Catalina Ruíz-Navarro, ¿feminismo o fanatismo?

Catalina Ruíz-Navarro, ¿feminismo o fanatismo?

"¿Qué tiene de bueno el feminismo que se ha venido levantando en estos últimos tiempos y es al que pertenece ella? Creo que nada"

Por: Aura María Henao
noviembre 15, 2017
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Catalina Ruíz-Navarro, ¿feminismo o fanatismo?

Hace unos días, con oportunidad de uno de los eventos que realizan el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Relaciones Exteriores dentro del marco del "Año Colombia-Francia", se invitó a varios escritores colombianos a mostrar sus obras literarias al país franco. Sin embargo, la participación de mujeres en dicho escenario es escasa. En virtud de ese desacierto, se levantaron muchísimas voces femeninas —también varias masculinas, cabe aclarar— de protesta, ya que se pensó que se estaba demostrando un machismo arraigado por parte de la cultura francesa y se estaba discriminando a la mujer colombiana como escritora.

Entre esas voces estuvo la de la columnista del periódico El Espectador, Catalina Ruíz-Navarro, con una publicación en la columna de opinión de ese diario nacional, titulada "¿Dónde están las colombianas?". En dicha columna de opinión, Catalina se lanza de forma incoherente y con el ánimo exacerbado contra los escritores masculinos, en especial, contra los del llamado "Boom Latinoamericano", haciendo gala del más puro y duro fanatismo feminista que parece estar tan de moda y a la par con el fundamentalismo extremo de los terroristas de medio oriente.

Estas son mis observaciones a este caso:

  1. La columnista parece pensar que ese es el único evento que se realizó y se realizará este año con motivo del Año Colombia-Francia con respecto a escritores, pues tengo para decirle que no. Durante todo el año fueron muchos los escenarios que se abrieron para celebrar esta camaradería literaria entre los dos países, en varias ciudades, donde tanto mujeres como hombres participaron por igual.
  2. Catalina no toma en cuenta que aunque varias escritoras tuvieron lanzamientos de sus producciones literarias este año, los organizadores de los encuentros literarios tienen un listado de criterios para definir a cuáles escritores se invitará a sus eventos en sus debido momento. Esas decisiones no se toman un día antes, es posible que ellos hayan sido escogidos hasta con 2 años de anterioridad y por ello, algunas escritoras no tuvieran oportunidad de ser llamadas a participar en la visita a Francia. Porque no tenían producciones literarias que cumplieran con los requisitos establecidos con anterioridad. Sé que si invitaron a la escritora colombiana Margarita García Robayo, pero ella no pudo participar por problemas de agenda personal. Nada más.
  3. Aquí es donde quiero empezar a desvirtuar eso a lo que yo llamo el "feminismo del siglo XXI". La columnista se lanza contra los escritores en un intento por desfavorecer sus obras, al estilo más ramplón y bajo, tan conocido por los colombianos en estos tiempos de incertidumbre gracias a la desinformación que nos llega por medio de estas redes sociales y de los noticieros nacionales. Comenzó hablando del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez; dijo que en sus obras "las mujeres no pasan de ser musas, mozas o madres"; que García Márquez demostró su lado de "viejo verde" al escribir Memorias de mis putas tristes y que fue un "mantenido" por su esposa Mercedes mientras escribió su obra cumbre Cien años de soledad. Si se pregunta a las escritoras que tienen pareja sí este es capaz o ha hecho lo mismo que la señora Mercedes con Gabo, al apoyar económicamente sus hogares, muchas dirán que sí, y no lo verán como una forma de sometimiento como la columnista quiere hacerlo parecer; e hizo lo propio también con Pablo Neruda, al mencionar la confesión de éste en uno de sus libros, acerca del abuso sexual que cometió a una mucama. Ella no desliga al escritor en su faceta personal del mundo fantástico que él describe en sus obras. Prácticamente da a entender que todos los escritores masculinos, solo se dedican a  escribir sus autobiografías escondidas en retazos de sus libros de ficción.
  4. No sé en qué punto las mujeres convirtieron el movimiento feminista libertario de mitad del siglo XX, en una diatriba contra el hombre por el hecho de ser hombre. Si alguien ha leído Crónicas de una muerte anunciada y algo acerca de Manuelita Saenz, fácilmente puede percibir cierta similitud entre Ángela Vicario y el personaje histórico que fue Manuelita. Ambas logran salir de relaciones tóxicas, muy a su manera, parece que encontraron a alguien que les da estabilidad emocional, lo pierden y terminan en el exilio, esperando la muerte en soledad, pero siempre con la cabeza en alto y sin arrepentimientos. En Cien años de soledad las mujeres se han empoderado y son matriarcas, dirigen el mundo que les rodea y sobreviven gracias a su entereza. Pero la estimada columnista no cree que ser "musa, moza o madre" en las obras de García Márquez tiene un tinte de idiosincrasia colombiana, muy propia de la época. Donde en los años 50 la mujer no tenía ni voz ni voto. ¿Será que ella piensa que esos temas no se pueden comentar ya, por ser parte nuestro pasado?.
  5. Le recomiendo a Catalina Ruíz-Navarro que se dé una pasadita por el Encuentro de Mujeres Poetas que se realiza cada año en Roldanillo, Valle. Para que no piense que las mujeres estamos relegadas solo a espacios propiciados por el "patriarcado machista". Porque si me preguntan por escritoras colombianas, de inmediato pienso en María Teresa Ramírez Nieva, Adassia Ghelman, Marga López Díaz y mi lista podría continuar. Que no piense que somos tan ignorantes que no nos interesa ni conocemos la obra de escritoras nacionales y solo nos dedicamos a discriminar enajenadas por el machismo.

 

Para finalizar, ¿qué tiene de bueno el feminismo que se ha venido levantando en estos últimos tiempos y es al que pertenece ella? Creo que nada. Ese feminismo ya no piensa en igualdad, solo piensa en excluir al hombre de todos los escenarios posibles. Ese feminismo fanático, que dice que el hombre siempre es cómplice de las malas conductas y que la mujer debe ser respetada sin importar su apariencia física, su forma de vestir o su comportamiento. Estas "feministas del siglo XXI" que salen a protestar desnudas, provocando y atacando a gritos a cuanto hombre o mujer se les cruza en el camino y luego dicen que son ellos los villanos que las atacan. Que dicen que los hombres no pueden ser feministas. Y que las mujeres que son musas, mozas o madres no deberían tener derecho a opinar por estar aliadas al patriarcado opresor. A esa clase de feminismo fundamentalista extremo —como yo las llamo— es que pertenece Catalina Ruíz-Navarro.

Y nosotros no podemos seguirle el juego a una actitud retadora sin fundamentos como esa. Culturalmente debemos cambiar y seguir buscando esa igualdad con la que el feminismo del siglo pasado logró que al día de hoy en escenarios literarios nuestros nombres aparezcan sin acudir a los seudónimos masculinos para ser publicados.

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