser un feto en Colombia!

¡El crimen de ser un feto en Colombia!

Algunos creen que así legalicen el aborto, nunca dejará de ser una muerte planeada; inclusive consideran que puede verse como un homicidio culposo

Por: Eliyahu Peretz
febrero 23, 2022
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¡El crimen de ser un feto en Colombia!
Foto: Pixabay

¡En las manos de los supuestamente más responsables que manipulan la ley y se creen dioses para poner límite a una vida que apenas comienza y en la decisión de quien los busca y ostenta el lugar más sagrado para protegerlos, se convierte en su propio carcelero, prisión y mayor enemigo, el propio vientre de su madre!

A las 24 horas de fecundado un embrión se forma el corazón que no deja de parar hasta su muerte.

Es irónico que los médicos que estudian toda su vida para recibir, curar y salvar vidas, se presten para quitar vidas en uno de los actos más crueles, miserables, cobardes y en total indefensa como es un aborto y el legrado de una criatura, que en su total indefensa aún se aferra entre las paredes resbaladizas de una bolsa con líquido amniótico para tratar de parar y escapar de un lugar imposible de lograr, después de una decisión tomada y determinada de quién lo alberga, que sin ninguna consideración da orden y punto final a un posible salvador de vidas y lo que puede ser un nuevo mundo.

Lo aprobado por la Corte Constitucional en Colombia marca sin duda un precedente a tener que comprender que si no hay respeto por la vida humana ya nacida e integrada a la sociedad civilmente, menos se tiene consideración y valor por una que aún no se ha integrado a la sociedad.

El crimen de ser un feto en Colombia es querer justificar y estigmatizar a sectores más vulnerables por ser pobres, campesinos, marginados y maltratados, sabiendo que quienes realmente más apoyan y abortan paradójicamente son quienes tienen más posibilidades económicas, educativas y sociales para traerlos al mundo, pero por su propia condición social, quieren sentirse exonerados y culpables de haber cometido un verdadero asesinato de sus propios hijos, por creerse no estar preparados para recibirlos, echando la culpa a la desprotección social de la mujer pobre, maltratada, violada y abandonada.

Si justamente son ellas mismas quienes en muchos casos han dado ejemplo de ser madres y enfrentar con todas las adversidades traer a sus propios hijos e incluso de hombres totalmente desconocidos antes que abortarlos, otras prefieren darlos en adopción, pero nunca de cometer un crimen de su propia sangre.

El exmagistrado José Gregorio Hernández de la misma Corte Constitucional indica muy objetivamente:

"Se equivoca la Corte Constitucional dictando sentencias legislativas sobre el aborto. Las equivocaciones son graves, por cuanto representan una inadmisible invasión de la órbita reservada por la Constitución al Congreso. Y, entonces, la Corte Constitucional, llamada a preservar la integridad y supremacía de la Constitución que consagra la separación de funciones (art. 113 C.P.), es la primera en violarla. Dice el artículo 121 de la Carta Política: "Ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones distintas de las que le atribuyen la Constitución y la ley".

Se equivocó en 2006 cuando dictó la Sentencia C-355, no solamente por haber legislado -al plasmar causales de justificación del hecho delictivo que no están previstas en norma alguna, ni de la Constitución, ni de la ley- , sino porque pasó por encima de la cosa juzgada material, en cuanto la propia Corte Constitucional había proferido la Sentencia C-013 de 1997, que resolvió en un sentido contrario, declarando exequible sin condicionamientos el mismo contenido normativo que después fue modificado por la sentencia inicialmente mencionada.

El aborto no es un derecho, como erróneamente ha venido sosteniendo la Corte en fallos posteriores. Y menos un derecho fundamental. Es un crimen, cometido contra un ser indefenso. Un crimen cometido contra el derecho a la vida, que según el artículo 11 de la Constitución es inviolable.

Se equivoca, además, al desconocer el bloque de constitucionalidad, porque añade un derecho fundamental que no existe en la Constitución, ni en los tratados internacionales sobre derechos humanos.

Y porque, al contrario, según el art. 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), del cual Colombia es parte, "toda persona tiene derecho a que se respete su vida.

Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción". Y el artículo 93 de la Constitución ordena: "Los derechos y deberes consagrados en esta Carta se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia".

Y la propia Corte Constitucional, en la Sentencia C-013 de 1997 había expresado:

"El derecho a la vida aparece como el primero y más importante de los derechos fundamentales y tiene, según el texto de la norma, el carácter de inviolable. La disposición no establece excepciones respecto de su amparo. Se trata, sin duda, de un derecho inalienable de todo ser humano, garantizado además con claridad en los pactos internacionales de derechos, que prevalecen en el orden interno, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 93 de la Constitución. El 94, por su parte, declara sin rodeos que la enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Carta y en los convenios internacionales no debe entenderse como negación de otros -la intangibilidad de la vida del nasciturus, por ejemplo- que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos".

Así que, en las sentencias posteriores, la Corte ha legislado, y ha legislado mal.

Si en verdad fuera que las clases más marginales son las quienes más sufren de aborto, por qué solo hasta ahora pudieron penalizar el aborto en épocas donde la información, tecnología y ciencias brinda oportunidades de evitar embarazos no deseados con menos riesgos, dolor y culpabilidad.

Se evidencia más aún que la despenalización, es un acto adaptado a las necesidades de gente sin respeto a sus propios cuerpos, vidas y seres vivientes, donde les dan más valor a sus propias necesidades personales que a las de su propia prolongación, como son los hijos.

Un grave paso, para la degradación, degeneración y deterioro de la misma especie humana al querer interrumpir todo un mundo que puede ser el propio refugio de otros y de quiénes mismos lo quieren destruir.

El aborto como alternativa legal, demuestra la falta de educación sexual al tener como cura el aborto, falta de consciencia la aniquilación de un ser humano ya desarrollado y listo para continuar su proceso, según la misión como ser humano le pueda tocar, sin importar el entorno que nació.

¿Qué fuera del mundo actual sin tanta gente brillante que nos ha permitido conectarnos y usar toda la tecnología casi mágica y milagrosa, si sus madres hubieran tenido la cobardía de abortarlos o usted mismo que está leyendo este artículo y quiénes hoy celebran irónicamente no fueron abortados?

Quiénes hemos tenido la fortuna de nacer, ha sido para un propósito personal, familiar, comunal y social, dar, brindar y construir un mejor mundo, nunca para destruirlo, pero por el egoísmo, se está logrando y acelerando en estos últimos tiempos.

Así legalicen el aborto, nunca dejará de ser una muerte provocada, planeada, estructurada y ejecutada, o sea todo un homicidio culposo que en caso de una persona ya nacida es un delito carcelable.

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