En 2002, Leonardo Fabio Narváez Lambraño hacía necropsias a los cadáveres que llegaban a la sede del Instituto Nacional de Medicina Legal en Barranquilla. Literalmente, el hombre vivió entre cadáveres durante tres años y con los muertos, transformó su oficio y le dio rienda suelta a la pasión por el arte que lo acompañó desde niño.
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La primera vez que tuvo icopor en sus manos, fue durante el Carnaval de Barranquilla en la Plaza de San Nicolás cuando tenía 25 años y tuvo la oportunidad de hacer apliques, piñatas y otras figuras sencillas que le pedían por encargo para las actividades carnestolendas donde “quien lo vive, es quien lo goza”.
Leonardo recuerda que llegó al arte por casualidad cuando fue a visitar a un tío que vivía junto a los puestos en donde se hacían las figuras de icopor. Allí, con su habilidad para dibujar, pasaba horas y horas. Empezó a hacer los moldes de las figuras, conocieron su arte, su talento se destacó y se quedaron con él.
Hizo su propia estatuilla dorada de los Óscar maluca y fea
Con todo lo que aprendió en su ciudad natal y su corazón puesto en la idea de seguir su pasión por el arte, en 2010 viajó a Bogotá buscando nuevos horizontes y lo encontró. De esa experiencia, hace ya 17 años y desde entonces, esculpe todo tipo de figuras de animales en icopor y en fibra de vidrio.
En Bogotá, se vinculó a una empresa donde comenzó a dar sus primeros pasos con figuras en 3D para perfeccionar el arte que ya conocía y el primer trabajo que hizo fue una estatuilla dorada similar a la que se entrega en los premios Óscar, que, según Narváez, le quedó maluco y feo.
En esa empresa estuvo muy poco tiempo. Pasó a otra empresa que ya no existe, se llamaba Eventos e Icopor donde también elaboraba figuras en 3D. Allí estuvo 4 años, tiempo que le sirvió para aprender muchísimo, pues tuvo maestros como Jesús Gallego, quien se dio cuenta de que a Leonardo le apasionaba el arte y puso todo su empeño para que aprendiera muy bien.
Narváez Lambraño reconoce que, gracias a la labor de Gallego ha logrado llegar a la posición que ocupa hoy en la empresa Figuras Publicitarias, de propiedad de Jorge Rojas, donde presta sus servicios actualmente.
Su primera tarea en esa empresa fue hacer figuras sobre Alicia en el país de las maravillas, Disney, Mickey Mouse, Pluto y el Pato Donad en fibra de vidrio e Icopor. Trabaja con la técnica llamada corte con plantilla de péndula y plantilla en cartulina para que la figura no pierda su fisonomía.

Leonardo trabaja en llave con su esposa Yulissa Pérez, quien lo ayuda en la elaboración de las figuras: él las pinta, las esculpe y su esposa las empapela y las lija para que Leonardo haga el resto del trabajo.
Cuando lo encontramos en su sitio de trabajo, el antiguo experto en necropsias estaba elaborando un reno que le encargó un cliente apasionado por los animales que quería ponerlos en el camino de entrada a su finca.
Por su experiencia, a Narváez Lambraño le rinde mucho su jornada de trabajo que comienza a las 5 de la mañana y concluye a las 6 de la tarde con una obra lista para ser empapelada y pintada teniendo en cuenta que todo lleva un proceso que se inicia con el molde, continúa con el recubrimiento, la fibra de vidrio y el hierro, según las preferencias y elecciones de los clientes.
A lo largo de su trayectoria, el hombre de las necropsias que se convirtió en artista, atiende pedidos de clientes de Medellín, Barranquilla, Cali, Manizales, Bucaramanga y Pereira. Algunas veces elabora la pieza en Bogotá y la envía por encomienda. En otras ocasiones, se desplaza a donde lo soliciten si se trata de una figura muy grande o de tamaño real.
Hasta el momento, la figura más grande que Leonardo ha hecho es un King Kong de 14 metros, elaborado durante dos meses como un rompecabezas de 30 piezas, solicitado por un parque temático en Bucaramanga.
Las figuras más solicitadas son los animales de granja como caballos, vacas, toros, renos, siervos y los perros que los llevan para las fincas, haciendas y cabañas. Sin embargo, los dinosaurios son muy solicitados por los niños y comercialmente les va muy bien con el público infantil.
Figuras millonarias

Las esculturas y figuras de Leonardo Narváez, valen millones. Un reno, por ejemplo, tiene un valor de 4 millones de pesos. Una vaca cuesta entre 5 y 7 millones de pesos, según los acabados, el tamaño, el diseño y la textura.
Todo varía de acuerdo con las exigencias de los clientes: un toro mecánico puede costar hasta 40 millones de pesos. Las figuras de tamaño real entre los 5 y 10 metros de altura, tienen precios que oscilan entre los 7 y 10 millones de pesos. Adicionalmente, hay otras figuras muy pequeñas en fibra de vidrio que cuestan 1 millón de pesos y son las más económicas elaboradas en su taller.
En diciembre vendió pesebres, renos, figuras navideñas y los famosos Papá Noel. Las vacas o esculturas solicitadas por algunos centros comerciales de Bogotá son hechos por Leonardo Narváez e incluso los toros de Hamburguesas el Rodeo fueron hechos en su taller hace algunos años.
En la empresa Figuras Publicitarias son especialistas en hacer toros mecánicos, caballos, vacas y también se hacen otras figuras más pequeñas de perros o personajes de la televisión como Homero Simpson para restaurantes, bares y carnicerías, que nada tienen qué ver con Medicina Legal donde, entre muertos, aprendió un oficio que disfrutan los vivos.