Yo no soy el mejor versado, pero si me agrada mucho leer sobre política y en esta convalecencia me dio por leer todas las propuestas de los candidatos en contienda. En mi opinión, de todos los candidatos, el único que de verdad propone un cambio radical para el sistema político y económico en Colombia es Gustavo Petro. Yo, como una gran mayoría de los colombianos, solo opinaba de él por la pobre información que otorgan nuestros medios de comunicación amañados e interesados en que la derecha continúe en el poder y siga otorgando los beneficios contractuales (léase económicos) que hasta ahora han recibido.
Todos los demás, y si, son todos, heredan de una u otra forma el testigo de la clase política tradicional que viene repartiéndose el país como una torta desde los tiempos del frente nacional. Siempre que estudio algo de historia política colombiana, llego a ese evento que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país, una nación supuestamente libre y republicana.
La gran mayoría de naciones en Latinoamérica pasaron por procesos de férreas dictaduras que, una vez liberadas de ellas, dieron un vuelco a su sistema político y económico que, o los puso en mejor posición, o los sumió en una crisis de la que algunos aún no se recuperan, pero colombia tuvo una solución bastante cuestionable y que es aún hoy el causante de nuestros problemas de corrupción: el frente nacional. Desde estos días los mismos heredan el poder a sus hijos políticos tratando de conservar los privilegios que desde entonces vienen amasando. El narcotráfico y la guerra con las guerrillas fue la excusa perfecta para ocultar a la opinión pública esa repartición del país.
Si el gobierno hubiese tenido una decisión verdadera de acabar con las guerrillas y el narcotráfico en los 70, 80 e incluso los 90 hubiese sido posible y este hecho le hubiera otorgado a Colombia beneficios económicos importantísimos similares a los que tuvo Venezuela por estas épocas. Con todo y la evidente diferencia en reservas petroleras que tienen ambas naciones) pero de hacerlo, no se habrían podido consolidar las diferencias económicas de las cuales hoy gozan los grandes terratenientes y esta brecha social enorme no habría podido ser.
Colombia es una nación con gran capacidad de producción agrícola, energética, científica y tecnológica, la cual invierte muy poco de su PIB en estos ítems, convenciendo al pueblo campaña tras campaña que temas como la seguridad, la búsqueda de yacimientos petroleros y la “inversión social” son los temas más urgentes. Actualmente la gran cantidad de recursos que tiene la nación provienen de la explotación de hidrocarburos y de la minería (tanto legal, entregada a los extranjeros y la ilegal) siendo esto una evidente bomba de tiempo, pues tarde o temprano estos recursos se acabarán y cuando esto pase, de no tener un plan alterno, situaciones como la venezolana no serán tan descabelladas.
Gustavo Petro hasta ahora es el único candidato que propone un cambio de paradigma, donde la incursión en otras tecnologías y la migración de un país extractor de recursos naturales a un país productor de alimentos, energías limpias, ciencia y tecnología nos lleve al siguiente nivel.
No creo que él solo pueda lograrlo. Los países nórdicos han logrado su tremendo avance social gracias a que estas políticas son políticas de estado que prevalecen independiente de quien llegue al poder ejecutivo en cada periodo y por qué tienen una cultura de 0% de tolerancia a la corrupción.
Para que Petro pueda sentar las bases de esta nueva Colombia necesita, adicional a su triunfo en estas elecciones, un congreso dispuesto a debatir en torno a esta idea y decida apoyar su visión, además de una nación decidida a dar este paso y actuar en consecuencia al mismo.
Para lograrlo, lo primero que debe pasar es proponer los debates sobre si esta visión es factible para nuestra nación con argumentos serios tanto en pro como en contra y dejando a un lado los apasionamientos y enfrentamientos que son tan comunes en épocas de campaña.
Quedo bastante clara mi posición para estos comicios. Ojalá que sea similar los de otros colombianos.
Finalizó pidiendo a quien llegue hasta aquí que lo mejor es votar por programas de gobierno más que por el proponente. Es lo más objetivo.
Vote por quien quiera, pero vote.
Fin de la encíclica.
