Son tres los miembros de una novedosa asociación que quiere contar su historia desde Tumaco, en Nariño: Miguel, el padre y sus dos de sus hijos: Héctor y Miguel jr. son los Castillo, que aparte de sangre comparten ahora una sociedad maderera y de producción de cacao.
Antes, durante años, dedicaron parte de sus vidas al cultivo de hoja de coca (como es común en la región), pero un día decidieron pasar página, cambiar su sustento familiar y bautizar su emprendimiento con nombre y apellido para que no quedara duda de quién estaba detrás: fue entonces cuando surgió 'El Castillo del Mueble', el taller de madera desde la vereda San Francisco en el que se fabrican muebles, puertas y ventanas para toda la región.
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Gran parte de sus vidas fueron cultivadores de hoja de coca, pero lo dejaron atrás para apostar por otras formas de sustento que fueran legales, artesanales, creativas y en sintonía con el cuidado por el medioambiente.
Hoy los Castillo son expertos en el cultivo de árboles madereros como el cedro y la caoba para extraer la materia prima de su emprendimiento. En algo más de cinco hectáreas, la empresa familiar (bajo el respaldo el Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos - PNIS) ha apostado por los árboles maderables para sus muebles, puertas y ventanas, pero también por la siembra de cacao, frutos que crecen en los mismos sembradíos que alguna vez albergaron hoja de coca.
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Su testimonio de cambio no es menor, pues Tumaco es uno de los tres municipios con mayores cultivos de Colombia (por encima de Puerto Asís, en Putumayo, y por debajo de Tibú, en el Catatumbo). Justamente es Nariño, con Norte de Santander y Putumayo, uno de los departamentos que concentran el 65% de la producción de hoja de coca en Colombia, según la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito.
Gracias al respaldo de la Dirección de Sustitución de Cultivos Ilícitos (DSCI), El Castillo del Mueble se ha consolidado y ahora atrae mano de obra de campesinos que creen en el cambio y lo defienden como colectivo. Así, La DSCI cumple con el objetivo para el cual ha sido pensada: crear oportunidades para que cultivadores transiten hacia una nueva economía basada en la productividad y la asociatividad.
El presente y futuro del cacao
En Colombia, el interés y cultivo de cacao viene creciendo. Como es sabido, en el mundo precolombino maya, este fruto tenía un gran valor —y el chocolate, su bebida derivada, era llamado bebida de los dioses—. Si bien su origen fue americano, su consumo se generalizó en el mundo. Hoy día el cacao tiene otros usos en la industria farmacéutica y en productos de aseo como variedad de jabones, con lo cual la materia prima puede igualmente ser aprovechada por otras industrias.
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Tal es el interés por el cacao que Gabriel Gilinski, primogénito del Jaime Gilinski, sorprendió recientemente con un megaproyecto agroindustrial que presentó desde la planta de producción de Nutresa en Rionegro, (Antioquia) con la presencia del presidente Petro: sembrar 15.000 hectáreas de cacao en zonas cocaleras en un plan a 10 años y con una inversión de 1.5 billones. Nariño (y Tumaco) es una de estas zonas contempladas para echar andar este prometedor proyecto.
Al respecto de esta nueva realidad por la que la DSCI pone todos sus esfuerzos, Petro ha señalado: “Tenemos a un campesinado que quiere salir de la hoja de coca porque solo deja muertos. La oportunidad de salir de ahí es hoy y es donde el Gobierno tiene que actuar. No se trata de meter a los campesinos en la cárcel, sino de cómo llevarlos hacia una economía lícita. Y aquí hay un ejemplo concreto, pero no es el único. Hay que poner los huevos en varias canastas”.
La apuesta de esta familia tumaqueña y su 'Castillo del Mueble' es una muestra más de este deseo.
*Esta nota fue escrita con información suministrada por la Dirección de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (DSCI)
