¿Y dónde están las Vacas?

¿Y dónde están las Vacas?

Por: Fernando Jaramillo Ramirez
agosto 08, 2013
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La localidad No 2 de Bogotá que sirvió para que las familias prestantes de la ciudad construyeran sus viviendas luego de la violencia del bogotazo, y que hasta hace dos décadas atrás se proyectaba como una de las zonas de tradición arquitectónicas en la capital, hoy día se ha convertido en la zona donde se mueven gran parte del comercio urbano y los negocios financieros y bursátiles del distrito.

Dentro de ese comercio urbano que se mueve en Chapinero, se encuentra también el comercio sexual que involucra el tráfico de drogas y la trata de blancas, hechos que se encuentran puestos en escena en la obra “Donde están las Vacas”, que por estos días se presenta en el Teatro Barraca en el sector de Galerías.

“Donde están las Vacas” narra la historia de una pareja de jóvenes (Shago y Vilma), que luchan por sobrevivir en la oscuridad del entorno que los rodea y del que ambos hacen parte. Ella ejerce la prostitución y el vende drogas ilícitas, actividad que es aprovechada por don Germán, un hombre acaudalado, quien por su buena apariencia y buen vestir es considerado como una persona de bien, a quien todos respetan en el barrio, pero que en realidad es el jefe de una banda internacional dedicada a la trata de blancas y la industria del porno, en donde ingenuamente caen los dos protagonistas de esta obra.

Mucho de las escenas que los espectadores pueden apreciar en esta obra de teatro, forman parte de la realidad de Chapinero, más exactamente en la zona que va desde la calle 53 hasta la calle 72 entre la Avenida Caracas y la Carrera Séptima, donde la rumba nocturna se mezcla con la prostitución, la venta de estupefacientes y licor adulterado, ingredientes favoritos de quienes se aprovechan de la situación de quienes buscan sobrevivir en una ciudad bastante costosa, para hacer de la ilegalidad la actividad perfecta y enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno.

Ulises González director de esta obra teatral, supo interpretar la realidad que se vive tras una noche de rumba y placer en Chapinero, y narrarlo a través de las vivencias de una pareja de jóvenes de pocos recursos que se introducen en negocios oscuros para sobrevivir con los pocos recursos que le deja, en primer lugar a Vilma, el prostituirse en una de las esquinas de esta zona, y a Shago (Santiago) su esposo, un joven ingenuo quien ve en don Germán una especie de ángel guardián, lo que no le permite imaginarse cuáles son sus verdaderas intenciones.

De esta manera el Teatro Barraca da a conocer al público bogotano la puesta en escena de esta obra que una vez más, como muchas de las producciones que en él se presentan, refleja la realidad oscura que se vive en una de las zonas de tradición en la capital ante los ojos de la sociedad que prefiere callar y convivir con ella, mientras promueve un discurso con el que defiende la moral y el buen comportamiento, pero que a la vez disfruta de todo los ingredientes que se mueven en el mundo de la ilegalidad en la localidad de Chapinero.

Fernando Jaramillo Ramírez

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