Corrupción en Colombia: ¿virus o enamoramiento?

Corrupción en Colombia: ¿virus o enamoramiento?

Ya lo dijo el columnista de El País de Cali Julio César Londoño: el pasado 26 de agosto fue “un domingo para guardar”, aunque no precisamente como un día extremadamente grato

Por: Christopher Ramírez Hernández
septiembre 11, 2018
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Corrupción en Colombia: ¿virus o enamoramiento?
Foto: Leonel Cordero / Las2orillas

La democracia del país cafetero tenía una prueba más que difícil en relación con la lucha contra la corrupción. En todo el territorio colombiano se puso en juego la comodidad o desagrado que causaba entre las personas el hecho de que, por año, a Colombia se le desangraran 50 billones de pesos (un poco más de 340 millones de dólares) en procesos corruptos. Según El Tiempo dicho dinero alcanzaría para hacer “dos o tres líneas del Metro para Bogotá” o, incluso, cubrir casi el 93% de la deuda de la nación (54 billones).

Sin embargo, de 36,421,026 personas inscritas en la Registraduría Nacional y habilitadas para votar en una consulta anticorrupción (irónica de por sí) solo 11.669.069 lo hicieron. En consecuencia, la polémica consulta, que tantos amores y desamores causó entre el pueblo colombiano, no pasó, pues se necesitaba que un poco más de 12 millones de personas asistieran a las urnas, de acuerdo a Vence Al Corrupto, la página oficial de la votación popular.

¿Una victoria moral?

Para los promotores de la Consulta, los más de 11 millones de votantes que se acercaron hasta las urnas representan una victoria política en Colombia. “¡Gracias Colombia! Hoy ganamos todos!”, fue el agradecimiento y felicitación que la senadora del Partido Verde, Claudia López, expresó en su cuenta de Twitter.

Igualmente, y por el mismo medio, Jorge Robledo, senador del Polo Democrático, además de agradecer, afirmó que: “¡Vamos a seguir luchando hasta cambiar a Colombia!”.

Ahora bien, ¿en realidad se puede celebrar el hecho de que solo el 32% de la población apta para votar haya salido de sus casas, sin esperar nada a cambio, y hubiese dado un ‘Sí’ rotundo a los siete mandatos que pretendían poner una barrera a la corrupción en Colombia?; o ¿solo es poner “pañitos de agua tibia” en una realidad corrupta como la colombiana?

No obstante, para evitar malentendidos, esa última  frase no sale de la nada. Por ejemplo, El Tiempo recopiló algunos datos que no son para despreciables en cuanto a la relación colombiano-corrupción: en departamentos como La Guajira o el Chocó, los cuales cuentan con los índices más altos de corrupción, la participación ciudadana en la consulta no superó el 13% del total de personas que podían acercarse a las urnas y votar.

“Nos hemos acostumbrado tanto a los daños colaterales inevitables de la corrupción que esta nos impulsa a tolerarla”, aseguró Luis Fernando García Caicedo, experto en la investigación de delitos de alto impacto relacionados con la corrupción, en conversación con el periódico colombiano.

La cultura de la corrupción

Para finalizar, solo queda dar varios ejemplos que recogen y explican de la mejor manera el subtítulo que precede a este párrafo: de acuerdo a una encuesta nacional realizada a 673 empresarios de Colombia, por la Corporación Transparencia por Colombia y la Universidad del Externado, en 2017 “el 91% de los empresarios percibe que se ofrecen sobornos en el entorno de los negocios” y la mitad de los mismos, consideran que una de las mejores formas de hacerlo es con “contribuciones políticas”.

Pero esto no es solo de los "altos poderes" de la nación.  Según la corporación Transparency International, el 59% de los colombianos consideran que el Gobierno no está actuando de buena manera en la lucha contra la corrupción, sin embargo, el 30% de los ciudadanos son los mismos que para salir de un apuro burocrático, deciden sobornar al funcionario público que los atiende.

Asimismo, a diario cientos de personas intentan ingresar al sistema TransMilenio, en Bogotá, causando a la ciudad una pérdida de más de 120 mil millones de pesos al año (casi 7 millones de dólares), y estos son solo algunos de los datos de corrupción que existen en Colombia.

Con todo esto, solo queda resumir que, tal como lo presintió cuatro días antes el mismo Julio César Londoño, los diarios internacionales podrían decir, con toda la razón que “Colombia, el deprimido país suramericano que le dijo no a la paz en octubre de 2016, ayer (26 de agosto) le dijo sí a la corrupción”.

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