Cabos sueltos que deja la muerte del exoficial del Ejército que organizó el sicariato contra Pecci

Cabos sueltos que dejó la muerte del exoficial del Ejército que organizó el sicariato contra Pecci

El asesinato del exoficial Correa Galeano, implicado en el caso del fiscal Pecci, pone en evidencia oscuros intereses detrás del crimen y el encubrimiento

Por: Edison Fernando Garnica Bolívar
enero 22, 2025
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Cabos sueltos que dejó la muerte del exoficial del Ejército que organizó el sicariato contra Pecci

 

Bien dicen por ahí que no hay muertos malos, y aquí en Colombia es un hecho muy comprobado. El reciente asesinato del ex oficial Francisco Luis Correa Galeano comprueba que siempre hay un muerto bueno que es muy
conveniente cuando de cubrir un crimen y guardar silencio se trata
.

Por estos días, el nombre de este sujeto ha rondado en los medios como otro
muerto de los muchos que se producen y son el pan de cada dia dentro de las
carceles de maxima seguridad de este país, dada la precaria
situación generada por el pésimo sistema carcelario que se ha complicado
desde hace más de tres décadas. 

Y es que, el nombre de este ex capitan del Ejército
habría pasado a ser una noticia típica de nota roja, de no ser porque
porque ese sujeto fue quien organizó el operativo de sicariato que terminó con
el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Daniel Pecci Albertini
,
ocurrido el 10 de mayo del 2022 en la Ia Isla Barú de Cartagena.

El ex oficial Correa Galeano, quien cumplia una sentencia anticipada de 6
años de cárcel por la autoría material del hecho, fue asesinado el pasado
viernes 03 de enero en una presunta riña entre reos en las primeras horas de la
madrugada en la cárcel La Picota de Bogotá, hechos que se encuentran en
inicio de investigación tanto por la fiscalía como por el mismo
INPEC. 

Y como en todo escándalo de este tipo, no hará falta que se
levante el tierrero, que empiezan a darse procesos de investigación de cara al
ciudadano que quede en veremos
, que la oposición inteligente comiencen
a culpar a Gustavo Petro por este hecho vergonzoso como raro, notese el
sarcasmo, y que rueden un montón de cabezas tanto en el INPEC, como en el
despacho del Ministerio de Justicia, la UNP, e incluso en el Tribunal
Administrativo de Cartagena y en la Fiscalía General de la Nación. 

Y no es para menos, ya que Correa Galeano era un testigo protegido
en el caso Pecci y quien se  había sometido al principio de oportunidad
,
aportando información precisa en lo referente a la ejecución del atentado, como
en la participación de determinadas personas en los hechos como fueron los
hermanos Andres y Ramón Perez Hoyos y la señora Margareth Chacón, así como la
autoría intelectual de ex presidente paraguayo Horacio Cartes, algo que da
cuenta de que ese atentado tenía intereses muy oscuros de por medio. Los
dos primeros confesaron su participación, en tanto que Margareth Chacón y el ex
presidente Cartes se han abstenido de declarar frente al caso.

Al conocerse el asesinato de Correa Galeano, las dudas como la indignación
de la familia Pecci Albertini, por medio de su representante legal en Colombia
Francisco Bernate, se empezaron a dar a conocer sin mucha espera, dado que de
manera previa habian comunicado ante las autoridades investigativas y
judiciales sobre irregularidades presentadas en el proceso contra los
implicados en Colombia. Incluso, el mismo Bernate ha expresado públicamente su
desconcierto sobre el desconocimiento del traslado de Correa Galeano a la Picota,
así como de las circunstancias de los hechos que conllevaron a la muerte del
testigo, ya que Correa Galeano había sido muerto en un lapso donde
todos los reclusos debían estar en sus celdas y no tomando licor con otros reos
.

Pero, esto no es lo peor, ya que el caso  ha tomado matices oscuras a
lo largo del tiempo, al revelarse poco a poco, detalles clave que daría a
entender que el magnicidio se venía gestando posiblemente desde muy arriba. Por
ejemplo, por cuenta de la familia Pecci Albertini se supo de  eventos
previos poco conocidos para la opinión pública, como fue el hecho de que el
fiscal era objeto de  seguimientos anónimos, así como de un intento
de atropellamiento por parte de un vehículo fantasma previo a su viaje a
Cartagena
. Así mismo, se revelaron otros detalles escabrosos relatados
por la familia, quienes también afirman que una fuente anónima les reveló
la existencia de un Plan B de reserva (una bomba de alto poder) en caso de que
se frustrara el ataque armado en la isla Barú. Como quien dice, no
podía permitir que el fiscal Pecci escapara vivo de Colombia.

