Cauca en el 2020: la pandemia de violencia y el coronavirus

Cauca en el 2020: la pandemia de violencia y el coronavirus

Con un nuevo año en ciernes, un balance de lo que ha sido este en el departamento

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
diciembre 11, 2020
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Cauca en el 2020: la pandemia de violencia y el coronavirus

Uno de los departamentos más afectados por el sistemático bloqueo por parte del gobierno nacional a los puntos esenciales del acuerdo de paz ha sido el Cauca, donde en el plebiscito el triunfo del sí por respaldarlo fue rotundo.

Para aparentar ante la manipulable opinión pública nacional y justificar las cuantiosas ayudas internacionales, publicitan los PDET y algunas obras de infraestructura y fomento a desmovilizados y comunidades afectadas por la violencia como muestra de que están cumpliendo el acuerdo de paz; pero sus puntos esenciales los tienen en el congelador.

Y no era de esperarse otra cosa, de un partido de gobierno, que desde su posesión le impuso a Duque, la agenda de frenar la Reforma Agraria Integral, el proceso de restitución de las tierras que los paramilitares habían despojado a miles de campesinos de diferentes regiones del país para “vendérselas” a narco-hacendados-agroindustriales-parapolíticos, etcétera, que ayudaron a financiar campañas y comprar votos, como en el caso del Ñeñe Hernández, cuya investigación duerme en la Fiscalía cooptada.

También descartar los diálogos con el ELN, frenar el proceso de erradicación concertada de cultivos de coca y reanudar la supuesta lucha contra el narcotráfico enfocándola contra el eslabón más débil de la cadena: los cultivadores, anunciando la reanudación de la aspersión aérea, en momentos que una comisión investigadora del Congreso norteamericano, acaba de concluir en su informe, que el Plan Colombia fue exitoso combatiendo a la insurgencia de las Farc; pero fue un fracaso en cuanto al control del narcotráfico, pues este ha crecido.

Y en lugar de enfocarse contra los cultivadores, la lucha debe centrarse en perseguir a los suministradores de insumos químicos, en los laboratorios que la procesan y en las cadenas de transporte, distribución de la cocaína y en los grandes lavadores de los activos que después de muchas vueltas por bancos internacionales terminan en los del país, ayudando a financiar el contrabando, la industria legal, la compra y venta de tierras y el auge de la construcción, el comercio, la para-narco-política y, lo que es peor, la violencia generalizada y camuflada.

No fue gratuito que las fuerzas armadas dejaran sin copar por varios meses los territorios despejados cuando se desmovilizaron los de las Farc, lo que permitió que entraran como Pedro por su casa grupos de disidentes, guerrillas que antes no estaban, más paramilitares que retornaron con nuevos nombres, para entre todos, ensañarse contra las organizaciones sociales y comunitarias y sus líderes que les impiden desarrollar a plenitud el narcotráfico, minería ilegal, la extorsión entre otros delitos, tirando la piedra y escondiendo la mano para achacarse entre todos la autoría de las masacres y atentados.

En este panorama, el 10 de diciembre acaba de conmemorarse el Día Internacional de los Derechos Humanos, que en Popayán incluyó una multitudinaria manifestación con participación de organizaciones sociales indígenas, campesinas, afrodescendientes, de sindicatos, maestros, estudiantes y partidos políticos. Con la reciente masacre de jóvenes indígenas en Santander de Quilichao, el CRIC expidió este comunicado:

El asesinato de 4 personas en el Norte del Cauca y la amenaza a uno de los coordinadores de jóvenes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Jimmy Alexander Ul Casamachin, son los hechos más recientes de violencia que se han presentado en los últimos días, sucesos que se suman a la gran lista de violaciones a los derechos humanos que han ocurrido durante este año.

Dentro de la larga lista de violaciones a los derechos humanos en el territorio nacional, en el departamento del Cauca. “Aún no termina el año y ya llevamos más de 105 asesinatos, 31 enfrentamientos entre grupos armados ilegales y fuerza pública también, entre estos mismos grupos, 32 intentos de asesinato o atentados, 12 feminicidios, 3 muertes de menores de edad en medio de fuego cruzado, que es lamentable porque es violación al Derecho Internacional Humanitario, y también tenemos 185 amenazas que se duplicaron en comparación al año anterior, el panorama es triste cuando deberíamos estar trabajando por la construcción de la paz y el fortalecimiento de los DD. HH.”. Es el balance que realiza Jhoe Sauca, coordinador de Derechos Humanos del Consejo Regional Indígena del Cauca.

En medio de estas pandemias estamos en vísperas de 2021.

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