Colombia mundialista
Opinión

Colombia mundialista

Mientras nuestros futbolistas ganan en el exterior, en casa pierde el director técnico de la U, y arde la bolsa de jugadores para el partido de la primera vuelta de mayo

Por:
marzo 27, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

En medio de la euforia que nos llena cada vez que el combinado patrio (lo que sea que eso signifique) gana un partido, tendemos a creer que ya todo está bien. Que la vida es perfecta y que los problemas también fueron derrotados por goleada. Este efecto narcótico de los deportes no es exclusivo ni del fútbol ni de nosotros los colombianos. Por ejemplo, cuando el golfista estadounidense Tiger Woods juega bien  un torneo de fin de semana, al lunes siguiente sube el precio promedio de las acciones en las bolsas de valores de Nueva York. Una relación constante pero aparentemente inexplicable, a no ser que entremos en el campo de las ciencias sociales.

Mientras nuestros futbolistas hacen vibrar el corazón de todos en el exterior, llenándonos de esperanzas acerca del futuro, en las divisiones menores, las que se quedan jugando de locales, el panorama no es propiamente alentador. Veamos el desarrollo de algunos encuentros.

En el partido que juega la Corte Suprema de Justicia contra el resto del país, vemos cómo el zaguero izquierdo Gustavo Malo, después de agarrar a las patadas a la Ley, a la Justicia, a la decencia y a la ética, lleva meses revolcándose en el piso de la cancha, atendido por sus doctores de cabecera, ya que sabe que tan pronto como se incorpore va a ver la tarjeta roja que tan merecida tiene. Y la Federación de jueces asiste impávida a este vergonzoso espectáculo de juego sucio, sin decir esta boca es mía.

El director técnico del equipo de la U, desprestigiado, con pésima imagen dentro del país, agotadas sus ideas y consumido su presupuesto, no ve la hora de que llegue el 7 de agosto, último día de su contrato, para irse a trabajar de comentarista en alguna ONG del exterior, desde donde se dedicará con su voz gangosa y tartamuda a criticar y a dar consejos acerca de cómo se debe manejar un equipo que, como el suyo, se desmanteló bajo su mando. Por alguna razón extraña, piensa que tiene derecho a orientar a los que se quedan para que realicen lo que no hizo de presidente, perdón, de director técnico, cuando tenía al presupuesto y el cuerpo técnico a su disposición.

 

La puja entre los equipos grandes ha incrementado el precio de algunos pases,
porque los mejor posicionados en las encuestas
ponen condiciones para su contratación

 

También está que arde la bolsa de jugadores para la temporada que inicia. Los directores técnicos de todos los equipos grandes andan de compras, mirando cómo apoderarse de lo mejorcito que tengan los equipos chicos, en una especie de puja entre ellos para vincular a sus escuadras los refuerzos que garanticen una buena temporada. La consecuencia de esta puja ha sido el incremento exponencial del precio de algunos pases, ya que los jugadores mejor posicionados en las encuestas se pueden dar el lujo de poner las condiciones para su contratación.

Al lado de quienes se esfuerzan en las canchas, que entrenan duro, que se preparan toda la vida para jugar, surge un grupo de parásitos, quienes escondidos tras un micrófono se dedican a vender sus oficios de técnicos sin credenciales. Son los locutores, quienes dependiendo del precio que se les ofrezca, exigen que los responsables de los equipos atiendan sus peticiones de entrevista, para dedicarse a tratar de ponerles zancadillas con el fin de descalificarlos en beneficio de quien sea que contrate sus servicios.

Por último, no faltan los jugadores de pacotilla de siempre. Aquellos que han recurrido al juego sucio como forma de vida y a quienes por alguna extraña razón la fanaticada quiere seguir viendo en las canchas. Estos antideportistas, que saben que su ruda técnica de juego los tiene al borde de la descalificación, andan ahora de mendicantes, suplicando ser recibidos en los equipos con mejor nómina y mayores posibilidades de ganar, olvidando que hasta hace poco los consideraban en público como la máxima expresión del mal. Es que como dicen ellos, el fútbol es dinámico.

Hay que aprovechar esta fiebre mundialista que vive Colombia. Los directores técnicos deben rechazar el incremento artificial del valor de los pases de los equipos chicos, aceptando en la nómina solo a aquellos jugadores que se comprometan con el esquema de juego y no que vengan a cobijarse bajo la institución ganadora para dedicarse a lo mismo de siempre: a meterle goles en fuera de lugar a los intereses de la Nación.

De igual manera, rechazar abierta y públicamente las solicitudes de adhesión de todos los jugadores reconocidos por su juego sucio, quienes seguramente manifestarán sin vergüenza su total disposición a cambiar de camiseta, traicionando, otra vez, a su escuadra y a su desprestigiado director técnico.

Para que esto sea posible, todos los hinchas debemos hacer el esfuerzo necesario para coronarnos como campeones en la fase preliminar del campeonato. Nada de clasificar por repechaje ni de ganar por definición desde los doce pasos.

La pecosa está en nuestra cancha y nos corresponde jugar.

 

El director técnico del equipo de la U, desprestigiado, con pésima imagen dentro del país, consumido su presupuesto, no ve la hora de que llegue el 7 de agosto

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
La suya también

La suya también

Terapia con rayos de protones

Terapia con rayos de protones

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--