Y esto, no parece sorprender en lo absoluto, ya que desde el día uno de los
hechos, y cada segundo transcurrido en esta trama digna de una novela
policiaca, las dudas sobre lo ocurrido en la Isla Barú se han multiplicado
entre quienes hemos seguido el caso de manera crítica y bajo la
lógica. Y es que cada que aparecen nombres salen más y más preguntas
a borbotones, pero las más recurrente ha sido las mismas que se han puesto
desde ese dia: ¿Quién dió la orden de callar al fiscal Pecci? ¿Había gente
en Colombia interesada en callar a este personaje?, y más que todo, ¿por qué?

Todo lo mecionado, está dando a entender de que existen cabos
sueltos en el asesinato del fiscal Pecci
, es decir que existe un
"camino de migas de pan" que cualquiera con sentido común
podria notar, y el cual podria conducir hacia quienes esten tirando de los
hilos. 

Por ende, existe en el ambiente varias cuestiones en torno al caso Pecci que
valdría la pena ponerle la lupa:

En primer lugar, la investigación sobre los hechos en la Isla Barú no ha
sido del todo transparente de cara a la opinión pública. Por un lado, las
autoridades han dado cuenta únicamente de la captura y procesamiento de varios
de los involucrados, desde quienes dispararon contra el fiscal Paraguayo hasta
los organizadores del operativo de sicariato, más no de la
investigación sobre los presuntos autores intelectuales del hecho
. Es
decir que no existe un pliego de investigaciones contra alguno de los personajes
que el ex capitán Correa Galeano implicó en sus declaraciones. 

Por ejemplo, no se ha determinado la identidad del presunto capo conocido
con el alias de "El Chino", más solamente se ha sabido por
fuentes extraoficiales que se encuentra en Colombia desde 2022, más exactamente
en La Guajira, protegido al parecer por los barones del crimen en ese
departamento, los cuales mencionaré más adelante. Así mismo, no es que mencione
mucho al ex presidente Cartes en las pesquisas del caso, siendo este un personaje
muy sonado en la ultima decada, y cuyo nombre se la ha pasado rondando tanto en
los cables filtrados por Wikileaks como en los Panama Papers, en los que lo han
involucrado con actividades delictivas desde contrabando de tabaco,
narcotráfico, evasión fiscal y lavado de dinero en Estados Unidos y Paraguay,
hasta sus presuntos vínculos con las extintas FARC y sin embargo aún no le
ha recaido una investigación seria por ningun cargo por delincuencia
organizada o su implicación en el asesinato de Pecci Albertini.

En segundo lugar, nadie ha explicado cómo fue posible que el fiscal
Pecci Albertini nunca contó con un esquema de seguridad por parte de las
autoridades paraguayas,
más aún después de culminada su gestión en la
Operación Ultranza PY, una operación policial judicial con la cual se golpeó a
las estructuras criminales que operaban en Paraguay como en Brasil y cuyos
lazos podrían tener vínculo con la mafia mexicana y colombiana. Incluso, se
debería poner bajo lupa el hecho de que las autoridades colombianas tampoco
fueron del todo garantes en la seguridad del fiscal Paraguayo ni de su esposa
Claudia en Cartagena, ya que desde la misma Fiscalía de Francisco Barbosa,
pasando por Inmigración Colombia y posiblemente la Cancillería en ese entonces,
se sabía quién era Marcelo Pecci, de su presencia en suelo colombiano y su
posible estatus como persona bajo alto riesgo. 

Valdría la pena señalar el hecho de que en los meses previos al magnicidio,
se había dado la famosa filtración de los Guacamaya Leaks, una serie de
documentos reservados pertenecientes a varias agencias de inteligencia de
América Latina publicados por la red de activistas Guacamaya, y en las cuales
se data de como diversas autoridades judiciales y de policía de varios países
habían alertado a la Fiscalia Colombiana de las operaciones trasnacionales del
crimen organizado en Colombia y otros países latinos desde 2018 o antes, cosa
que al parecer fueron omitidas por el mejor fiscal del mundo y su sensei el
pseudo jurista Martínez Neira. 

Y en tercer lugar, y aunque no sea parte de la investigación y solo sea una
posible elucubracion, valga la aclaración, se ha notado de que el
asesinato del fiscal Pecci Albertini tiene cierta similitud con algunos otros
crimenes que se cometieron en años pasados en algunas ciudades del caribe por
parte de aquella organización criminal
, la cual, como mencionamos en
anteriores parrafos, estaría protegiendo a uno de los cerebros del magnicidio.
Para ser más específico y directo, el atentado contra el fiscal Pecci se realizó
bajo el mismo modus operandi con el que se cometieron los asesinatos del
estudiante Oscar Rodriguez Pomar,  la ex alcaldesa de Barranca Yandra
Brito y del Doctor Jorge Daza Barriga, los buenos muertos que tienen bajo
condena al ex gobernador Juan Francisco "Kiko" Gomez Cerchar
como a su cuñado Marquitos Figueroa, siendo que en ambos ataques, como el que
del fiscal Pecci, se dieron a plena luz del día por un comando de sicarios en
moto, ejecutados con armas semiautomáticas, además de que los pistoleros eran
también expertos en explosivos y algunos de ellos eran oficiales retirados y
activos del Ejército. Las investigaciones realizadas por la fiscalía no
han dado cuenta ni negado la posible participación de grupos del crimen
organizado en Colombia en el magnicidio
.

