Cómo quiere los huevos: fritos, revueltos, rotos…
Opinión

Cómo quiere los huevos: fritos, revueltos, rotos…

Por:
agosto 08, 2013
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Me siento frente a mis huevos fritos —son tres, aquí siempre son tres— y pienso que nada tan parecido a una entrevista con un presidente de la República como una entrevista con otro presidente de la República. Se cambian el apellido, la foto, algunas fechas y la clonación está servida: el país va camino de convertirse en un paraíso.

Un paréntesis para la receta. (Ponemos a calentar en una sartén pequeña y antiadherente aceite abundante. Cascamos los huevos y los echamos a la sartén. Los sazonamos con sal, y con una cuchara sopera o con una rasera vamos recogiendo el aceite de los lados y lo vamos echando por encima, de forma que vaya cubriendo y friendo las yemas hasta que queden de color blanquecino, pero sin que se endurezcan. Las claras han de quedar doraditas. Una vez tengamos los huevos fritos, los retiramos de la sartén con la rasera. Los dejamos escurrir y los llevamos al plato.)

Los cuestionarios que Juan Manuel Santos está respondiendo en extenso y con regadera por todos los medios, con motivo de su tercer año en la Casa de Nariño, calentando los tres huevos heredados de su antecesor y con un tres raspado de calificación a su gestión, confirman la regla. Me puse en la tarea de revisarlos y, sin mucho escudriñar, encontré evidencias como estas: “Mi mayor logro es tener la certeza de que estamos transformando a Colombia”; “en estos años hemos logrado la inflación más baja de nuestra historia”; “hemos hecho una verdadera revolución en infraestructura”; “nunca antes ha habido un gobierno apoyando tanto la cultura, incluso la salud”; “hemos dado los golpes más contundentes en su historia a los grupos al margen de la ley”; “hemos creado más empleo que cualquier otro país de América Latina”; “por primera vez en Colombia hemos puesto en marcha una verdadera política de seguridad ciudadana”…

Seguridad ciudadana… ¡Ups!, se me atrancó una yema. A lo mejor la receta indicada es la de los huevos revueltos.(Ponemos dos pulgares de mantequilla en una sartén sin calentar. Abrimos los huevos y los vertimos en un bol, agregándoles sal y pimienta al gusto  si los prefieren con queso, se le añaden unas lonchasy batimos con un tenedor hasta que los huevos se licúen pero sigan espesos, y el queso siga siendo queso. Prendemos el fuego en bajo y movemos la sartén para que la mantequilla se esparza por toda la superficie. Vaciamos el batido y con una cuchara de madera vamos empujando todo hacia el centro para que no se quemen los bordes. Les añadimos un chorrito de leche, revolvemos suavemente y listos para servir).

Me siento frente a mis huevos revueltos —recordar que son tres— y pienso que nada tan diferente al país que ven los gobernantes como el país que vivimos los habitantes. Aunque reconozcamos sus esfuerzos, seamos optimistas, nos aferremos a la esperanza, la cotidianidad nos hace zancadilla. Conocemos, con nombres propios, personas que están desempleadas, que perdieron sus ahorros en Interbolsa, que no logran que Colpensiones les entregue la jubilación que les pertenece, que han sido víctimas de atracos, desplazados por la violencia, prisioneros de muros invisibles, ignorados por el Estado, que ven afectada la salud por culpa de las ineficientes EPS…

Seguridad ciudadana… ¡Ahj!, se quemaron por los bordes. ¿Servirá entonces la receta de los huevos rotos? (Se parten en tiritas cinco papas y tres lonchas de jamón. Se salan las papas y se echan en una sartén con aceite caliente hasta que doren. Luego, en el mismo aceite, se ponen a freír tres huevos, también con sal. Y, por último, el jamón. En una bandeja alargada se distribuyen las papas en montañita, se ponen encima los tres huevos filados y se coronan con las tiras de jamón. De ahí, derecho al paladar).

Me siento frente a mis huevos rotos —tres,forever— y pienso en lo salada que está la figura de la reelección, en lo poco sazonadas que están las conversaciones de paz, en lo quemados que están los choques entre uribistas y santistas y pienso, además, que mientras el binomio gobierno-oposición siga girando alrededor de los tres huevitos que puso la gallina Doña Rumbo, cuando Álvaro Uribe era presidente saliente y Juan Manuel Santos candidato-comadrona, la política colombiana no logrará sacudirse las plumas, ni salir del corral para sintonizar a sus dirigentes con el pueblo. El peligro es que llegue la comadreja y nos deje sin huevos para freír, revolver o romper. Ahí sí, para qué recetas, Colombia será una inmensa tortilla.

COPETE DE CREMA: A no ser la de los huevos a La Cubana que llevan siete meses degustando De la Calle y Márquez y sus amigos. (En una sartén calentamos una cucharada de aceite y sofreímos una cebolla y un pimiento verde, previamente cortados en rodajas. Cuando la cebolla se empieza a dorar, ponemos la maicena en un cazo y la mezclamos con un poco de leche hasta lograr una pasta uniforme. La vertimos en el sofrito y la dejamos hervir sin dejar de remover hasta que espese. Agregamos unos tomates rallados y un poco de sal y pimienta. Bajamos el fuego y tapamos la sartén para que siga hirviendo por diez minutos más, removiendo de vez en cuando. Aparte cocemos los huevos. Los dejamos enfriar, los pelamos y los cortamos en dos. Los organizamos en una fuente con la yema hacia abajo y encima vertimos la salsa anteriormente preparada, adornada con un poco de perejil. Se sirven sobre arroz). Me siento frente a mis huevos a La Cubana y pienso que de huevos ya estamos, ¡hasta las orejas!

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