Al frente de la organización del concierto de la famosa banda Metallica, el 2 de mayo de 1999 en Bogotá con 100 mil asistentes en el Parque Simón Bolívar, estuvo Fuerza de Paz, pequeña empresa fundada por El Pote, como le dicen a Edgar Cardona, un rockero apasionado que hizo parte de Sangre Picha, banda bogotana de los años 90, y ahora es exitoso empresario en la industria del entretenimiento como dueño de Logística 911.
Logística 911 – Hacemos las cosas con pasión
Después de la experiencia con Metallica, El Pote comprendió la grandeza de esa industria y decidió crear Logística 911 para competir con calidad y buen servicio en ese mercado que había conocido desde los 20 años cuando un amigo lo invitó a ver a los integrantes de Sangre Picha durante uno de sus ensayos en un garaje.
En aquella época, el baloncesto, el voleibol, el grupo de teatro, la coral, la tuna, seis amigos, la pasión por la música, el rock y el heavy metal era lo que movía a Edgar Miguel Cardona Jamaica, bogotano nacido en la San Pedro, criado en el barrio Bosque Popular de la Localidad de Engativá, estudiante medio vago y recochero del colegio Distrital Jorge Eliécer Gaitán.
De Edgar Cardona también se sabía que era malo para el fútbol y soñaba con ser músico en una gran banda. Esa aspiración compartida con cientos de jóvenes de esa generación, lo acercó y facilitó la amistad con Alexander Salazar el guitarrista; Juan el bajista; César el vocalista y José Ruiz el baterista de Sangre Picha.
Cardona cuenta que, el nombre de Sangre Picha lo inspiró el tricolor de la bandera de Colombia con el amarillo representando el oro, el azul el cielo y el rojo la sangre de los patriotas, pero los roqueros con su característica irreverencia, consideraban que esa sangre estaba manchada porque los extranjeros llegaron a imponer su cultura y por lo tanto era una sangre picha, es decir dañada, podrida, rancia.
Sangre Picha no era la única banda. En las décadas de los 80 y 90 existían otros grupos como Pestilencia, Masacre, Inri y Necrofilia, entre otras, muy buenas y las distinguían como los de la Estrada, las Ferias, Normandía y Bosque Popular que vivían la verdad dura de la calle y encontraron en el rock una forma de expresarse.
El roquero mal músico y buen administrador de la banda Sangre Picha
Después de ser amigo de los integrantes de la banda, mal músico y empezar a estudiar Licenciatura en Tecnología en la Universidad Pedagógica para poder trabajar y ganar dinero, Cardona se apersonó de la parte administrativa y logística de Sangre Picha.
Así se le ocurrió la idea de conseguir mejores y dignos escenarios para el rock y no solo garajes, sótanos y parqueaderos subterráneos usados como tarimas para los ensayos hasta ese momento en las décadas del 80 y 90 en la capital del país.
En su búsqueda de horizonte y dinero, El Pote, como le dicen y conocen sus amigos hasta hoy porque tenía sobrepeso, también había aprendido a instalar circuitos cerrados de televisión con una empresa de seguridad y como eso era lo último en guaracha, lo buscaban las grandes empresas.
Andando en ese mundo, El Pote tuvo la oportunidad de conocer a Bertha Quintero y al también empresario del entretenimiento Julio Correal, quien en aquel entonces era el manager de la banda Aterciopelados y su famosa Andrea Echeverri, la Florecita rockera de siempre.
Correal y Bertha Quintero, subdirectora de Fomento, Cultura y Turismo de Bogotá, en ese momento estaban poniendo en marcha el programa de Salas Concertadas, estrategia de apoyo y coexistencia para todos aquellos grupos y bandas radicales de la época con algo en común: la música y la decisión de concertar entre ellos para participar.
En torno a la rumba, la universidad y el trabajo giraba la vida de El Pote y después de conocer a Correal y Quintero, comenzaron a hacer eventos con boletas que vendían a 10 y 15 mil pesos cada una. Así, cada vez más grupos y bares necesitaban de ese tipo de organización y logística para darles oportunidades a los roqueros de divulgar su arte.
Es que al hacer posible ese reto, entran en juego aspectos jurídicos, financieros y publicitarios, entre otros, para que todo funcione. Los empresarios de esta industria del entretenimiento como El Pote bien saben que sus empresas empezaron como en los circos, haciendo todas las labores, montando carpas, vendiendo boletas, cobrando, fritando maíz pira, barriendo, limpiando los baños y desmontando todo al final.
De las Salas Concertadas al primer Rock al Parque, la gran oportunidad
El Pote y muchos otros que estaban dando sus primeros pasos en la organización de conciertos también vieron cómo Julio Correal, Bertha Quintero y Mario Duarte hicieron parte de los muchos que impulsaron la creación de Rock al Parque, un evento icónico de la ciudad.
El primer festival Rock al Parque se realizó en Bogotá entre el 26 y 29 de mayo de 1995 en la Media Torta, el Parque Simón Bolívar y el Olaya, con tres tarimas simultáneas y los mejores grupos se presentaron en la Plaza de Toros la Santamaría.
Sin dejar pasar la oportunidad, El Pote les propuso a Correal, Quintero y Duarte hacerse cargo de la logística y la seguridad de Rock al Parque. Le pagarían en plata y no con cerveza como le ocurrió en sus comienzos, firmaron el contrato y montaron la primera empresa que se llamó Fuerza de Paz.
En ese primer Rock al Parque, El Pote con su Fuerza de Paz esperaba atender a 5.000 personas, pero llegaron 15 mil roqueros al Simón Bolívar que formaron una especie de tsunami humano y rompieron los muros de contención.
Para calmar los ánimos de los asistentes, a Julio Correal, el más experimentado, se le ocurrió llamar a los bomberos para que les echara agua a los enardecidos seguidores de las diferentes tribus urbanas y poder arreglar el muro. Así nació, siguió y se institucionalizó la lluvia de los bomberos en el festival Rock al Parque.
Desde entonces, para El Pote, mucha agua ha corrido bajo los puentes. Son ya más de 30 años vinculado a la industria del entretenimiento, a organizar conciertos y recibir reconocimientos por su labor desde que creó Fuerza de Paz y ahora cosecha los frutos y sigue creciendo con Logística 911.
La compañía productora y organizadora de eventos Logística 911 comenzó con 5 personas en nómina a los que llamaban los G5, capaces de contratar entre 200 y 1.000 personas según el tamaño del espectáculo que debían organizar logísticamente.
Le puede interesar: Un viaje alucinógeno a Rock al Parque
Hoy, con muchas millas acumuladas y sedes en México, Panamá, Ecuador y Estados Unidos, Logística 911 tiene una nómina de más de 100 personas, organizan un promedio de 6,5 eventos diarios en diferentes escenarios como el Movistar Arena, el Coliseo MedPlus y ciudades como Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín, que han convertido al Pote en un exitoso empresario roquero de corazón.