Y es en este punto, hago referencia a una frase amenazadora que
presuntamente el mismo Kiko Gomez lanzó contra la familia Ustariz Brito, quien
de forma irónica les dijo en su cara que si querían matarlo debían
contratar sicarios de otra ciudad porque los sicarios de la Guajira..., y
muy posiblemente de toda la costa atlántica, ..son míos . Precisamente,
hago hincapié a esta oscura anécdota judicial citando esta evidente
amenaza de muerte contra la familia Ustaris Brito, en el sentido entender de
que seria muy ilogico que una banda como la que dirigió el ex capitán
Correa Galeano para cometer ese golpe, hubiera operado a sus anchas en un
territorio dominado por una temible organización criminal como es la mafia
costeña, al no ser que ellos tambien tuvieran interés directo en que
Marcelo Pecci no saliera vivo de su luna de miel en Cartagena
.  

Debo dejar precisado que ni mi función, ni mi oficio se basan en hacer
investigaciones  de este tipo de casos criminales, ni soy testigo directo
de estos hechos ya que eso es deber de los entes investigadores y judiciales
resolverlos y llevar a los culpables ante la justicia, aunque en Colombia eso
es más una utopía que un hecho real, pero es preciso dar a entender
de que un magnicidio como el cometido contra el fiscal paraguayo no pudo ser
ejecutado por una banda de atracadores sin tener la ayuda y el aporte de
personajes pesados interesados en que se diera esa situación, cualquiera con
tres dedos en la cara sabría eso. Únicamente, solo doy una opinión de una
posible hipótesis que la fiscalía convenientemente "no ha estudiado a
profundidad".

En este sentido, se entiende de que este caso se encuentra
sumergido en aguas turbias y oscuras
, aunque bien de cuando en cuando
pedazos de verdad se han ido asomando a modo de rompecabezas, por lo cual no
sería raro de que los perpetradores del crimen habrían ordenado callar al
ex capitán Correa Galeano ya fuera para callar al principal testigo y a su
vez mandar un sufragio a los demás implicados de lo que les podría pasar
si hablan más de la cuenta, tal como ha declarado el abogado Bernate ante los
medios, quien a su vez ha expresado preocupación por su seguridad
como la de los funcionarios encargados del caso. 

Durante los últimos años, diversas  denuncias públicas realizadas, más
explícitamente las publicadas por personajes como Hacker de la Fiscalía, con
las notas de investigación del periodista Ignacio Gomez en El Espectador y
Noticias Uno, o del mismo Daniel Mendoza Leal en su serie web Matarife, o como
en mi caso en algunas de mis notas ciudadanas que he publicado por años en este
portal, han dado cuenta de la posible existencia de una oscura Red Trasnacional
del Crimen Organizado, una conexión criminal (posiblemente la conexión
bananera, de la cual dedique una nota ciudadana hace un tiempo), que ha operado
en América Latina, incluyendo este país desde hace varias décadas, y cuyas
operaciones se han centrado principalmente en el narcotráfico, lavado de
dinero, tráfico de armas y personas, corrupción estatal y corporativa, etc,
etc. Nada raro, sería saber que esta corporación anónima y su siniestra junta
directiva habrían fraguado el crimen del fiscal paraguayo, como también
pudieron fraguar el asesinato del presidente haitiano Jovenel Möise, el golpe
de Estado en Bolivia de 2019, asi como los intentos de asesinato contra Luis
Arce y Gustavo Petro y su posible participación en ese entramado criminal que
fue Odebrecht, ya que, como alguan vez publicó el Portal Cuestión Pública,
podriamos estar ante un nuevo "Orden Criminal".

Coletilla No. 1: Como muchos, celebró el fallo proferido por la justicia
norteamericana, en la cual se ordena a la empresa Chiquita Brand reparar a las
víctimas del paramilitarismo en el Urabá antioqueño, siendo esta la
responsable de pagar los 3 centavos de dólar por caja exportada durante
casi 10 años a las AUC, con los cuales se financiaron las armas, las redes de
exterminio y grupos paramilitares que se encargaron de convertir aquella
región en una zona de guerra y un fortín estratégico para el crimen organizado.
De carácter crucial e imperativo, el sostenimiento de esta sentencia
depende de cuanto pueda avanzar la JEP en el caso del Parqueadero Padilla, pues
se ha sabido que desde ese local se coordinaron los pagos de la bananera a las
AUC a través de las famosas CONVIVIR, como fueron la de Papagayos, Costa
Azul y El cóndor. 

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